California aprueba una ley contra la “economía del bolo”: si trabajas para Uber, eres su empleado

La gig economy o economía del bolo está en el punto de mira de multitud de regiones. También en California, donde la Asamblea Estatal acaba de aprobar un proyecto de ley que le pondría muy difícil a las empresas considerar a los trabajadores como contratistas independientes en lugar de empleados propios de su estructura. Sólo queda que el gobernador (Gavin Newson, demócrata conocido por sus defensas del matrimonio igualitario y la defensa de los derechos de los inmigrantes) dé el visto bueno para ponerla en marcha.

La “Dynamex” o norma del ABC: la nueva normativa, conocida popularmente como Dynamex, es proactiva en lugar de reactiva. Antes de contar con los servicios de un posible contratista, la empresa tendrá que justificar que ha realizado una serie de pruebas: a, si la compañía no controla los horarios y la ubicación del candidato; b, demostrar que su trabajo no será esencial para la actividad de la empresa; y c, que el candidato tiene otros contratos en esa misma industria. Si no cumplen estas tres normas, automáticamente será considerado como empleado. La norma se aplicará de forma retroactiva.

Falsos autónomos debajo de las piedras: aunque es fácil pensar que esta “economía del bolo” sólo afecta a esas empresas de nuevas tecnologías tipo Uber o repartidores de Amazon, lo cierto es que los legisladores ya sabían que en California hay muchos más trabajadores víctimas de esta precariedad, como esteticistas, manicuristas y bailarinas exóticas. No es poco lo que ganan: se aseguran un sueldo mínimo de 12 dólares la hora, el pago de las horas extra, seguro por desempleo y ayudas sanitarias y bajas por enfermedad, entre otras.

Según cálculos gubernamentales de la Hacienda estadounidense, a fecha de 2010 un quinto de todo el fraude fiscal cometido en el país provenía de la falta de reconocimiento del verdadero estatus de los trabajadores.

Madrid en vilo: después de varios juicios particulares en los que distintos trabajadores de Glovo y Deliveroo han conseguido sentencias dispares y una resolución de Dirección General de Trabajo que decía que los riders son trabajadores, hoy tiene lugar un macrojuicio en Madrid sobre 500 repartidores que puede provocar un punto de inflexión. La sentencia puede no ser favorable para los repartidores, y con toda seguridad Deliveroo recurrirá en caso de ser perjudicial para ellos, pero está encaminada a llegar al Tribunal Supremo, donde se podría crear jurisprudencia para el colectivo.

¿Y si no son empresas demasiado rentables? Es lo que se desprende de los resultados de su última Oferta Pública Inicial (OPI) de Uber, donde ha vuelto a perder 1.000 millones de dólares en el primer trimestre, cuando en 2018 también perdió otros 3.000 en todo el año. La empresa crece, pero no lo suficiente como para despejar las dudas de su rentabilidad. Algo parecido le pasa a Lyft, y Deloveroo está así así. Algunos hablan de una nueva burbuja como las .com, mientras que otros lo consideran el futuro empresarial. Su crecimiento también depende, en parte, de ese ahorro en cotizaciones costes de sus empleados colaboradores.

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