Del llanto de las focas a la negación de las ballenas: así velan la muerte los animales

Que los animales tienen emociones es algo que se ha mantenido desde la antiguedad, y tuvo su primera tesis dedicada en La expresión de las emociones en el hombre y en los animales de Charles Darwin, pero pese a la curiosidad que despiertan este tipo de vínculos el acercamiento científico siempre ha sido más neurológico que psicológico. Precisamente por eso sigue habiendo aspectos que se nos escapan, como por ejemplo la forma en la que los animales se enfrentan a la muerte de un ser cercano.

Las emociones en animales no se limitan a los perros o los primates, de hecho se ha demostrado que hasta las abejas y los cangrejos pueden mostrar sentimientos similares a los nuestros como ansiedad o miedo, pero lo que entendemos como luto por la pérdida sólo se manifiesta en ciertas especies y, además, lo hace de formas tan sorprendentes como estas.

La negación en los delfines

Son conocidos por ser uno de los animales más inteligentes de nuestro planeta, capaces de crear vínculos especiales con los humanos como si de una parte más de su manada se tratase. Sin embargo su reacción ante la muerte es mucho menos lógica, más pasional y profundamente desgarradora.

Tras la pérdida de un miembro de la familia, sea una pareja o descendencia, los delfines pasan por una fase de negación en la que pueden remolcar el cuerpo inerte durante días, manteniéndolo a flote para evitar que se hunda en las profundidades.

Primates enterrando cuerpos

La similitud de nuestra raza con la de los primates va más allá de lo que conocemos y en el caso del duelo los simios actúan de una forma similar a como lo haríamos nosotros. Mientras que una madre puede cargar con su cría fallecida durante días, el resto del grupo la acompañará mostrando su apoyo, siendo estos más conscientes de la inevitable situación.

Gracias al lenguaje de signos algunos primates han mostrado sensación de tristeza o negación frente a la muerte, mientras que aquellos menos adiestrados reflejan ese sentimiento intentando insuflar vida a los perdidos y, eventualmente, incluso enterrando el cuerpo para protegerlo.

La infinita fidelidad del perro

Aquellos que tienen perro saben hasta qué punto son animales familiares, protegiendo a los miembros cercanos y preocupándose por ellos cuando notan que algo no va bien. Aunque la situación varía de un perro a otro, a menudo aquellos que sufren una pérdida cercana muestran signos de depresión como pérdida de apetito o desazón.

Sin embargo la forma en la que los perros afrontan la muerte todavía presenta varios enigmas hasta el punto de desconocerse si realmente entienden la situación. Mundialmente conocidos son los casos de perros como Hachiko, que acompañando cada día a su amo a una estación de tren, permaneció allí esperando su llegada durante nueve años en vez de afrontar la pérdida.

Ballenas que dejan de comer

Como en el caso de los delfines, las ballenas pasan por un duelo en el que entran en un estado de negación que puede durar días y, a menudo, incluso poner en peligro su salud y seguridad. Centrándose en mantener a flote al ser perdido, balanceándolo con el morro para colocarlo en una posición de nado normal o incluso transportándolo en sus fauces, los miembros más cercanos cesan de navegar y cazar mientras el resto del grupo nada en círculos alrededor protegiendo al cadáver y a los compañeros de este.

Los elefantes también reconocen cráneos

Considerados animales inteligentes capaces de demostrar rasgos como la empatía o la cooperación, los elefantes cuentan con uno de los ritos funerarios más sorprendentes de la naturaleza, y lo realizan independientemente de la relación con el fallecido.

Son los únicos seres además de los humanos capaces de reconocer un cráneo de su especie, así que al toparse con un cadáver las manadas suelen detenerse a reconocerlo, toquetear sus huesos o incluso intentar taparlos con tierra y hojas. Si la pérdida es de un miembro cercano, se mantienen junto a él o intentan arrastrarlo hasta que entra en estado de putrefacción.

Las reverencias de las girafas

La de las girafas es otra de esas especies de mamíferos que, sin entenderse hasta qué punto son capaces de conceptualizar la muerte, muestran evidentes signos de interés tras la pérdida de un ser querido. El estudio de su luto ha mostrado que en la mayoría de ocasiones el miembro más cercano se mantiene al lado del cuerpo durante días, a veces arrodillándose ante él con una reverencia que raramente utilizan a no ser que estén alimentándose o bebiendo. Tras la muerte, abandonan la habitual necesidad de pertenencia a una manada y pueden pasar días en solitario acompañando al cadáver.

Gatos: más emocionales de lo que dice el mito

Aunque la independencia de los gatos frente a miembros de su misma especie o dueños podría indicar que sus sentimientos son distintos a los de otros animales, lo cierto es que su respuesta ante la muerte es similar a la que podría tener un perro.

Mostrando signos de estrés, pérdida de apetito o rechazando de forma permanente las actividades que comúnmente le entretienen, los gatos también pueden pasarse semanas manteniendo rituales de maullidos constantes.

El desgarrador llanto de las focas

Ya sea frente al cuerpo inerte de una cría o ante la desaparición de un ser querido por culpa de la caza o el ataque de otro depredador, las focas y otras especies similares afrontan el duelo llorando, a veces durante días, en rituales captados por las cámaras que son capaces de ponerle mal cuerpo a cualquiera.

Los cuervos, detectives del mundo animal

El caso de la muerte en los cuervos es probablemente el más curioso que podemos encontrar entre las aves, muy alejado del canibalismo presenciado en otras especies como las palomas. Aunque no hay signos evidentes de duelo, estos curiosos pájaros sí son capaces de reconocer la muerte y actuar en consecuencia.

En concreto lo hacen en forma de detectives, analizando las posibles causas de la muerte y reconociendo facciones de personas que puedan estar relacionadas con la misma. Así, serán capaces de reconocer qué humano puede convertirse en una amenaza para evitarlo o incluso atacarlo.

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