El pasado 3 de noviembre, Markus Varik, un guía turístico de auroras boreales de una compañía de turismo en Tromsø, Noruega, se encontraba en la calle cuando emergieron en el cielo unas auroras boreales extremadamente raras: eran de color rosa y tenían un color vibrante, como nunca había visto antes en su carrera.
En realidad, tal y como informaba más tarde Spaceweather.com, se trataba de una tormenta solar que había provocado una grieta en el campo magnético invisible que rodea a la Tierra. Ese agujero hizo que las partículas energéticas penetraran en la atmósfera del planeta y desencadenaran esas auroras boreales rosas.
Pero antes de entrar a explicar por qué eran rosas, hay que entender cómo funciona el proceso de formación de las auroras boreales. Según explica la NASA, estas aparecen cuando las corrientes de partículas cargadas de energía, conocidas como viento solar, pasan alrededor de la magnetosfera. El campo magnético de la Tierra nos protege de la radiación cósmica, pero ese escudo es más débil en los polos norte y sur, lo que permite que el viento solar atraviese la atmósfera, normalmente entre 100 y 300 kilómetros sobre la superficie. En ese proceso se mezclan y sobrecalientan los gases, que brillan de manera intensa.
Normalmente, las auroras suelen ser de color verde, porque los átomos de oxígeno, que abundan justo en la parte de la atmósfera a la que normalmente llega el viento solar, emiten ese tono cuando se estimulan. Sin embargo, durante el fenómeno reciente visto en Noruega, la grieta en la magnetosfera de la Tierra permitió que el viento solar penetrara por debajo de los 100 kilómetros, donde el nitrógeno es el gas más abundante.
Y es por eso que las auroras emitían un brillo rosa neón cuando las partículas supercargadas se estrellaron contra los átomos de nitrógeno, según se indica en este artículo de LiveScience. En definitiva, el oxígeno emite luz verde y roja; y el nitrógeno se ilumina en azul y púrpura.
Serán más impresionantes en el futuro
Tras varios eventos similares, los científicos apuntan a que estos espectaculares fenómenos son sólo el principio de lo que está por llegar a medida que aumentará la actividad del Sol en los próximos años. Nuestro Sol tiene un ciclo de actividad y, a medida que se vuelva más activo, habrá más avistamientos de auroras boreales.
Si bien este proceso puede ocurrir en cualquier momento, la cantidad de energía liberada por el sol sí cambia con el tiempo. De media, el ciclo de actividad solar sube y baja durante un período de aproximadamente 11 años. Y, ahora mismo, nos dirigimos hacia un período de alta actividad, conocido como máximo solar.
Pål Brekke, jefe de investigación espacial en el Centro Espacial Noruego, explicaba en este artículo que estamos a mitad camino del próximo máximo solar. "Habrá buenos años por delante. Eso significa un período de 3 a 5 años de actividad significativa de auroras boreales", explicaba.
De hecho, este 2022 hemos podido ver algunos espectáculos alucinantes de auroras boreales en partes del mundo donde normalmente no aparecían con tanta frecuencia, como es el Reino Unido. Estas luces de colores han estado apareciendo en el norte de Inglaterra durante los últimos meses, una señal reveladora del aumento de la actividad solar.
Imágenes: Markus Varik
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