En el quinto episodio de la serie 'El ministerio del tiempo', la patrulla de Alonso, Amelia y Julián se desplaza a un hotel de Barcelona, en 1938, a buscar el recibo original con el que el gobierno de la República española certificaba haberle pagado el Guernica a Pablo Picasso. No consiguen avanzar demasiado en su investigación porque, mientras estudian la situación, se oye una sirena y todos los huéspedes del hotel tienen que desalojarlo e ir al refugio construido en sus sótanos.
Alonso, que viene del siglo XVI, y Amelia, que procede del XIX, miran a Julián extrañados, sin comprender qué está pasando, y sin entender qué son esos fuertes impactos que notan incluso estando bajo tierra. Los dos están viviendo un bombardeo aéreo, uno de los múltiples que la aviación italiana de Mussolini realizó sobre Barcelona.
Los "experimentos" de la Guerra Civil
Los historiadores coinciden en afirmar una cosa sobre la Guerra Civil española: fue utilizada como campo de pruebas por la Luftwaffe alemana para sus bombardeos durante la Segunda Guerra Mundial. El apoyo militar que Hitler y Mussolini dieron a las tropas del general Franco resultó determinante para que terminara derrotando al gobierno legítimo de la República, y buena parte de ese apoyo militar se tradujo en aviones.
La Legión Cóndor y la Aviazione Legionaria italiana se encargaron de bombardear las posiciones republicanas, especialmente en su retaguardia, teniendo como principales objetivos no sólo algunas infraestructuras, sino a la población civil. Se buscaba desmoralizar de ese modo a los soldados y milicianos republicanos, y las ciudades más bombardeadas se dedicaron a construir refugios antiaéreos para proteger a sus ciudadanos. Nosotros hemos visitado uno de esos refugios, abierto al público en Alicante.
Un refugio, por dentro
Alicante fue uno de los lugares más bombardeados por los aviones italianos, en este caso, que tenían su base en Mallorca. Fue uno de los últimos reductos de la República en caer y, además, en su cárcel murió en 1936 José Antonio Primo de Rivera, lo que motivó a Franco a ordenar un duro castigo sobre la ciudad (aunque sobre la relación entre Franco y Primo de Rivera hay muchas cosas que no están del todo claras). Los dos peores bombardeos que sufrió Alicante fueron el denominado "de las ocho horas", represalia directa por la muerte de José Antonio, y el del Mercado Central, en 1938, ocurrido a media mañana y en el que murieron más de 300 personas.
La actividad de la aviación italiana llevó a que se construyeran en la ciudad unos 90 refugios antiaéreos, de los que hace unos años se restauraron y se abrieron al público dos. El más grande es el de la plaza de Séneca, de 51 metros de longitud y con capacidad para 1.200 personas. Aunque vistas las dimensiones del refugio, tenían que estar todas muy juntas para que cupieran. Éste está dividido en 38 cubículos que tenían un listón de madera para que se sentaran los ancianos, los enfermos y los niños, y por sus paredes es posible leer aún las normas de convivencia del refugio, desde la prohibición de fumar al consejo de que su centro era el lugar más seguro.
Se accede a su interior por dos puertas, una en cada extremo, y se baja una veintena de escalones, lo que da una idea de que no es demasiado profundo. También es oscuro y húmedo, y testimonios de la época apuntan que no era raro que en algunos refugios hubiera también ratas. Hay unos respiraderos en el techo para impedir que las personas refugiadas allí murieran asfixiadas, y es un lugar austero, poco más que un pasillo, construido con rapidez y que sólo tenía un objetivo: mantener a los vecinos del lugar a salvo de las bombas.
¿Quieres visitar un refugio?
Alicante no es la única ciudad que da la oportunidad de visitar, con un guía, un refugio antiáereo de la Guerra Civil. En Barcelona pueden verse el Refugi 307, que depende del Museo de Historia de la ciudad, y que es casi una pequeña ciudad subterránea, y el 232, en la Plaza del Diamante. En Santander está abierto el de la Plaza del Príncipe, en Jaén, el de la Plaza de Santiago y en Valencia, el del instituto Lluis Vives, construido para proteger al profesorado y los alumnos del centro. Hay más ciudades que han restaurado y recuperado esos refugios, como Cartagena, Almería o Girona. En Madrid, el refugio del Parque del Capricho, que fue también puesto de mando del ejército republicano, lleva un par de años listo para su apertura como museo, sin que se haya producido todavía.
Fuera de España hay también opciones de visitar alguna de estas construcciones, sobre todo las que se conservan todavía desde la Segunda Guerra Mundial. En el tour Berlin Unterwelten, o lo que es lo mismo, Berlín subterráneo, se pueden ver no sólo refugios antiaéreos, sino búnkers y pasadizos con los que el ejército nazi se protegía de los bombardeos aliados. En Londres, por su parte, se ha reutilizado un antiguo refugio en el Soho para abrir un bar, Cahoots, decorado como una antigua estación de metro de los 40.
Porque el metro se utilizó también como refugio en no pocas ciudades. Si estáis de visita por Madrid podéis pasaros, por ejemplo, por Andén 0, un museo del suburbano en la antigua estación de Chamberí, la "estación fantasma" de la línea 1, inaugurada en 1919 y conservada tal y como estaba en la primera mitad del siglo XX. Al igual que otras estaciones del metro, se utilizó como refugio antiaéreo improvisado durante la Guerra Civil.