El Banano, los Mindolos y 2.500 plantas de marihuana: la mejor historia de la cuarentena sucedió en Granada

España no tiene su propia The Wire, ni siquiera su versión castiza de Gomorra, pero es probable que no la necesite. Sus calles acumulan el suficiente dramatismo narrativo como para ocupar los desvelos de millones de españoles, WhatsApp mediante, a lo largo de varios días, jornadas de confinamiento y aburrimiento generalizado en las que una pequeña historia de Granada ha devorado la atención del país.

Hablamos, obviamente, de El Banano, los Mindolos y las 2.500 plantas de marihuana halladas por la policía en Almanjáyar.

Los hechos se remontan al pasado viernes. La policía local de Granada decidió establecer un control reglamentario en El Polígono, la zona norte de la ciudad. Por allí apareció un sospechoso habitual de los agentes: R. F. U., alias "El Banano", con cuatro requisitorias judiciales a sus espaldas, una de ellas con orden de ingreso en prisión. Estaba en busca y captura.

El Banano también se había saltado la cuarentena impuesta por las autoridades, agravio menor en comparación a lo que sucedió poco después. Trató de saltarse el control policial y atropelló a un agente en el camino, hiriéndole de gravedad en una pierna y enviándolo al hospital. Comenzó así una breve fuga que terminó poco después, en la calle Molino Nuevo, cuando entró a uno de los múltiples bloques de viviendas del barrio.

Por allí aparecieron decenas de agentes, en un despliegue difundido durante los últimos días por las redes sociales. En los vídeos se aprecia cómo desenfundaron sus armas y accedieron en las viviendas en busca de El Banano, mascarillas mediante. El joven había entrado por la fuerza en uno de los pisos y "mantenía retenida", como narra Ideal, "a la moradora tras ejercer violencia contra ella para que no la delatara".

Tras una intensa búsqueda, El Banano salió del edificio esposado, pasó a disposición judicial y, tras afrontar una miríada de cargos que van desde el atentado contra un agente de la autoridad hasta la conducción temeraria, pasando por el allanamiento de morada, entró en prisión provisional. Por el momento, una historia impactante, pero normal.

Lo sorprendente llegó después.

Tráfico de marihuana y rivalidad de clanes

Sucede que El Banano escogió un bloque de singulares características para resguardarse de la policía. Uno controlado por un clan concreto, Los Mindolos, y centro neurálgico de una operación de narcotráfico a gran escala. Cuando los agentes irrumpieron en el edificio puerta a puerta, echándolas abajo, se toparon con un regalo inesperado: más de 2.500 plantas de marihuana cultivadas, obvio, ilícitamente.

Así, Policía Local y Guardia Civil salieron de Almanjáyar con un doble premio: la detención de El Banano y el requisamiento de un gigantesco alijo de marihuana. Hasta aquí, la versión oficial de los hechos.

Comenzó entonces la versión no-oficial, proyectada a través de los canales subterráneos de la red y compartida en un número inestimable de grupos de WhatsApp de España. A los pocos días, varios audios de entre 30 segundos y 4 minutos de duración comenzaron a proliferar por la red. En ambos se escuchaba a dos mujeres relatar con elevado gracejo la historia de El Banano, pero con tintes alucinantes.

La pequeña persecución policial y el hallazgo fortuito de un alijo de marihuana se transformaron así en un drama de tintes lorquianos. Sucedía que, conscientes del agujero enorme que la aventura de El Banano había causado en su negocio, el clan de Los Mindolos anunció venganza. Proclamó a las cuatro voces que acudiría al pueblo de El Banano, Pinos Puente, y que se cobraría por la fuerza el agravio generado.

El Banano, como relatan los audios de turno, no sería un cualquiera, sino el hijo de Mari La Chumina, matriarca familiar y mujer de recursos, célebre por haber apuñalado ("dejado tiesa") a una maestra de guardería. Su familia tampoco estaría exenta de ayuda: el Clan de los Bananos estaría ya aliado con el de Los Chuminos, por lazos de sangre, y con el de Los Tripones, vía Cuqui La Tripona, "peligrosa donde las haya".

Resumen casero de lo acontecido.

Conscientes de ello, Los Mindolos tampoco se habrían quedado atrás, solicitando el amparo del Clan de Los Mocos, "peores que nadie", "secuestradores" y poseedores de un arsenal de "metralletas y Kalashnikov" lo suficientemente abultado como para espantar a cualquier clan rival. Se esbozaba así un conflicto inmediato, un choque de familias, viejas rencillas, desagravios e intereses económicos contrapuestos.

Hay capítulos de Gomorra más suaves.

El colofón lo pone la repentina aparición del "Tío Casiano", una suerte de Hermano Mouzon proveniente de las Tres Mil Viviendas de Sevilla, barrio célebre por sus altos índices de criminalidad y dejación de funciones del Estado, al que Bananos, Tripones y Chuminos habrían solicitado su ayuda para enfrentarse a Mocos y Mindolos. Un hombre extremadamente peligroso y cabecilla de una red narcotraficante de heroína.

¿Cuánto hay de real en todo esto?

Es incierto. Sabemos que El Banano es un personaje real, que trató de saltarse un control rutinario de la policía, que fue perseguido por los agentes, que un importante despliegue policial lo encontró en unas viviendas del Polígono y que ha pasado a disposición judicial. También que se encontró un alijo enorme en el bloque allanado.

Hay noticias de ello. También vídeos que lo ilustran.

Uno de los memes sobre la historia.

Pero todo lo demás es pura fabulación. Algunos audios compartidos durante las últimas horas, especialmente el de cuatro minutos largos donde se desenreda la impresionante trama de clanes criminales, están claramente dramatizados. La locución es clara, con inflexiones marcadas, muy elocuente, hay quien podría incluso sugerir que similar a la de un guión radiofónico, aunque teatralizado.

Lo cierto es que para la mayor parte de España ha dado igual. Los acontecimientos de El Banano, los Mindolos y los Mocos se han convertido en la gran novela radiada de la cuarentena. Han proliferado memes y comentarios de todo tipo, reconstruyendo las relaciones entre clanes (al modo de las casas reales de Juego de Tronos) y los episodios de los acontecimientos (imaginados bajo una entradilla à la Narcos).

También vídeos falsos. Esta mañana, por ejemplo, se ha compartido el vídeo de un supuesto tiroteo entre familias en Pinos Puente. Sucede que las imágenes no se corresponden con el pueblo, al norte de Granada, sino con un barrio periférico de Huelva, donde otra rencilla entre clanes criminales ha derivado en un enfrentamiento armado, repleto de subtexto histórico... También bajo pleno confinamiento.

Sea como fuere, sea cierta la historia que ha proliferado en WhatsApp o haya surgido de la mente imaginativa de alguna persona, es ya el gran relato novelado de la cuarentena.

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