El hombre más rico del mundo es francés, amante del arte, de la música clásica y de jugar al tenis con Roger Federer
Hijo de un acomodado constructor inmobiliario, comenzó su andadura en la industria del lujo tras volver de EE.UU en 1983
Para muchas personas, Bernard Arnault será un perfecto desconocido, pese a ser el artífice de LVMH (de las siglas Louis Vuitton Moët Hennessy), uno de los mayores imperios dedicados a la industria del lujo en toda su extensión y, en la actualidad, es el hombre más rico del mundo según Forbes.
El millonario francés consiguió desbancar a Jeff Bezos como la mayor fortuna del mundo en 2022, aunque solo unos meses más tarde perdió su liderazgo ante un pujante Elon Musk que se mantuvo en su lugar de hombre más rico del mundo durante buena parte de 2023. En 2024, un giro inesperado de los acontecimientos ha devuelto de nuevo a magnate de la moda de lujo a lo más alto de la lista de millonarios con una fortuna estimada de 239.000 millones de dólares.
Persona culta y de gustos discretos disfruta tocando el piano de cola que tiene en su despacho en las oficinas de París y comparte partidos de tenis con Roger Federer cuando sus agendas lo permiten.
Bajo el paraguas de LVMH encontramos hasta 76 marcas de moda de lujo como Christian Dior, Louis Vuitton, Loewe, Hermes o Givenchy; de la cosmética como Sephora, Kenzo Parfums o Guerlain; de la joyería y relojería más exclusiva como Tiffany & Co, Zenith, Bvlgari, Hublot o TAG Heuer, así como los viñedos más selectos en los que se elaboran los Dom Pérignon y Moët & Chandon. Su grupo está valorado en unos 454.000 millones de euros.
El origen de un imperio de lujo y exclusividad
Bernard Jean Étienne Arnault nació en marzo de 1949 en el seno de una familia acomodada de Roubaix, una población al norte de Francia, cercana a la frontera con Bélgica. Sus padres, eran dueños de la empresa de obras públicas Ferret-Savinel e hicieron fortuna en la industria de la construcción.
Arnault se graduó en la prestigiosa escuela de ingeniería École Polytechnique y en 1971 comienza a trabajar en la empresa familiar. Pronto convence a su padre de vender la empresa e invertir los beneficios en promociones de apartamentos turísticos en la Riviera francesa.
En 1973, se casa con su primera esposa, Anne Dewavrin, con quien tuvo dos hijos: Antoine, director ejecutivo y vicepresidente de Christian Dior, y Delphine, actual directora de Dior. En 1975, se convierte en director de construcción de Férinel, la nueva empresa creada por su familia.
Tres años más tarde, sustituyó a su padre al frente de la compañía, pero decide emigrar con su familia a Estados Unidos en 1981 para continuar con su negocio inmobiliario construyendo alojamientos turísticos en la costa de Palm Beach (Florida).
El propio millonario contaba en una entrevista: “Cuando fui por primera vez a Nueva York, le pregunté al taxista del aeropuerto si conocía al entonces presidente francés, Georges Pompidou. Él respondió: en absoluto, pero conozco a Christian Dior".
Su periplo por EE.UU duró tres años, pero cuando volvió a su Francia natal, el Arnault aprovechó un bache financiero de la marca de lujo para hacerse con el control de la empresa textil Boussac Saint-Freres, y con ella, a su verdadero objeto de deseo: la marca Christian Dior.
La operación se cerró por 80 millones de dólares, de los cuales Bernard Arnault aportó 15 millones de la fortuna de su familia a comprar la marca de moda. Inmediatamente se deshizo de la empresa textil y los derivados que no iba a necesitar, obteniendo por ellos un inesperado beneficio de 400 millones de dólares. Había puesto la primera piedra de lo que se convertiría en su imperio del lujo.
El ascenso económico de Bernard Arnault no se detuvo, y solo cuatro años más tarde invirtió 1.800 millones de dólares para hacerse con el control del 24% de las acciones de LVMH, convirtiéndose en presidente y consejero delegado para purgar a los antiguos miembros directivos de la firma para imponerse con mano firme.
Desde ese momento, Arnault se dedicó a comprar marcas y darles una identidad propia envuelta en un halo de lujo y exclusividad. En una entrevista con Harvard Business Review, el magnate declaró: “Dom Pérignon es un ejemplo perfecto [de marca atemporal]. Puedo garantizar que la gente lo beberá en el próximo siglo. Fue creado hace 250 años, pero será relevante y deseado durante otro siglo y más allá. Es para todas las edades, como ciertas maletas que compras para toda tu vida”.
En 1990 se divorció de su primera esposa para casarse, un año más tarde, con la pianista Hélène Mercier-Arnault, con la que tuvo tres hijos. Dos de ellos, Frédéric y Alexandre ocupan los cargos de vicepresidente de Tiffany y director general de Tag Heuer, respectivamente. Jean, el hermano pequeño, ejerce desde 2021 como director de marketing y desarrollo de Louis Vuitton, pero no ocupa un sillón en el consejo directivo del holding.
Su primera incursión en la lista de millonarios de Forbes fue en 1997, donde se estrena con una fortuna de 3.600 millones de dólares.
Durante los últimos años de los 90 y los primeros 2000, LVMH creció tanto que se vio comprometida la liquidez de la empresa, por lo que analistas de inversión rebajaron su clasificación, tal y como publicaba el New York Times en 2001.
La historia reciente del magnate ha estado marcada por el ascenso meteórico de su fortuna que, según Forbes, en 2016 era de poco menos de 40.000 millones de dólares.
Desde que firmó con Rihanna la distribución de su rentable línea de cosmética de la artista, valorada en más de 1.700 millones de dólares, el contador de la fortuna de Bernard Arnault no ha dejado de subir hasta alcanzar los 239.000 millones de dólares que marcan en la actualidad.
Hace solo unos días, el presidente francés Emmanuel Macron reconocía la trayectoria empresarial de Bernard Arnault condecorando al millonario con la distinción de la Gran Cruz de la Legión de Honor de 2024, la mayor distinción que otorga el Estado francés, en un acto al que asistieron Elon Musk y Beyoncé.
‘La vie en rose’ del magnate del lujo
A Bernard Arnault se le conocen al menos nueve propiedades, entre las que se incluye su vivienda habitual en el elegante distrito 7 de París, un castillo en St. Tropez, otro al suroeste de París y seis propiedades en Berverly Hills (California).
El empresario francés acostumbraba a volar en su jet privado, pero recientemente se deshizo de él para evitarse los problemas de Elon Musk con la cuenta de Twitter que monitorizaba de sus vuelos. El propio millonario reconoció los hechos en una entrevista radiofónica en Radio Classique. “Efectivamente, con todas estas historias, el grupo tenía un avión y lo vendimos”, dijo Arnault. Ahora oculta sus desplazamientos con una empresa de alquiler de jets privados.
Uno de sus caprichos es el Symphony, un superyate de 101 metros de eslora con capacidad para 16 personas alojados en ocho camarotes atendidos por 27 tripulantes. Entre sus excentricidades, el yate cuenta con una piscina de 6 metros con suelo de cristal en una de sus cubiertas, un cine al aire libre, jacuzzi, sauna y oficina privada.
Imagen | Flickr (Trump White House Archivede, Jill_Ion), Wikimedia Commons (Phan Minh Tuan)
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