Bajo un sol abrasador, una bandera irreconocible con un mapache en su escudo ondea en lo alto de la plaza de un pequeño pueblo en medio del desierto. Nos encontramos cerca de la ruta 78 del estado de California, a dos horas y media en coche al noroeste de San Diego, en EEUU. "Bienvenido a Slowjamastán", reza un cartel junto a la carretera, donde se ha construido un control fronterizo improvisado.
¿Slowjamastán? Los Territorios Unidos de la Nación Soberana de la República Popular de Slowjamastán, mejor dicho. Se trata de una micronación dentro de EEUU, un "país" autoproclamado por un estrambótico DJ que compró un terreno de 44.000 metros cuadrados en el desierto y ha hecho de él toda una comunidad, con su propio pasaporte, moneda "oficial", leyes y cuerpo de policía.
Randy Williams era un locutor de radio de 46 años que pasó su vida intentando visitar todos los países del mundo. Al quedarse sin más países que visitar, decidió crear el suyo propio (con el nombre de su programa de radio, nada menos). Pagó 19.000 euros por estas tierras y decidió autoproclamarse "sultán" de esta árida región del desierto, un lugar que ahora está atrayendo a miles de personas de todo el mundo que buscan escapar de sus rutinas aburridas.
Declaró oficialmente la independencia de los Estados Unidos de América el 1 de diciembre de 2021 mientras retransmitía la secesión en directo desde su "oficina" gubernamental al aire libre en Dublândia, la capital de la República de Slowjamastán. Pero no hace falta decir que de oficial no tiene nada: esta micronación no se considera legalmente una nación soberana ni está reconocida por ningún país.
De momento, la República de Slowjamastán se vanagloria de tener 500 ciudadanos registrados y afirma que hasta 4.500 personas hacen cola para obtener también su ciudadanía. Para conseguirla, según la página web de la organización, sólo hace falta enviar un formulario con los datos personales. Eso sí, aunque es gratis, hay gente que ha pagado extras por convertirse en "embajadores" y "miembros del parlamento" de este reino del desierto.
¿Por qué la gente querría formar parte de esto? Según explica Williams en este artículo de CNN, "para las personas supone un respiro y un escape de la vida cotidiana, que desafortunadamente hoy en día incluye tanta lucha, tanta división política". Otros, sin duda, lo hacen por el humor que rodea a un "país" inventado por un excentrico DJ. Y los memes, claro.
De hecho, todo en Slowjamastán es estrafalario. El estado tiene su propio pasaporte y una moneda propia, el "Doble". También tiene un himno nacional, la zona horaria SST (Slowjamastan Standard Time) y un himno nacional que se toca en varias ocasiones y algunas leyes cómo la prohibición del calzado crocs y los slow-jams como música preferida.
No sólo eso, también cuenta con su propia guardia de seguridad, la policía fronteriza de Slowjamastán y una pequeña flota de vehículos oficiales, entre ellos un camión de bomberos y una camioneta que se anuncia como "PORDER BATROL". Esta última ha causado ciertos inconvenientes para los funcionarios fronterizos reales que patrullan regularmente el área entre Estados Unidos y México.
La comunidad es activa. Sus "ciudadanos" se reúnen en el desierto varias veces al año para eventos que incluyen "visitas diplomáticas", sellos de pasaportes y selfies con el sultán. Y es que, según Williams, son una dictadura con excepciones: "Realizamos ceremonias de votación y referéndums especiales. Recientemente, permití que los ciudadanos votaran sobre cuál debería ser nuestra fruta nacional, el deporte e incluso cuál debería ser el nombre de nuestro animal nacional".
¿Cómo empezó todo esto?
Para hablar del origen de Slowjamastán hay que saber un poco más de la vida de Williams. Como contábamos antes, se propuso viajar a todos los países del mundo, algo que pocas personas han conseguido. Y, durante sus viajes, se trasladó hasta la República de Molossia, otra micronación de similar tamaño que consiguió su independencia de EEUU en 1998.
Lo primero que hizo Williams al regresar de esa aventura fue maquinar cómo podría crear él mismo su propia micronación. Dos meses después compró el terreno por 19.000 euros y declaró unilateralmente su independencia en una carta formal enviada a Joe Biden y las Naciones Unidas, informándoles con la máxima cortesía de que Slowjamastán se había separado de EEUU: "Además, por favor no envíen las tropas. Somos una nación amante de la paz y deseamos cooperar con EEUU en casi todos los sentidos, excepto en los impuestos y las leyes".
Como es de esperar, aún no han recibido respuesta.
Aunque, para él, Slowjamastán cumple con los requisitos necesarios para convertirse en un estado-nación soberano según lo definido por la Convención de Montevideo de 1933, que define lo que se puede considerar un país: requiere que tenga una población permanente, un territorio definido, un gobierno y la capacidad de entablar relaciones diplomáticas con otros estados.
Lo cierto es que Slowjamastán no es la única micronación que ha empezado procesos similares. En el mundo, existen más de 100 micronaciones activas. El Principado de Sealand, en Reino Unido, del que hemos hablado en Xataka, se sitúa sobre una plataforma gigante en el mar. Australia, por su lado, es el hogar de un tercio de todas las micronaciones, incluido el Principado de Hutt River, cuyo príncipe autoproclamado declaró la guerra a Australia por telegrama en 1970 y se rindió dos días después.
En el caso de Slowjamastán, el problema es que hay gente que ha ido demasiado lejos. Reciben mensajes de personas de países que realmente buscan asilo y quieren mudarse allí con sus familias, muchos de Bangladesh. Según William, hay que dejar las cosas claras: "No bromeo sobre alguien que intenta encontrar una mejor vida. Así que tengo que ser serio y decirles: 'Miren, esta es más una experiencia virtual que física. La micronación está completamente rodeada por los EEUU y el pasaporte de Slowjamastán aún no ha sido aceptado para viajar".
Imágenes: Slowjamastan
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