¿Os acordáis de esos cementerios de bicicletas que aparecieron en 2018 después de que estallara la burbuja de las bicis compartidas en China? Podría estar ocurriendo de nuevo. En un lugar remoto de la provincia de Chongqing, miles de coches descansan eternamente. Las hierbas sin cortar han comenzado a trepar por la superficie metalizada de lo que hace poco fue una remesa de coches eléctricos con aspiraciones comerciales. Sí, tal espectáculo visual es un cementerio de EVs.
Pero para entender cómo acabaron ahí todos ellos, hay que conocer la historia del gigante chino de Internet Baidu y Panda Auto. Se trata de un operador de alquiler de vehículos eléctricos del fabricante Lifan Group. Juntos lanzaron en 2018 el primer programa piloto de vehículos autónomos compartidos de China. Durante los primeros meses, desplegaron seis vehículos autónomos. El resultado fue decepcionante.
Desde entonces, Panda Auto no ha podido reembolsar los depósitos de los usuarios dentro del período de tiempo acordado. Principalmente, debido a una crisis financiera que vivía la automovilística Lifan, adquirida por Geely Auto Group el año pasado después de acumular deudas de más de 4.000 millones de euros. En febrero de este año, Panda Auto cerraba en medio de una ruina sin precedentes.
La startup de tecnología de automóviles eléctricos se declaró en quiebra. Esto explica cómo lotes enteros de vehículos Lifan 330 EV 01 se pudren en los descampados de Chongqing. Ya parece algo común en China. Los coches eléctricos no vendidos se han convertido en otra reliquia del consumismo abandonado a la oxidación y la putrefacción.
Otro gran cementerio de coches "descartados"
No es la primera vez que se ve algo similar en el país asiático. También varias fotografías mostraban al mundo otro paraje en el que yacían miles de coches eléctricos abandonados junto a un río a las afueras de miles de Hangzhou. En este caso, pertenecen a una empresa de alquiler de coches eléctricos llamada Microcity, que se describe a sí misma como “líder en coches compartidos". Aunque suene a chiste.
Según la compañía, estos vehículos todavía están en uso, pero algunos medios chinos explicaban que al usar la aplicación, no pudieron ubicar ningún automóvil disponible cerca. Un residente de la zona contaba incluso en un reportaje que la compañía le ha estado pagando más de 4.000 euros al año para estacionar los vehículos en su terreno.
Microcity no es más que otra de las cientos de empresas de coches compartidos que han aparecido en los últimos años y que han desplegado miles de unidades en China. Su crecimiento se desencadenó, en parte, al sacar provecho de la economía colaborativa y la abundancia de esta tecnología en el país, gracias a los fuertes subsidios gubernamentales para los fabricantes de nueva energía. Pero la realidad es que parece haber sido un viaje lleno de baches hasta ahora, ya que varias startups de coches compartidos han quebrado en los últimos años.
Imágenes: gregabandoned
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