Desde que se aprobara el Acuerdo de Cooperación del Estado con la Comisión Islámica en 1992, las familias musulmanas residentes en España han tenido el derecho putativo a reclamar la enseñanza del Islam en los colegios públicos. Sin embargo, la escasa movilización del colectivo y la ausencia de interés por parte de los gobiernos autonómicos había limitado su desarrollo. Hasta ahora. El curso que viene, La Rioja impartirá la religión islámica en todos los niveles de enseñanza.
¿Cómo? El proceso ha sido largo, y bebe precisamente de la ley de 1992 que velaba por los derechos de las minorías musulmanas en España. Amparada en ella, la comunidad islámica riojana ha emprendido una resonante batalla (política y legal) contra la administración local para asegurar la presencia de la asignatura en las aulas. A finales del año pasado, una determinante sentencia del Tribunal Superior de La Rioja les daba la razón: el gobierno debía ofrecerles la asignatura.
Dicho de otro modo, cumplir con la ley. Pese a que la sentencia tenía un carácter inmediato, no será hasta el año que viene cuando la religión islámica entre en las aulas de forma general.
¿Por qué importa? Por la escala del proyecto. Hasta ahora, comunidades como Madrid, País Vasco o Aragón, entre otras muchas, habían ofrecido la asignatura de forma marginal. En la capital, por ejemplo, apenas hay dos profesores acreditados (maestros en el caso de Primaria, profesores ya para Secundaria y Bachillerato). La Rioja no sólo introducirá la religión en las fases superiores, más allá de Primaria, sino que también lo hará en pueblos más pequeños. Será integral.
¿Es polémico? Sí, porque tanto la Comisión Islámica como el gobierno de La Rioja han luchado por acotar o expandir lo sentenciado por el TSJ. Por el momento se cree que la asignatura sólo se incluirá en centros muy determinados de Logroño y otras localidades, algo que indigna a las familias: según ellas, el ejecutivo busca estigmatizar a los colegios que las impartan y crear una suerte de guetos educativos. El gobierno se ampara en la escasez de alumnos demandantes.
¿Quién lleva razón? Depende a quién preguntes. Al conocer que el gobierno sólo ofertaría "religión islámica" en un puñado concreto de centros, fruto de la escasa demanda, la portavoz de la comunidad musulmana local ha recordado que hay más de 450 alumnos ya inscritos en la Delegación del Gobierno, más de 700 solicitudes en los diversos colegios riojanos sólo en el curso pasado y 27 profesores disponibles y acreditados por la Comisión Islámica.
Es decir, que los números dan, y que el gobierno se inventa las cifras poniendo trabas administrativas a la implantación de la asignatura. Ya existe currículo y libros aprobados por el Ministerio.
¿Qué se dará? He aquí la cuestión: contenidos similares a los de Religión Católica, pero en su variante musulmana. El gobierno aprobó hace dos años un currículo de escala nacional en el que se contemplaba la historia y el significado global del Islam, además de temas anti-radicalismo. Es contenido confesional, lo que ha llevado a otras asociaciones de padres riojanas a criticar la inclusión de otra nueva religión en las aulas en vez de avanzar hacia una escuela laica.
¿Cómo influirá? Puede dar pie a que otras comunidades musulmanes locales opten por el mismo camino judicial. La lógica es impecable: si los alumnos católicos pueden recibir clases de religión, ¿por qué los musulmanes o evangélicos no? Las sentencias del TSJ pueden servir de jurisprudencia, y a medio plazo la "religión islámica" puede convertirse en una asignatura opcional muy común en las escuelas públicas y concertadas de todas las comunidades autónomas.
Imagen | Hatem Moussa/AP