Este artículo ha sido actualizado el 25/09/2017.
Alemania se ha despertado hoy con un nuevo partido de extrema derecha sentado en el Bundestag, la cámara baja de representantes del país. El hecho es inédito y no sucedía desde que el fin de la posguerra, en los sesenta, envolviera en un tabú inaccesible la existencia de la extrema derecha en el país que alumbró el nazismo. Pero seis décadas después Europa ha cambiado, y con ella Alemania. Y por eso, Alternativa para Alemania ha cosechado un éxito electoral incomparable, inédito y preocupante.
¿Pero quién está detrás de un partido de reciente fundación cuyo discurso político se ha articulado primero frente al rescate de Grecia y después frente a la acogida de más refugiados por parte de Alemania? Durante décadas, la idea de "extrema derecha" se ha alejado del espectro político habitual de Alemania. Hoy, al igual que en el resto de países de la unión, ha sucedido lo que, a priori, era complejo: que un partido cuyo discurso xenófobo obtenga triunfos electorales.
Su lectura, como casi siempre en estos casos, es más compleja que la mera evocación étnica. En el crecimiento de Alternativa para Alemania se funden otros factores ya presentes en más países europeos, pero que sólo ahora han aflorado en Alemania: perdedores de la crisis huérfanos de representación, cambios en el sistema de partidos tradicional, un hueco electoral vacío presto a discursos de cariz nacionalista, y un generalizado desencanto con las instituciones locales y europeas. Alternativa para Alemania se enmarca dentro de la tendencia, ¿pero cuáles son sus características?
¿De dónde y cuándo surge AfD?
Al igual que otros partidos europeos de extrema derecha, la corta historia de Alternativa para Alemania (Alternative für Deutschland, AfD por sus siglas en alemán) es un relato de giros, divisiones, discursos cambiantes y adaptación al medio electoral. Sus orígenes, de hecho, están poco relacionados con cuestiones hoy habitualmente asociadas a la extrema derecha, como la inmigración o el nacionalismo de corte populista. Al contrario, Alternativa para Alemania nace como un partido político centrado en su crítica al euro y a la respuesta de la eurozona a su gravísima crisis a mediados de 2012.
Por aquel entonces, Grecia ya había sido rescatada dos veces, y países como Portugal o España se habían visto abocados al mismo destino. Un grupo de intelectuales, políticos y profesionales independientes, desencantados con las posiciones de Merkel frente a la crisis, forma a finales de 2012 Alternativa para Alemania, y con un discurso arraigado en la disolución del euro, además de valores conservadores tradicionales, se presenta a las elecciones federales alemanas en la primavera de 2013.
Su resultado es insuficiente para otorgarle representación en el Bundestag, pero más que destacbale: a las puertas del 5% de los votos totales, Alternativa para Alemania, un conglomerado formado por figuras independientes y políticos rebotados de la CDU, el partido hegemónico conservador de la Alemania de post-guerra, recibe casi tantos apoyos en las listas individuales, de circunscripción, como los liberales de Freie Demokratische Partei (FDP), socio de gobierno hasta el momento de Angela Merkel. Fue una derrota triunfal y el primer paso, tan sólo tres años atrás, hacia una serie de éxitos federales reseñables.
Un éxito radicado en la antigua RDA
No en el Bundestag, como ya hemos visto, pero sí en el resto de cámaras a las que ha presentado candidaturas. Sólo unos meses después de las elecciones federales obtiene su primer representante en el estado de Hesse, aunque dura poco. No sería hasta la primavera de 2014 cuando Alternativa para Alemania, de discurso crítico con la eurozona y con la progresiva confederalización de la Unión Europea, pero sin llegar a abogar por su disolución, obtiene siete parlamentarios en Bruselas. Un 7% de los apoyos suficientes, en su momento, para acceder al Bundestag, pero determinados quizá por el contexto de unos comicios europeos.
A partir de entonces, Alternativa para Alemania encadenaría diversos triunfos electorales en estados del Este de Alemania. En verano de 2014 obtiene 14 parlamentarios en Sajonia, uno de los estados más deprimidos económicamente del país, con alrededor del 10% de los votos. En septiembre del mismo año, supera el 10% en Turingia y el 12% en Brandenburgo, ambos estados al otro lado del muro. La tónica hasta entonces era clara: Alternativa para Alemania se beneficiaba del descontento del electorado del este, más pobre que sus vecinos del oeste, desindustrializado y suspicaz frente a la inmigración y el establishment.
En un mapa:
Nada que el resto de Europa no estuviera experimentando. En Francia, por ejemplo, el Frente Nacional es depositario de muchos votos que tradicionalmente han ido a parar al Partido Comunista. La retórica económica y el relato de la crisis esbozado por los partidos de extrema derecha se acerca al obrero tradicional, perdedor de la globalización, y ofrece una respuesta retórica simple y de índole identitaria, enfrentada a élites y a partidos tradicionales desconectados de su realidad diaria. Su eslógan para las europeas ahondaba en esta idea: "Coraje para decir la verdad", pero aún sin caer en el discurso visceral de la extrema derecha. AfD era un partido disruptivo y eurocrítico, pero no abiertamente xenófobo.
Los ingredientes, en todo caso, eran los adecuados para que AfD triunfara precisamente en el este de Alemania, comiendo terreno a Die Linke, el partido post-comunista de izquierda de mayor implantación en la geografía del país. Sin embargo, en 2015 su éxito se replicó en el oeste: el partido obtuvo representación tanto en Hamburgo, con un 6% de los votos, como en Bremen, con un 5,5%. Ambas son ciudades-estado, por lo que restaba una incógnita descubierta este fin de semana: ¿sería competitiva Alternativa para Alemania en estados grandes o tradicionalmente conservadores, alejados de la antigua RDA?
Cambio de líder, giro a la xenofobia, éxito electoral
¿Cuándo cambia de discurso Alternativa para Alemania, pasando de partido euroescéptico y crítico con el sistema desde el espectro conservador a uno de extrema derecha, alineando su discurso sobre Islam e inmigración con el resto de la derecha radical europea? Posiblemente a mediados de 2015, cuando Frauke Petry, una antigua investigadora química de Dresde, es elegida presidenta del partido por un 80% de los afiliados. Petry, al contrario que Bernd Lucke, antiguo economista asociado a la CDU y fundador de AfD, se lanza a por el discurso identitario y anti-inmigración, provocando un terremoto en la formación.
El liderazgo de Petry dejó a un lado las cuestiones económicas que habían empujado el ascenso de Alternativa por Alemania y ubicó al partido, de forma decidida, en el extremo populista y xenófobo del espectro ideológico alemán. Lucke, cabeza de lista para el Parlamento Europeo, abandonó el partido junto a otros cuatro diputados poco después, reduciendo la representación de AfD en Bruselas de siete parlamentarios a sólo dos. La formación se quebró. A la vuelta del verano, Petry se encontraría con un vehículo retórico perfecto.
En septiembre, estalla la crisis de refugiados. Y con ella, el sistema de partidos alemán. La decisión de Angela Merkel de apoyar políticas inclusivas y de puertas abiertas es apoyada con decisión por los socialdemócratas, socios de gobierno, pero también por los Verdes y por Die Linke. De forma paralela, la oposición a las ideas de la canciller se articulan en el propio seno de su partido, la CDU, y en Alternativa para Alemania, que desde entonces elabora un discurso de rechazo de pleno a la entrada de más refugiados.
Con más de un millón de peticiones de asilo aceptadas y el escándalo de las violaciones de Año Nuevo en las portadas de los diarios, Petry y Alternativa para Alemania habían dado con la tecla adecuada, al menos a nivel electoral, para espolear su triunfo el pasado fin de semana. El giro a la derecha resultaría en un éxito total, refrendado en las elecciones de Baden-Württemberg, Renania-Palatinado y Sajonia-Anhalt. En todos ellos, incluidos bastiones de la CDU como el primero, AfD ha superado el 10% de los apoyos. En Sajonia-Anhalt, antigua RDA, ha superado el 20%, quedándose a dos puntos de la victoria estatal.
Meses después, la estrategia electoral de AfD ha vuelto a ofrecer jugosos réditos: tercera fuerza parlamentaria en el Bundestag, fuerza mayoritaria en gran parte del Este de Alemania y 94 escaños. Y en pleno éxito, otra lucha intestina que acaba con un moderado al frente del partido: hoy mismo Frauke Petry ha anunciado que deja AfD. El resultado de meses de batallas políticas contra la facción más extremista de la formación, que finalmente se ha quedado al frente. Otra vez.
¿Cuáles son las claves del discurso de AfD?
El fundamental: tiene predicamento.
Especialmente en Alemania del Este, especialmente en el estado de Sajonia, el primero en el que la formación obtuvo representación. Pese a no apoyar públicamente sus manifestaciones, Alternativa para Alemania elabora y ofrece el mismo mensaje que el grupo anti-inmigración Pegida, cuyas exhibiciones públicas en Dresde, capital de la región, han sido tan frecuentes como multitudinarias. Petry se ha mostrado laxa al respecto, considerando que representan la desconexión entre las élites de los partidos tradicionales y la de los intereses de los votantes. Por aquí hay que entender y contextualizar su ascenso electoral.
Es cierto: AfD, y muy especialmente Petry, han abogado abiertamente por cerrar la frontera alemana y utilizar armas de fuego, en caso de que sea necesario, contra los refugiados que traten de acceder al país. Pero su postura frente a la crisis que está socavando el proyecto europeo no es el único motivo de su triunfo electoral, del mismo modo que, en el caso del FN francés, del FPÖ austríaco, del Partido Popular danés o del UKIP británico, sus posturas frente a la inmigración son la única explicación de sus triunfos electorales.
La popularidad de Angela Merkel ha caído, y puede explicar el fracaso de la CDU en las tres elecciones estatales celebradas este fin de semana, pero su gestión de la crisis de refugiados es una parte del lienzo, no el todo. Por un lado, el ascenso de AfD también socava al SPD y a Die Linke, pero en ningún estado es capaz de minar los apoyos electorales de los gobiernos. Tanto los Verdes en Baden-Württemberg como los socialistas en Renania-Palatinado como los conservadores Sajonia-Anhalt han repetido triunfo electoral. Alternativa por Alemania es una fuerza llamativa, pero aún no del todo disruptiva.
Al fin y al cabo, como se apunta aquí, la victoria de los partidos pro-refugiados es abrumadora, pese al estelar ascenso de AfD.
Como hemos visto, el escepticismo suave frente a la Unión Europea, la oposición a todo tipo de mayor integración y la necesidad de disolver el euro son otros elementos retóricos afines a Alternativa por Alemania, tan definitorios como su posición frente a la inmigración. En materia de derechos sociales, como los LGBT, es de índole conservador. Su carácter anti-establishment ataca a los partidos tradicionales, enarbola un discurso desde fuera, y busca superar, en palabras de Petry, la confrontación entre derecha e izquierda. Ante todo, apela al votante insatisfecho, desarraigado y decepcionado con la gestión política del país.
¿Quién está apoyando a AfD?
Obviando el elemento geográfico, muy escorado hacia Alemania Oriental (aunque es posible que, vistas las últimas elecciones, la balanza se equilibre en el futuro), su nueva remesa de votos no se debe exclusivamente a la crisis de refugiados. Las encuestas post-electorales indican que la política de acogida ha sido un elemento lateral, en absoluto prioritario, a la hora de votar en los tres estados. Han entrado en juego otros factores.
Por un lado, el votante de Alternativa para Alemania es ideológicamente diverso, un patrón presente en otros partidos de extrema derecha europeos. La mayor parte de sus votantes provienen de la CDU, en los tres estados puestos a examen el pasado domingo, pero sólo son la primera minoría: en función de la región, tanto los verdes, como Die Linke, como los socialdemócratas, además de los liberales, pierden votantes en favor de AfD. El trasvase de votos no es homogéneo, lo que indica que sus causas tampoco lo son.
Jóvenes, desempleados, blancos y residentes en la antigua RDA. Es el votante tipo de Alternativa paraAlemania. Como explica Der Spiegel, Petry apela a la propia desigualdad existente entre el oeste y el este para acudir al trabajador empobrecido, cuando no parado, de los länder orientales. De nuevo, como ya vimos en el caso de Donald Trump y su potencial electorado, "la ira, la frustración y el resentimiento están progresivamente encontrando expresión en los extremos políticos". Frente al cambio social, demográfico y económico, AfD rompe consensos políticos y se presenta como un partido fuerte.
Ese perfil le podría llevar al aislamiento. Aunque el futuro es incierto. Este otro artículo de Der Spiegel profundiza en la honda crisis del sistema de partidos de Alemania, protagonizada no sólo por un entorno cambiante a nivel europeo (y occidental), sino también por la reordenación ideológica de las preferencias de partidos y electorado. La posición ambivalente en el espectro conservador de Merkel, la debilidad de los socialdemócratas y la pérdida de empuje de Die Linke también son factores que explican no sólo el surgimiento de AfD, sino el panorama actual alemán, donde la izquierda apoya a la canciller conservadora y la derecha le da la espalda.
Imagen | strassenstriche.net, Metropolico.org, European People's Party, Caruso Pinguin
Ver todos los comentarios en https://www.xataka.com
VER 0 Comentario