Cassandra Vera y las donaciones por su juicio: cuando das dinero a un imputado y es absuelto

Hace apenas un mes el Tribunal Supremo dictaba sentencia: realizar chistes sobre un ministro franquista asesinado por ETA no constituía base suficiente para condenar a alguien. Cassandra Vera, la mujer cuyo caso saltó a la primera plana mediática exactamente un año antes cuando la Fiscalía decidió llevarla a los tribunales por enaltecimiento del terrorismo, era absuelta. Se trató de un pequeño y singular triunfo de la libertad de expresión, uno icónico.

Un mes después Cassandra ha vuelto a ser el centro de atención de una larguísima polémica en las redes sociales motivada, en gran medida, por el estatus referencial que su figura ha alcanzado durante los últimos meses. ¿El motivo? Al parecer, un grupo de antiguos donantes que le transfirieron dinero con objeto de pagar las costas del juicio y de compensar el daño a su imagen y a su futura carrera profesional le está pidiendo que lo devuelva. Y a partir de ahí, el flame.

Cuando Vera fue llevada a la Audiencia Nacional por sus chistes sobre Carrero Blanco abrió una campaña de donaciones directas en PayPal. Es una herramienta común dentro del activismo: diversas aplicaciones permiten entregar dinero a personas sin recibir nada a cambio, como símbolo de su compromiso por la causa o como forma de recompensar actividades altruistas que tienen un bien último. En parte, Cassandra lo justificó como herramienta para pagar las costas del juicio.

Ahora bien, dadas las potenciales consecuencias explosivas de la sentencia (Vera se enfrentaba a una potencial inhabilitación en la carrera pública, como profesora, en caso de ser condenada), las donaciones tuvieron un carácter de apoyo a una causa, una suerte de donación moral monetizada. Hasta ahí, nada fuera de lo normal. Ni siquiera cuando la cuenta de PayPal se mantuvo en su perfil de Twitter tantos meses después: es una historia corriente, como tantas otras.

Lo singular llega ahora: tras su absolución, un mes después, diversos usuarios de Twitter comenzaron a solicitar la devolución del dinero. En las peticiones se entremezclan todo tipo de causas y sujetos: desde cuentas parodia como @PadreBurgués, cuyo tuit ha sido uno de los más celebrados, hasta trolls de toda clase y condición, pasando por tuiteros que se planteaban honestamente si Cassandra debería o no debería devolver las donaciones recibidas por el juicio.

Cassandra durante el juicio.

El asunto volvió a colarse entre los TT más populares del fin de semana, y rápidamente derivó en el habitual ajuste de cuentas digital entre los numerosos críticos de Cassandra Vera, en muchas ocasiones preñados de comentarios tránsfobos. La proyección de su figura, muy asociada a medios de izquierda como El Diario o a partidos políticos como Podemos, ha hecho de su nombre un asunto controvertido capaz de enconar debates y posiciones en una red social tan polarizada como Twitter.

La cuestión es, ¿debería devolver el dinero Cassandra? Para algunos usuarios, sí, especialmente al descubrir que las costas del juicio corrieron a cargo del erario público, como la propia Vera ha explicado. Si parte de lo donado se destinó explícitamente a costear unos pagos que su familia no podría afrontar, ¿no sería de justicia rechazarlos? Según Cassandra, eso es lo que hizo cuando descubrió que los costes serían nulos (y a quien le pidió el dinero de vuelta).

Para otros la polémica es más compleja. Por un lado, la campaña de donaciones se activó en torno a varias cuestiones clave: no sólo se trataba de afrontar las costas del juicio, sino también de compensar las posibles consecuencias económicas y profesionales futuras de la persona juzgada. Pero también operó en torno a otro vector: el apoyo simbólico a una causa que se creía justa y que, para muchos donantes, representaba un grave ataque a la libertad de expresión.

Dicho de otro modo: no se trataba de un crowfunding que salió mal y que finalmente no cumplió los criterios para seguir adelante, sino de un dinero entregado tanto de forma directa (para ayudar a la procesada) como de forma ideológica (para apoyar una causa). Desde este punto de vista, no tendría demasiado sentido pedir el dinero de vuelta, en tanto que su donación tenía un carácter ideológico más próximo a las colaboraciones con organizaciones no gubernamentales.

Más allá de los tonos éticos, la polémica es en realidad una trifulca entre diversos grupos enfrentados en Twitter, con Cassandra Vera como epicentro (y punching bag) de la disputa. Numerosos usuarios han utilizado el término "estafa" para atacar a Vera, aunque lo dispuesto en el Código Penal al respecto parece lejos del caso que nos ocupa. Sea como fuere, la bola viral ha vuelto a poner a Cassandra en un ojo del huracán mediático del que, de un año a esta parte, no parece salir.

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