Bélgica lleva razón, una dieta vegana puede ser peligrosa si está mal diseñada. Como todas las dietas

La popularización del veganismo está provocando que más voces participen en el debate sobre sus ventajas, sus inconvenientes y sus fundamentos morales. El último país en sumarse a la conversación ha sido Bélgica: la Real Academia de Medicina ha emitido un comunicado declarando que las dietas veganas representan un riesgo para la salud infantil si están mal diseñadas, y que las autoridades deben responsabilizar a sus padres en caso de malnutrición.

¿Lleván razón? Sí pero.

Qué dicen. El documento surge a petición de la Defensora de la Infancia en Valonia y Bruselas, Bernard De Vos, en respuesta al creciente debate en la sociedad belga. La Real Academia elaboró un consejo de siete expertos que, tras deliberación colegiada, definió al veganismo como "un régimen restrictivo que entraña carencias inevitables y necesita el seguimiento permanente de los niños para evitar retrasos irreversibles en su crecimiento". Es decir, desaconsejable.

¿Es así? Técnicamente sí. La dieta vegana sufre de una "carencia inevitable", la proteína animal, crucial en la producción de al menos una vitamina imprescindible para nuestro organismo: B12. Es necesaria para activar diversos procesos metabólicos del cuerpo humano, como la formación de glóbulos rojos o el mantenimiento del sistema nervioso central. Pese a los cantos de sirena, es imposible obtenerla mediante vegetales.

Pero. ¿Significa eso que una dieta vegana no es viable o saludable? No. Existen multitud de suplementos en el mercado para abastecer a nuestro organismo de B12. El método más habitual empleado por los adultos son las pastillas sublinguales, de ingesta diaria (dosis de entre 25 y 100 microcramos) o semanal (2.000 microgramos, más cómoda). Los niños o bebés destetados cuya dieta sea vegana también necesitan suplementarse (en ocasiones con gotas).

¿Y ya está? Sí. El catastrofista comunicado de la Real Academia de Medicina belga queda neutralizado con... Unas gotitas. Más allá de la vitamina B12, hay escasa evidencia científica que cuestione la viabilidad de una dieta exclusivamente vegana. La mayor parte de nutrientes asociados al consumo de carne o de productos lácteos se pueden sustituir con otros alimentos y nutrientes presentes en el supermercado.

Otras asociaciones médicas nacionales, como la americana o la británica, niegan rotundamente las aseveraciones de la belga. Es una materia discutida, pero todo el veganismo no equivale a carencias.

¿Cómo? Obvio, mediante cierto grado de planificación y control. El veganismo exige comprar suplementos (B12 y otros, en función de los alimentos frecuentados) y planificar. Pero no es algo exclusivo de los veganos. Las dietas omnívoras son igual de arriesgadas (esas carnes procesadas, esos desayunos supercalóricos, esas bebidas hiperazucaradas) si los padres no la diseñan adecuadamente o no se dejan asesorar por el pediatra.

La dieta vegana no es más o menos saludable que las demás, como miles de espantosos productos veganos (los donut) demuestran. Tampoco lo es la omnívora. Todas requieren de planificación y orden para ser saludables.

Imagen: Jon Butterworth 

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