Cuatro muertos y 200 enfermos después, el coronavirus ha paralizado la actividad pública de Italia. Se trata del primer país europeo donde se han registrado contagios internos a gran escala, lo que ha generado una crisis política, sanitaria y logística similar a la experimentada por China durante las últimas semanas. Una cepa que ha congelado al país.
Venecia. El ejemplo más evidente es el Carnaval de Venecia, celebración que atrae cada año a miles y miles de turistas. Una semana después del inicio de las actividades, las autoridades locales han cancelado la programación hasta el miércoles que viene, fecha de cierre. El riesgo de contagios en la región del Véneto, a la que Venecia pertenece, ha motivado la decisión.
El Norte. Todas las escuelas, universidades y museos de la provincia permanecerán cerrados hasta el 1 de marzo, según ha explicado su presidente, Luca Zaia, y ningún evento "público o privado" podrá celebrarse hasta entonces. Medidas similares han tomado las autoridades de Piamonte, Emilia-Romagna y Lombardía, las principales regiones del norte del país.
Es, por el momento, un fenómeno circunscrito al Valle del Po.
Cuarentena. El epicentro de la crisis se encuentra en una pequeña comarca al sur de Milán y a pocos kilómetros de Piacenza. Once municipios, entre ellos Casalpusterlengo y Codogno, están en cuarentena. El 90% de los contagios se han producido en sus alrededores. No se puede entrar o salir de ellos, una medida que mimetiza a la adoptada por China en Hubei.
Al menos 50.000 personas están en cuarentena, bloqueadas, entre amargas quejas y colas en los supermercados en busca de provisiones.
Parálisis. No hay paciente "cero", lo que ha espoleado un estado de crisis, paranoia y parálisis en el norte de Italia. La Scala de Milán ha cerrado. Cinco partidos de la Serie A, la máxima categoría del fútbol italiano, han sido suspendidos. La semana de la moda en Milán ha celebrado sus últimos desfiles a puerta cerrada y sin público, antes de bajar la persiana.
Es probable que medidas similares afecten a otros acontecimientos. La Milán-San Remo, la mayor prueba ciclista del país cuya geografía norte recorre a lo largo de 300 kilómetros, corre riesgo de suspensión, algo inédito desde la Segunda Guerra Mundial. Otros eventos, como el Nápoles vs. Barcelona del miércoles, se mantienen en pie al celebrarse en el sur.
Internacional. El resto del continente observa inquieto los acontecimientos en Italia. Austria cerró temporalmente el tráfico ferroviario con el país transalpino, aunque a esta hora los trenes circulan con normalidad. Suiza ha descartado por el momento un cierre de la frontera. Giuseppe Conte, primer ministro italiano, ha descartado suspender Schengen, en línea con lo anunciado por las autoridades europeas.
Todos ellos, eso sí, han llamado a la calma con reservas. El ejemplo chino y la escalada de casos en el resto del mundo sirven como referencia.
Imagen: AP
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