Cánticos xenófobos, brazos en alto, cacerías de extranjeros. Por segundo día consecutivo miles de neonazis se manifiestan en Chemnitz, Sajonia, por la muerte de un joven alemán de origen cubano que, presuntamente, murió en una reyerta a manos de un hombre sirio y otro iraquí en la que estuvieron involucrados hasta 10 personas, todas ellas inmigrantes, y entre los que hay otros dos heridos de gravedad.
Video von Jagdszenen in Chemnitz. #c2608 pic.twitter.com/73I13zEXIJ
— Fabian Eberhard (@FabianEberhard) 26 de agosto de 2018
Sólo uno de los 2.379 homicidios que suceden en Alemania cada año. Un mártir de la causa para los otros que han salido en tropel a las calles y que han agredido a decenas de ciudadanos. Los antidisturbios, superados por la enorme afluencia de radicales a la manifestación (que se cifran en 6.000), no consiguieron detener a la horda, y como indican algunos periodistas de campo, los profesionales tuvieron que replegarse ante la peligrosidad de la zona.
El evento ha sido, como decimos, doble. El domingo, al poco de conocer la muerte de Daniel H., los rumores empezaron a circular en grupos de Facebook de extrema derecha, lo que llevó a una manifestación improvisada de algo menos de un millar de personas.
Incidentes en #Chemnitz tras el asesinato de un alemán a manos de un iraquí y un sirio.
— eSpaiNews (@eSpaiNews) 28 de agosto de 2018
Dos marchas, una neonazi y otra contra la xenofobia se cruzaron en el centro de la ciudad: pic.twitter.com/VFpo8ycLZB
Al día siguiente, y después de que se confirmase que la policía iba a detener a un sirio y a un iraquí en relación con este caso, miles de personas se reunieron en el centro de Chemnitz en dos manifestaciones opuestas: la convocada por la organización de extrema derecha Pro Chemnitz, a la que fueron unas 6.000 personas, y la organizada la izquierda, a la que asistieron unas 1.500 personas. Esta vez la respuesta antixenófoba era la minoría.
1000 Rechtsextreme marschieren in Chemnitz auf. Laut Beobachtern Übergriffe auf Migranten. Polizei überrumpelt. #c2608 pic.twitter.com/LuxcEV5onD
— Fabian Eberhard (@FabianEberhard) 26 de agosto de 2018
Lo peor, para los políticos, es que lo de Chemnitz se ha recogido en decenas de vídeos. “En Alemania no hay lugar para la justicia de mano propia, ni para los grupos que quieran propagar el odio en las calles, ni para la intolerancia ni el extremismo”, dijo el lunes el portavoz del Ejecutivo, Steffen Seibert.
Menschen, die in Chemnitz "für Ordnung sorgen" wollen.
— Lars Wienand (@LarsWienand) 26 de agosto de 2018
Und die Polizei, die von solchen Leuten eine Stufe runter aufs Kreuz geworfen wird. pic.twitter.com/HAuhzgpjJh
Angela Merkel así como todos los partidos del espectro de la izquierda condenaron rápidamente y con firmeza los actos, pero a los partidos conservadores y de nueva derecha les ha costado más. El CSU o Unión Social Cristiana de Baviera, actual representante en la región, no dijo nada hasta el día siguiente. El Afd o Alternativa por Alemania, representantes de la derecha más extrema y xenófoba y actual primera fuerza opositora del país, tuiteaba: "cuando el Estado ya no puede proteger más, la gente va a la calle y se defiende sola".
Contra el estado paternalista
La raíz del conflicto es muy clara: desde que en 2015 llegasen al país más de 1,2 millones de refugiados sirios por el plan de Merkel de convertir al país en el estandarte de acogida migratoria europea, se ha disparado la xenofobia y el ultranacionalismo. Tres años más tarde se sienten legitimados por las calles, por las urnas y por muchos políticos que, si no representan directamente el discurso neonazi, no condenan lo suficientemente ataques como el de ayer, buscando así sumar adeptos entre el creciente votante antiinmigratorio.
Varios medios de comunicación han recriminado a la policía de Sajonia haber infravalorado el peligro de las concentraciones previstas, aun teniendo fichados como tenían a varios ultras y hooligans que iban a acercarse al evento. Sajonia, antiguo territorio de la Alemania Oriental comunista de fuerte sentimiento patriótico y lugar en el que algunos sociólogos han dicho que se minimiza su tendencia al extremismo nacionalista, es también la cuna del recientemente nacido movimiento de Pegida (Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente).
Cómo de preocupante es la ascensión neonazi en Alemania
Aunque son fenómenos relacionados, una cosa es el crecimiento del sentimiento xenófobo y el auge del voto nacionalista (comprensible, además, por el estancamiento salarial del país en las últimas décadas), y otra muy distinta que, en un país cuya sombra del racismo es tan alargada, empiece a haber grupos violentos nostálgicos con el ideario de Hitler. Hay un miedo patente a que vuelva en Alemania el nazismo. “Cuando la excitación de multitudes de extrema derecha crea disturbios en el corazón de Alemania y el Estado de Derecho se ve sobrepasado recuerda un poco la situación de la República de Weimar”, dice hoy el medio Der Spiegel en su web.
Far right? Or ordinary Germans sick and tired of being attacked by Merkels migrants? #Chemnitz pic.twitter.com/PHU0kV9Kvv
— Katie Hopkins (@KTHopkins) 27 de agosto de 2018
Como sabemos, el proceso de desnazificación en Alemania fue bastante profundo, y su política de penitencia nacional se mantiene por parte de las instituciones 70 años después de aquellos hechos. Pero según el último informe del BfV, la instancia encargada de vigilar a los grupos extremistas, “el extremismo de derecha está ganando terreno”. Se han quintuplicado en tres años los ataques perpetrados contra los centros de acogida de refugiados y la filiación a grupos nazis está empezando a crecer en foros digitales secretos, tal y como ocurre con el terrorismo islámico. Se cree que ahora mismo hay más de 23.000 ciudadanos alemanes asociados a estos grupos.
Hay quien va más lejos. Atila Karabörklü, presidente de la comunidad turca en Alemania, ha sacado a colación de las manifestaciones de estos días el recrudecimiento neonazi del NSU décadas atrás: "en estos ataques hay una triste continuidad desde la década de los 90: desde la cacería de personas en Rostock-Lichtenhagen en 1992, que terminó con el incendio de una residencia de refugiados, hasta Chemnitz. Hay un vínculo entre los pogromos de los 90, la inactividad del Estado, los asesinatos de NSU y el Poder del Estado, que busca criminalizar a las víctimas”.
Esto es lo que dicen las cifras. Procedemos a hacer el recuento de atentados y víctimas de los distintos bandos en Alemania entre 1990 y el momento actual, ordenados según mortalidad de los atentados:
Grupos de extrema izquierda han llevado en este tiempo tres ataques, sin muertos o heridos en ninguno de los casos.
Grupos mixtos (nacionalistas irlandeses o kurdos, por ejemplo) han protagonizado siete atentados, con un saldo total de tres muertos y otros tres heridos.
En estos casi treinta años han tenido lugar siete atentados neonazis, con un recuento de 18 víctimas mortales y 42 heridos, siendo los más notables los ataques de las células del NSU.
El terrorismo islámico se ha saldado en este tiempo 15 víctimas mortales y 74 heridos. Siete atentados con una altísima tasa de mortalidad alcanzada principalmente por el ataque que tuvo lugar en Berlín a los pies de una iglesia en Charlottenburg en 2016 y cuyo conductor se llevó él sólo a 12 personas y 48 heridos por delante.
Es decir, que actualmente es tan peligroso para la paz social el colectivo neonazi como el terrorismo yihadista. Con una esencial diferencia: además de la tarea de desarticulación policial, va a ser crucial que los políticos sigan condenando con tanta dureza unos ataques como otros. Por eso no es buena señal que el Afd, al que han votado millones de alemanes, no sólo no condenen sino que encima celebren manifestaciones violentas como las vividas en Chemnitz estos días.