Los jugadores, entrenadores y espectadores del béisbol han observado durante años cómo el número de home runs (cuando el bateador golpea la pelota tan lejos que le permite recorrer todas las bases y completar una carrera) en las competiciones principales van en aumento. En las últimas temporadas de la Major League, el número de home runs ha crecido drásticamente, lo que ha originado un debate entre los analistas deportivos arrojando diferentes sospechas que expliquen el fenómeno: desde cambios en la construcción de los campos hasta modificaciones en la pelota o el rendimiento de los jugadores.
Sin embargo, varios estudios científicos sugieren otro motivo más sorprendente: el aumento de las temperaturas por el cambio climático.
El estudio. Una investigación de la Universidad de Darthmoud publicada en el Boletín de la Sociedad Meteorológica Estadounidense se propuso poner a prueba todas estas suposiciones. Para ello, analizaron los datos de más de 100.000 partidos de competiciones oficiales y más de 200.000 pelotas bateadas, además de observar temperaturas del día del partido.
¿Cómo? Usaron los datos de cámaras de alta velocidad que los estadios de béisbol tienen desde 2015 y que proporcionan información como el ángulo de lanzamiento y la velocidad de lanzamiento de cada golpe. Eso significa que pudieron comparar una pelota que sale de un bate con el mismo ángulo y velocidad en un día cálido y en un día frío.
Batear con calor vs batear con frío. Según las leyes de la física, el aire caliente es menos denso que el aire frío. A medida que el aire se calienta y las moléculas se mueven más rápido, el aire se expande, dejando más espacio entre las moléculas. De esta manera, una pelota bateada debería lanzarse más lejos en un día más cálido que en un día más frío debido a la menor resistencia del aire.
Algunos científicos como Alan Nathan se han empeñado en demostrar la conexión entre el cambio climático y los home runs, que las pelotas llegan más lejos a temperaturas más altas, pero nunca se había realizado ninguna investigación oficial al respecto. Hasta ahora.
Los resultados. Gracias al experimento en Darthmoud, concluyeron que un partido en un día que es 10ºC más cálido la media tiene casi 20% más de home runs. De hecho, descubrieron que más de 500 home runs desde 2010 podrían estar directamente relacionados con la reducción de la densidad del aire impulsada por el calentamiento global causado por el hombre.
Los autores determinaron también que un aumento de 1°C en la temperatura máxima el día que se juega un partido de béisbol (en un estadio sin cubierta) aumenta la cantidad de home runs un 1,96%. En los partidos jugados a primera hora de la tarde, aún más: 2,4%. Por lo tanto, cada grado originado por el cambio climático está asociado con unos 95 home runs más por temporada de béisbol. Lo que indica que causará 192 home runs más por año hasta 2050 y otros 467 para el 2100.
¿Por qué? Tal y como explica Jana Houser, profesora asociada de meteorología en la Universidad Estatal de Ohio, en este artículo de Bloomberg, la relación entre el calor, la menor densidad del aire y la trayectoria de una pelota de béisbol es clara: "Las temperaturas más cálidas se asocian con aire de menor densidad. Como tal, un objeto volador encontrará una menor resistencia molecular en el aire como resultado de tener que moverse a través de menos moléculas de aire. Esto implicaría que para una cantidad igual de fuerza aplicada a la pelota, irá más lejos en temperaturas de aire más cálidas que en temperaturas más frías".
Soluciones. Si bien aún existen otros factores que también explican que se produzcan más o menos home runs en el béisbol, como pueden ser la arquitectura de la pelota, el doping entre deportistas, el cambio de entrenamiento o las diferencias de elevación entre los estadios, la temperatura supone un cambio drástico.
Para evitarlo, algunos expertos han sugerido que se modifiquen los horarios de los partidos para que se jueguen de noche (como la mayoría de partidos de fútbol en Europa), o que se construyan cúpulas sobre los estadios. En Denver, donde el aire es menos denso debido a su mayor elevación, el equipo de los Rockies comenzaron a almacenar pelotas de juego en un sistema de humificación en 2002 para hacerlas "más blandas".
Imagen: Daiji Umemoto (Unsplash)
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