Estamos casi seguros de conocer cuál fue la motivación de Bo McCready, @Boknowsdata, para realizar una infografía (aquí interactiva) sobre los episodios peor valorados de la series más puntuadas en la historia de IMDB: allá por mayo de 2019 (sí, aunque parezca que ha pasado una eternidad sólo hace un año de esto) las redes sociales se convirtieron en un contenedor de odio y furia. David Benioff y D. B. Weiss se empeñaron en “destruir” una serie y así lo hicieron, motivo por el que los votos de miles de personas le otorgaron una puntuación de un 4 en lugar del notable alto que había ido teniendo cada entrega de Juego de Tronos a lo largo de todo el lustro anterior.
Puedes ver la infografía completa al final del artículo.
Hace poco vimos el “efecto Resines”, un fenómeno relativamente habitual en la televisión por el cual los espectadores no soportan el broche final que los showrunners le dan a esas ficciones en las que han invertido horas y horas de su vida. El destino imaginado, personal e intransferible, siempre será más redondo que el que termine por realizarse en un mundo coartado por las limitaciones en la creatividad del guionista, las exigencias narrativas de los actores y los presupuestos.
El repaso de Bo McCready se centra en las series más votadas hasta el momento en IMDB, y eso hace que cambie la foto con respecto al tema que dimos hace un par de meses. Algunas de las conclusiones de este nuevo ejercicio son las siguientes: las series de comedia y “de fórmula” tienden a tener una valoración episódica más uniforme. No hay grandes sobresaltos a no ser que los creadores se la jueguen mucho saliéndose del molde. El episodio peor valorado de The Office, uno de los últimos de la octava temporada, tiene una nota de un 6.7 que ya querrían otras compañeras de lista. Seinfeld y su oscilar entre el 8 y el 9 convierte al producto de Larry David en un universo por encima de los aprietos críticos.
Es común en el género thriller, como demuestran Person Of Interest, Agents of Shield o Mr Robot, que la propuesta arranque flojeando pero que, llegado el punto de enganche del espectador, la valoración se mantenga a lo largo del tiempo muy alta. En este sentido el rey de reyes sería Los Soprano, con un cierre votado con un 9.6, rozando la perfección.
Entre las series que no supieron terminar está, claro, Juego de Tronos. También Dexter, un caso por el que nadie perdonó la deriva argumental de sus últimos compases y la incongruencia del destino de su protagonista con respecto a todo lo que se había visto antes. Por supuesto se incluye Cómo conocí a vuestra madre, aunque estaba claro desde el primer capítulo de la primera temporada que la resolución de su gimmick argumental nunca iba a llover del gusto de todos.
¿Quieres oír una sorpresa? El final de Perdidos está lejos de ser el más criticado por sus fans. Después de aquella tormenta de posteos en foros y tuits de la que fuimos testigos en 2010, el tiempo ha querido que sus nuevos espectadores rediman el final de la serie y valoren como mucho peores Fire + Water, un atropello para los fans del frágil personaje Charlie por mala escritura de guión, y Stranger in a Strange Land, el capítulo más “Lost” de todo Lost, centrado en los tatuajes de Jack sin que nunca sepamos su significado.
Años después los televidentes siguen sin perdonarle al director Rian Johnson y a Vincent Gilligan el famoso episodio de La Mosca de Breaking Bad. Este capítulo, por cierto, estaba parcialmente motivado por una limitación presupuestaria impuesta por el estudio para que se bajase el coste de producción media por programa, y de ahí que ocurriese en una única localización.
Ese pedazo de suspenso que vemos de repente en uno de los episodios de Star Trek: The Next Generation se debe a que no es un episodio como tal, o al menos así lo ven los trekkies. En plena huelga de guionistas, con apenas tres días para escribirlo y rodarlo, los responsables decidieron que un personaje, por cuestiones argumentales, tuviese que ir recordando partes de su vida pasada… que apenas era un corta y pega resumen de lo que se había visto en las anteriores temporadas de la ficción. Como un teaser tráiler muy largo que, además, ya habías visto.
Algo parecido le pasa a You Can’t Handle the Booth, casi al final de Family Guy: según los espectadores, lo único que pudo pasar durante la creación de este no-episodio es que los realizadores se dieron cuenta de la basura que habían animado y decidieron hacer un chiste, una simulación de un audiocomentario de DVD, con los actores de doblaje hablando por encima de lo que sucedía en las imágenes, e inventándose una trama de guerras de salarios entre los personajes que, a juzgar por las reviews, no provocó más que bostezos.
Lisa Goes Gaga, uno de los últimos episodios de la 22ª temporada, es el “único jodido episodio que odio” de todo Los Simpsons, como dicen varios internautas. Bien entrados en la travesía del desierto de las últimas ediciones de la dorada familia norteamericana, estamos ante una de esas clásicas funciones en las que valerse del starpower de una celebridad del mundo real, pero en este caso los veinte minutos del episodio parecen ser un desvergonzado clip promocional de Lady Gaga sin ninguna gracia.
Y llegamos al caso de House of Cards. Aquí no hablamos de una audiencia descontenta por algún fleco puntual dentro de la gran narrativa de la serie, sino de una insurrección popular contra la mismísima Netflix y su invento para la última temporada, que se tuvo que rodar, recordemos, cambiando por completo la trayectoria de la narración debido a la cancelación de Kevin Spacey como miembro de la sociedad. Visto lo visto, todo es perdonable salvo borrar a tu principal protagonista, aquel sobre cuyos hombros recae todo lo que estás contando, y hacer como que no pasa nada.
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