Hasta ahora, los ciclos informativos en torno al coronavirus han tenido dos fases diferenciadas. Durante los primeros meses del año el centro de la pandemia se ubicó en China y en sus países adyacentes. A partir de marzo, la atención viró a Europa. Poco después, fue el turno de Estados Unidos. Hasta bien entrada la primavera, parecía un problema occidental, prevalente entre los países ricos.
Es algo que podría estar a punto de cambiar.
Récord de casos. El pasado 3 de junio se registró el mayor número de casos positivos en todo el planeta. Más de 130.000, en una tendencia al alza apuntalada desde hace semanas. No se debe ya a Europa, encaminada a una desescalada gradual y a un mayor control de la epidemia. La clave ahora se encuentra en Latinoamérica, África y el sudeste asiático. En países como India, Brasil, México, Bangladesh, Sudáfrica o Egipto.
Las cifras. Un vistazo a las estadísticas globales de la pandemia lo ilustra. El número de casos semanales en Brasil es ahora mismo el más alto del mundo (176.000). Rusia (62.000, y con la sospecha de cifras falseadas), India (60.000), Perú (41.000), México (24.000) o Sudáfrica (13.000) copan lo alto de la tabla junto a Estados Unidos (150.000), a su peculiar ritmo. Son números que llevan creciendo varias semanas.
En contraste, Francia (3.300), Alemania (2.800) e Italia (2.200), antaño tres de los países con mayor número de casos, están reduciendo sus cifras rápidamente.
Los fallecidos. Similar cuadro sugieren las cifras de mortandad. Brasil y México son los dos países que más fallecidos han declarado durante los dos últimos días (1.492 y 1.092 respectivamente). En cuarta posición se encuentra India (275). Los números absolutos son algo tramposos: son países con poblaciones por encima de los 120, los 200 y los 1.000 millones de habitantes. ¿Qué hay del número de muertes per cápita?
Para observar la tendencia, lo mejor es acudir al número de muertes/millón día a día. Los gráficos de Our World in Data son muy útiles para ello. Mientras en Europa todos los países han reducido su número de fallecidos diarios (España con cierta confusión estadística), Brasil, México, Bangladesh o Egipto no han aplanado su curva. El volumen de fallecidos está aumentando. La epidemia se está expandiendo.
El crecimiento. Otro gráfico ilustrativo para entender el largo plazo: el aumento o descenso de la mortalidad cada dos semanas. Mientras en Francia, Alemania, Italia o incluso Estados Unidos el número de fallecidos ha descendido un 61%, un 51%, un 52% o un 29% respecto a las dos semanas previas, en México, la India, Egipto, Sudáfrica o Bangladesh ha aumentado un 70%, un 62%, un 100%, un 130% o un 78%.
Lo mismo se puede decir de Chile (+152%), Colombia (+77%), Nepal (+133%) o Bolivia (76%). Pero el mapa es significativo: en los países pobres o en vías de desarrollo las muertes están subiendo (en rojo); en los ricos, bajando (en azul). El centro de la epidemia está cambiando y se está desplazando a regiones más vulnerables. Por el momento y en números brutos, eso sí, el impacto del coronavirus sigue siendo mucho mayor en Europa y EEUU que en el resto del mundo.
Problema (I). Es una noticia alarmante. Sabemos que el virus es más letal en función de una serie de factores. La edad es uno de ellos (afecta a las personas más viejas), pero no el único determinante. La asistencia sanitaria o las condiciones de salud previas pueden determinar si una persona vive o no. En México o Brasil entre el 15% y el 25% de fallecidos tiene menos de 50 años. En España, el 86% tiene más de 70.
Personas que podrían salvarse en, pongamos, Alemania, quizá no lo hagan en Bangladesh. Hay más población expuesta. El riesgo es mayor. Es algo sobre lo que la OMS lleva alertando meses.
Problema (II). Algunos países pobres confinaron muy pronto, respondieron al virus con enorme efectividad. Habían lidiado con otras pandemias y eran muy conscientes de sus vulnerabilidades. Pero también han optado por desescalar y levantar restricciones pronto, ante la levedad de la pandemia. El caso de Pakistán es significativo: tras prevenciones tempranas, abrió el país coincidiendo con unas festividades religiosas.
Desde entonces el número de positivos se ha triplicado, y no sólo porque se estén haciendo más tests (un 23% de positivos frente a un 11,5% hace semanas). Las autoridades pakistaníes parecen ahora menos proclives a confinamientos o restricciones duras. Justo cuando lo peor de la epidemia podría llegar.
Imagen: Our World in Data
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