La Antártida está perdiendo el hielo equivalente a 36.000 millones de elefantes. Cada año

¿A qué velocidad se está produciendo el deshielo de la Antártida? A menudo las dimensiones del fenómeno, como muchos otros asociados al cambio climático, son tan gigantescas, y tan consecuentes sólo en el largo plazo, que resulta complejas entenderlas. Aquí va una cifra: el continente helado está perdiendo unos 250 gigatones de hielo al año. ¿Pero cómo se compara eso a escala real, a algo tangible?

El estudio. El dato lo ofrece el último estudio significativo sobre la evolución del hielo antártico. Gracias a las imágenes tomadas por los satélites Landstat durante los últimos 40 años y a las exploraciones aéreas del proyecto Operation BridgeIce de la NASA, los investigadores han podido realizar una comparación visual de la masa de hielo presente en el continente década a década. Siempre ha ido a menos.

Elefante. ¿Cuánto? Pensemos de nuevo en el gigatón. La medida equivale, más o menos, a 1.000 millones de toneladas. Entre 1979 y 1990 el estudio calcula que la Antártida perdió alrededor de 40 gigatones. El proceso se aceleró dramáticamente en la siguientes décadas. Entre 2009 y 2017 el continente derramó 250 gigatones al año. 250.000 millones de toneladas. Es una cifra tan grande que cuesta acotarla en la imaginación.

Un pequeño juego: un elefante puede pesar unas 6,8 toneladas. Pensemos en la Antártida vertiendo 38.000 millones de elefantes, el mamífero más grande de la Tierra, al año. Esa es la escala del problema.

Estimaciones. La NASA ofrece un seguimiento casi instantáneo de las pérdidas de hielo mensuales en la Antártida. Según sus cálculos, la media de gigatones disueltos en las aguas oceánicas es de 127 al año desde 2002. El estudio publicado ayer presume de ser el más concienzudo hasta la fecha gracias a la amplia base de datos analizada. Las cifras varían, pero son inequívocas: la Antártida se está desintegrando poco a poco.

Qué hacer. La situación del Ártico es aún peor (la NASA cifra en 280 gigatones el hielo evaporado anualmente en latitudes septentrionales). ¿Solución? Hace poco comentamos una de particular ambición: un muro subterráneo que impidiera a las cálidas corrientes oceánicas erosionar aún más las plataformas heladas. Para el Ártico, otros científicos han llegado a proponer aerogeneradores que bombeen agua fría a la superficie.

El largo plazo. La Antártida vierte al océano alrededor de un tercio del lago Eerie, en América del Norte, uno de los más grandes del planeta. Sabemos que la mayor parte del hielo que amenaza a la humanidad se contiene en torno a las aguas y tierras del Polo Sur. Y que a largo plazo, el deshielo (cada año más agudo) supondrá un problema creciente a las poblaciones costeras. Y no hay expectativas de revertir el proceso.

Imagen: NASA Goddard

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