A día de hoy el dinero que hay en circulación, lo que tienes en tu bolsillo más lo que tienes ingresado en la cuenta del banco tú o el empresario de la esquina, son 90.4 billones de dólares. En cambio, el valor nocional de todos los derivados del mundo (si incluimos la capitalización bursátil del mundo, las deudas de las empresas, hogares y gobiernos) son 1,2 trillones. Es decir, más del 90% del dinero mundial no se corresponde con el patrimonio tangible, no financiero, sino con activos financieros, compromisos y deudas. Sería difícil, casi imposible salir de este modelo que hemos cimentado desde hace más de cien años.
Warren Buffett dice: según Forbes el tercer hombre más rico del planeta, justo por detrás de Bill Gates y Jeff Bezos. Es el propietario del holding Berkshire Hathaway, el experto en bolsa u Oráculo de Omaha, como muchos le llaman, y acaba de charlar con CNBC para dejar una de esas citas que permanecerá en los libros de la historia económica: "la gente empieza a interesarse en algo porque está subiendo, no porque lo entiendan o cualquier otra cosa. Porque el vecino de enfrente, alguien que saben que es más tonto que ellos, se está haciendo rico cuando no lo es. Entonces su pareja les dice: ‘¿no puedes tú también averiguar qué es eso con lo que podríamos hacernos ricos?’ Es demasiado contagioso, con lo que siempre será una parte inherente del sistema".
El chófer de Rockefeller: o el limpiabotas o la asistenta, dependiendo de la versión que te hayan contado de esta leyenda urbana. En teoría el fundador de la Standar Oil contempló horrorizado cómo uno de sus subordinados le pedía información de primera mano acerca del estado del mercado de valores. Fue entonces cuando el magnate decidió sacar todo su dinero de la bolsa, justo antes de que en 1929 Wall Street viviese su famoso Jueves Negro. Si cualquier ciudadano de a pie pensaba que podría salir de la pobreza invirtiendo en el mercado y sin mover un dedo, es que algo iba muy mal.
La crisis de 1987: se considera la primera crisis de la era del e-trading (del comercio electrónico, cuando en cualquier momento había algún mercado abierto en algún rincón del mundo) y una de las más dolorosas por inexplicables: la bolsa hongkonesa cayó un 45%, los inversores de todo el globo entraron en pánico simultáneamente y sumieron todos los valores en una recesión que no se atenía a ninguna variable visible o explicable. Desde entonces y con cada nueva crisis varios de los preceptos fundacionales del libre mercado (como son la teoría de la elección racional, la teoría del equilibrio de mercado o la hipótesis de la eficiencia del mercado) se han puesto en entredicho.
Envy makes the world go around: con estas declaraciones, el mayor experto vivo en bolsa ha sentenciado que, desde su punto de vista, el 90% del dinero del planeta, ese que somete a millones de personas y que cada tanto nos lleva colectivamente a la ruina, funciona por emociones prosaicas y comportamientos irracionales. Las burbujas no son más que eso: a mayor rendimiento, mayor riesgo, y nuestra propia ambición por el “dinero fácil” y la envidia sobre demás nos hace creer en lo que no es. Ciclos que, según el inversor, estamos condenados a perpetuar.
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