90 gramos de peso han detenido el trabajo de diez excavadoras y han puesto en espera la movilización de 300.000 personas en Ottawa, Canadá. Los chorlos tildíos, especie protegida en el país norteamericano, tienen la particularidad de anidar en tierra firme. Un único ejemplar de chorlo decidió posarse sin previo aviso el pasado 23 de junio en mitad del descampado en el que dos semanas después, y tal y como estaba planificado desde hacía casi un año, tendrían que aparecer los Foo Fighters, The War on Drugs o Beck. La protección federal que ostenta el ave era de mayor relevancia que cualquier acción humana. Así fue cómo el Bluesfest se topó con uno de los obstáculos más absurdos de la historia de los festivales.
El plan de la naturaleza: un pájaro hembra, 90 gramos de peso, pelaje moteado blanco y marrón, decide posar sus huevos en una intersección de adoquines en medio de una zona campestre. Los instintos maternales del chorlo recelan al ver acercarse a los trabajadores humanos de la empresa musical, que ya cuentan con el tiempo justo para montar este, el que sería el escenario principal para las casi dos semanas que dura el festival. Las autoridades federales se enteran de lo ocurrido y se apresuran a proteger el nido y los huevos, contratando a un guardia de seguridad para vigilarlo las 24 horas del día y acordonar el área con cinta amarilla para impedir el paso de indeseables.
This security guard hired by the NCC to guard the killdeer #BluesfestNest is my favourite Most Ottawa Thing ever. #ottawa pic.twitter.com/KPxfdDrtDQ
— Andrew King (@twitandrewking) 26 de junio de 2018
El plan de los humanos: cualquier retraso en las obras sería fatal para la organización del macroevento (artistas descolgados del cartel ante una nueva programación, miles de cancelaciones de viajes por parte del público, gastos extraordinarios de indemnización a asistentes…). 26 días, contaban, es lo que les dijeron los ornitólogos que podían tardar de media estos animales en terminar el proceso de incubación. Se les iba completamente de fecha. Alternativa: ¿mover el nido 50 metros más adentro de la maleza, alejados del espacio del escenario? Comienza el contraataque.
El ave que escapó de su prisión: con toda la gentileza del mundo, de un metro en un metro, dejando que el ave se reacondicionase a cada nuevo espacio donde mimar sus huevos. Una empresa que llevó un par de días, pero que terminó de forma exitosa cuando cuatro días más tarde la chorla vio nacer a tres polluelos y se marcharon rápidamente, sin tiempo siquiera de aceptar en su camada a una cuarta cría que nació más tarde y en peores condiciones que las demás. Ha sido un gran final para todos, incluidos los festivaleros, que mientras miraban con expectación las noticias del futuro de sus vacaciones seguían las actualizaciones del pájaro desde su cuenta oficial de Twitter y le ponían nombres a los bebés pájaro.
Y no, no es la primera vez que pasa. De hecho, a principios de este año, la construcción de un centro de salud de 4 millones de dólares en Ladysmith, Wisconsin, se tuvo que detener temporalmente cuando se descubrió otro nido de huevos de chorlos tildíos. Pese a su tendencia a incordiar, lo cierto es que sus cantos son preciosos.