La Antártida es el cuarto continente más grande del planeta en términos de área total. Es más grande incluso que Oceanía y Europa. Y, aún así, no tiene una población nativa. No hay países. Existe un lugar vasto e inhóspito que sigue vacío. Y "disponible", si queremos verlo de esa manera. Por eso, tal y cómo hemos contado antes en Magnet, siete naciones reclaman diferentes partes de ella: Nueva Zelanda, Australia, Francia, Noruega, Reino Unido, Chile y Argentina.
Posee nada más y nada menos que 14 millones de kilómetros cuadrados. En esta extensión, predominan el hielo, el frío, el viento y una infinidad de recursos naturales por explotar. Sin embargo, nadie, ni siquiera las grandes potencias, ha logrado hacerse con el control de estas tierras.
Y no es que no lo hayan intentado. En la primera mitad del siglo XX, multitud de países comenzaron una carrera por reclamar porciones del territorio. Incluso la Alemania nazi pidió parte del pastel, reclamando una gran franja de tierra que llamaron Nueva Suabia. Después de la Segunda Guerra Mundial, el sistema del Tratado Antártico, que estableció el marco legal para la gestión del continente, comenzó a tomar forma.
Si bien la Antártida no tiene un gobierno oficial, se administra a través de reuniones anuales conocidas como Reuniones Consultivas del Tratado Antártico. Estas reuniones involucran a una serie de partes interesadas, desde los países miembros hasta las organizaciones observadoras como EEUU y Japón, que sí exploran y estudian el continente. El pacto congeló los reclamos territoriales existentes y estableció que la Antártida se convirtiera en una reserva científica internacional. Desde entonces, otras 42 naciones se han sumado al Tratado, aunque solo 29 —aquellas que realizan "actividades de investigación sustanciales"— tienen poder de voto y pueden tomar decisiones sobre el presente y futuro de la región austral.
Los 36 países y 6 observadores que se dedican a la investigación y que también son signatarios del Tratado Antártico y del Protocolo Ambiental participan en el COMNAP. Esta organización es responsable de planificar y realizar operaciones antárticas en apoyo de la ciencia, denominados "Programas Antárticos Nacionales".
Cada país dispone de sus propias estaciones y laboratorios a lo largo de todo el territorio austral. Y la arquitectura de cada una de ellas es totalmente diferente de la anterior. Vistas desde el aire, son pequeñas manchas de colores en el abismal manto blanco. Pero vale la pena observar lo que hemos construido durante todos estos años. Esta selección de fotografías muestra todas ellas, cada una de su padre y de su madre.