El video es del mes pasado, pero ha vuelto a la actualidad gracias a un breve pero efecto montaje a cargo del tuitero Yung Banzai. Una aburrida reunión que parece de corte estatal que se ve interrumpida por lo que muchos han comprendido como un recordatorio de lo irascible que puede ser la gente, lo frágil que puede ser la masculinidad, capaz de ser destruida por el mínimo contacto con otro hombre.
Mientras debatían un proyecto de ley sobre el uso de la tierra el representante demócrata del estado de Pensilvania, Matt Bradford, casado y con cuatro hijos, toca un momento el antebrazo de su compañero el conservador Daryl Metcalfe, sentado junto a él, para pedirle un momento la palabra. Entonces es cuando todo empieza a ir terriblemente mal.
“Mira, soy heterosexual”, le dice Metcalfe. “Tengo una esposa, amo a mi esposa, no me gustan los hombres… Deja de tocarme todo el tiempo”. Frase que contrasta con la realidad de la reunión, en la que su compañero sólo le tocó esa única vez.
Varios se ríen, nerviosos. Un hombre se echa las manos a la cabeza. Otra mujer se tapa la cara, ruborizada. “Mantén tus manos para ti”, continuó el republicano. “Si quieres tocar a alguien, tienes personas de tu lado que podrían gustarle. A mí no”.
“Vale, señores, señores”, respondía Bradford, acallando los ruidos jocosos de sus compañeros. “Estamos oficialmente descarrilados. Sólo quería pedir permiso para hablar durante los próximos 30 segundos”, dijo el demócrata. “Entonces pide, no toques”, sentenció Metcalfe mientras se cargaba el ambiente de indignación y estupor. “No sé qué hacer después de esto, en serio”, terminó diciendo Bradford antes de que termine el extracto que circula ahora por la red.
“Bed, don’t touch” se convierte así en un ejemplar corto de un minuto sobre los límites de las relaciones masculinas, que para las mentes más conservadoras puede ponerse en entredicho por un simple tocamiento del antebrazo.
Esto, que podría parecer sacado de contexto, no lo es en este caso. Metcalfe es un conocido legislador de los derechos civiles que, además de haber coqueteado con el supremacismo blanco o haber insinuado que la redacción de las leyes de violencia de género inducen a los hombres a esa violencia doméstica, ha mostrado varias veces su rechazo al matrimonio homosexual, intentando revocar el derecho que ya ejercen mediante una propuesta que el Tribunal Supremo consideró inconstitucional.
Después de aquello, cuando un representante abiertamente homosexual intentó pronunciar un discurso en la Casa de Pensilvania para apoyar el matrimonio gay, Metcalfe junto a otros representantes bloqueró su derecho a hablar en la cámara, afirmando: "Creo que como un miembro de este cuerpo no puedo permitir que alguien de ese tipo haga comentarios como los que iba a hacer, ya que se iba a tratar de una abierta rebelión contra lo que la palabra de Dios defiende. Es simplemente una rebelión contra Dios”.
Por su interrupción, Metcalfe se enfrenta ahora a una posible suspensión de su cargo como presidente del comité por parte de los líderes republicanos de la Cámara, pero tal y como demuestran medios conservadores, su defensa de la integridad masculina ante los avances de otros hombres “tocadores” sigue teniendo su público.
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