Apple ya no es la compañía más rentable del planeta. Tal honor corresponde desde ayer mismo a Aramco, la empresa estatal saudí encargada de la producción de sus vastas reservas de petróleo. Aramco amasó 99.000€ millones de beneficios netos durante el curso pasado, más que la suma conjunta de los declarados por Alphabet, JP Morgan Chase, Facebook y Exxon Mobil. Tan exorbitante cantidad no es nueva: simplemente la hemos conocido ahora.
¿Qué? Fundada bajo el paraguas de diversas petroleras estadounidenses, Aramco pasó a manos del gobierno saudí a mediados de los setenta. Desde entonces cerró sus cuentas a la inspección pública: controlada por Arabia Saudí en su totalidad, Aramco se convirtió en uno de los actores más determinantes de la industria. No en vano, ostenta el monopolio absoluto de las mayores reservas de petróleo del mundo.
Y los explota a conciencia. Sus cifras, eso sí, eran un misterio. Hasta hoy.
Los números. Son alucinantes, e ilustran hasta qué punto Aramco es la empresa más descomunal del capitalismo moderno.
- Extrae más de 10 millones de barriles diarios, la totalidad de la producción saudí. Son cifras inalcanzables para sus competidores: Exxon Mobile se queda en los 3,8 millones.
- Su volumen de facturación supera los surrealistas 321.000€ millones.
- Está fuertemente gravada y representa el 60% de los ingresos fiscales saudíes. Aramco reparte más de 160.000€ millones en impuestos, dividendos y derechos de explotación.
¿Por qué ahora? Porque Aramco opera un negocio simple: extrae petróleo, lo procesa y lo vende a terceros actores necesitados de fuentes de energía. Un tercio de su producción se destina al consumo local. El resto se exporta. Pero no va más allá. La compañía tiene un rol marginal en el gran teatro de la energía global, empequeñecida por la acción transversal de gigantes como Shell, BP, Chevron o Total.
A medio plazo es un problema. Es probable que la demanda de petróleo decaiga en beneficio de otras energías. Y Aramco (Arabia Saudí) necesita diversificar sus fuentes de ingresos. Cuando el barril de brent se desplomó en 2016, sus beneficios se redujeron a unos 13.000€ millones.
Salida a bolsa. ¿Cómo? Atrayendo inversión privada. Arabia Saudí tanteó la posibilidad de vender el 5% de Aramco en una salida a bolsa local e internacional. No fraguó. Los planes se han retrasado a 2021. Por el momento, Aramco desea emitir bonos por valor de 60.000 millones de euros. Su objetivo es adquirir la petroquímica Sabic, también de titularidad pública, en aras de iniciar la ansiada diversificación.
De ahí que sus cuentas se hayan hecho públicas esta semana.
Problemas. ¿Por qué necesitaría Arabia Saudí subastar parte de tan descomunal fuente de ingresos? Porque Aramco está extraordinariamente gravada, reparte altísimos dividendos entre la élite saudí y saca un rendimiento neto limitado por barril. La compañía obtiene 26$ por unidad, frente a los 31$ de Total y los 38$ de Shell (pese a que sus gastos de extracción y producción son mucho menores).
Es decir, gana un volumen obsceno de dinero. Pero aún no el suficiente.
Sospechas. De ahí que Moody's haya calificado su deuda por debajo de la valoración máxima. Aramco sigue siendo demasiado opaca en su reparto de dividendos y sostiene a la práctica totalidad del estado saudí. Son factores de riesgo en caso de que, como sucedió hace algunos meses, el régimen de Mohammed Bin Salman caiga en desgracia. Cuestiones clave para que los inversores internacionales se interesen por Aramco.
Imagen: John Moore/GTRES
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