Reino Unido, un país cuyos mayores hallazgos culinarios oscilan entre el pastel de riñones y el haggis, no cuenta con la mejor de las reputaciones dentro del mundo gastronómico. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, tanto sus chefs profesionales como otros cocineros muy mediáticos a un lado y a otro del Atlántico (Estados Unidos no se salva) están enseñando otras cocinas (y comidas) a su publico anglosajón.
Con, en muchas ocasiones, mala pata: la cocina española es uno de sus themes más recurrentes, y en ella nunca falta el chorizo. Y si bien sabíamos de su especial predilección por la paella, un objeto de fascinación casi mística para todo guiri que se precie, vivíamos ajenos a su particular relación de amor (atroz) con otro alimento tan español como la tortilla de patata. Y no, tampoco se salva: su receta no sale indemne de las manos anglosajonas.
En Twitter, el viral del día viene a cuenta de una cuenta-plagio de Tasty, el canal de BuzzFeed dedicado a mostrar en vídeos muy amenos recetas de comidas (algunas aceptables, otras bordeando el terreno del infarto de miocardio). En ella, vemos un vídeo (cuya autoría esconden y BuzzFeed, de momento, investiga) en el que una "spanish omelette" se cocina con ¡chorizo y pimiento rojo! y gigantescas rodajas de patatas.
Todo está mal, y Twitter, como siempre, ha entrado en modo-cólera.
Pimiento rojo y espinacas en tu tortilla
No es la primera vez que la cocina anglosajona experimenta de modo popular y viral con la tortilla de patata. Una mera búsqueda en Google revela toda clase de horrores a ojos del buen español. Y en canales tan respetables como la BBC. En esta receta, por ejemplo, descubrimos no sin espanto que el canal público británico propone cocinar algo tan simple como una tortilla con mantequilla (horror vacui) y pimiento. Al horno.
Este otro cocinero de marcado acento inglés propone soluciones similares. Primero, comienza su vídeo explicando que no-pasa-nada por echarle cualquier cosa a la tortilla, que cualquier ingrediente vale, en un Sodoma y Gomorra que debería haber terminado en el Tribunal de la Haya. Después, fríe trozos gruesos de patata ¡sin pelar!, para añadir gordas porciones de chorizo. No contento, nuestro amigo despacha el volteado de la tortilla... sin voltearla. Es decir, colocando la sartén en el horno para que se haga por arriba.
Tortilla de patatas al horno y a la sartén. Con mucho, mucho perejil por encima. El efecto del horno provoca una rara quiche antes que una tortilla.
Esta clase de provocaciones, que aparentemente han pasado por encima del Ministerio de Exteriores y de Defensa español y que, cuando se consume el Brexit, podrían agriar las relaciones diplomáticas entre ambos países, proliferan por la red al uso de las fake news, con el chorizo siempre presente, en un nuevo envite anglosajón contra los fundamentos de la civilización.
El vídeo que circula hoy por Twitter, sin embargo, va un paso más allá. Primero, utiliza pedazos demasiado grandes de patata, y segundo, pone chorizo curado, lonchas de Argal en vez de chorizo para cocinar. No contentos con semejante abominación, añaden cebolla roja (es mejor utilizar blanca) y larguísimas tiras de pimiento rojo (¿?) para rematar la faena añadiendo paprika (llaman así también al pimentón). El resultado es poco apetecible.
Las respuestas al vídeo son de carácter pre-revolucionario.
En España todo es broma. Menos la comida
Sabemos por los casos de Jamie Oliver y Rob Schneider (especialmente el de este último, haciendo una paella al horno, pero no "al forn", que en esencia eran langostas con algo de arroz Brillante por encima) que la policía de la paella, personificada en centenares de vigilantes tuiteros valencianos, patrulla con regularidad las redes sociales. Pero no que también existe una guardia civil de algo tan español como la tortilla de patata.
Dicho esto, ¿hay una receta única y exclusiva de la tortilla de patata? Obviamente, no. Uno de los dilemas más antiguos de la historia de la humanidad, emparejado junto al huevo o la gallina, es la eterna dicotomía de los concebollistas y los sincebollistas, Bien y Mal de nuestra era, Ying y Yang de Occidente, Lado Oscuro y La Luz de Star Wars. Ambas escuelas, irreconciliables y condenadas a enfrentarse en el Día del Juicio final, preconan que la cebolla es o bien indispensable o bien inasumible en la tortilla.
Tan elemental discusión es síntoma de algo más profundo: cada uno hace su tortilla como le viene en gana. Como cualquier plato popular. Como explicó El Comidista a cuenta de la paella, la cocina lo aguanta todo, incluso ratas.
Pero hay algunos elementos comunes, queridos brits. Primero: no al chorizo. Basta. El chorizo es un invento fantástico, pero echar chorizo a una cerveza no lo convierte en cerveza española. Segundo: no al horno. Es tan sencillo como colocar un plato encima de la sartén. Tercero: a ser posible, ningún otro condimento vegetal que sobrepase a la cebolla. Eso incluye las toneladas de perejil de la cebolla de nuestros amigos de arriba. Y cuarto (aunque esto varía), es ideal que el huevo no cuaje completamente, que la textura sea tierna.
Si la Batalla de la Paella se puede ganar, también la de la Tortilla de Patata. Aunque pequemos de más papistas que el Papa. Sólo queda esperar a que Jamie Oliver descubra el cocido. Ese día la toma de armas será inevitable.
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