Una semana después de la sentencia del Tribunal Supremo, Cataluña ha entrado en una dimensión política hasta ahora desconocida. Los graves disturbios de Barcelona han fragmentado al independentismo, en especial por el rechazo de sus líderes a la violencia. Figuras antaño veneradas como Gabriel Rufián, enfant terrible del Congreso de los Diputados, se han topado con el rechazo de parte de las bases independentistas durante este fin de semana. Los altercados han colocado al Govern en una posición delicada, y han favorecido el enroque de los partidos constitucionalistas. Incluido el gobierno de Pedro Sánchez.
Torra desea reunirse con él. Pero el presidente lo rechaza. Y entre tanto, Cataluña se ha convertido en un capítulo de The Office.
El vídeo. Es la sensación a esta hora de la mañana: un fragmento de apenas medio minuto en el que un miembro del equipo de Quim Torra le comunica la negativa de Moncloa a fijar una reunión entre ambas partes. "Quins collons", responde el presidente de la Generalitat, de fondo, mientras su empleado trata de cerrar infructuosamente la puerta ante las expresiones de indignación de su superior. El vídeo forma parte de un reportaje de TV3 sobre el funcionamiento interno del gobierno en plena crisis, y sin cortes, al estilo de un documental, se ha convertido en un meme instantáneo por su inevitable paralelismo con The Office.
Absurdo. Porque allá donde Michael Scott logra enturbiar el ambiente de su oficina con sus continuas extravagancias y ocurrencias surrealistas, aquí Torra, en un momento de máximo tensión, se entera mediante un correveidile de la negativa de Pedro Sánchez a fijar la reunión. La escena tiene una vis cómica inevitable, entre el alucine teatralizado del president y el cierre de puerta paulatino, sin mucho más que decir, de su trabajador. Es la parodia involuntaria de una crisis política que, entre superhéroes postizos, legionarios en patines y discursos de Mariano Rajoy por megafonía ha entrado en el terreno de lo absurdo.
Memes. No es la primera vez que Cataluña sucumbe al arrebatador encanto del meme, como si a mayor gravedad política los acontecimientos generaran más y más comedia social. En los convulsos días previos y posteriores al referéndum, las calles se llenaron de ex-milicianos rusos advirtiendo sobre la evolución armada del conflicto, señores emitiendo Manolo Escobar a todo trapo desde su balcón, Manolo el del Bombo consultado como experto por las televisiones nacionales, manifestaciones de gallinas, pastores alemanes patriotas, empleados de La Caixa coreando a la CUP y gitanos aplaudiendo a la Guardia Civil.
La Cataluña, la España más tróspida.
Seriedad. Lo cierto es que la crisis de Cataluña ha vuelto a alcanzar su pico de máxima gravedad tras octubre de 2017. Los disturbios han obligado a los partidos de la oposición y al gobierno central a tomar una posición dura frente al independentismo. Sánchez ha exigido a Torra una "condena" clara y nítida de la violencia, paso obligatorio si aspira a repetir la controvertida reunión de Pedralbes de hace un año. El "quin collons" obedece al interés de Torra en el encuentro, una forma de escenificar su desencuentro con Moncloa y un cierto avance en plena crisis interna del independentismo. Son numerosas las voces que piden la dimisión de su consejero de Interior por la represión de las protestas.
¿El camino? Los próximos se antojan a un tiempo inciertos y cruciales, ante la inminente convocatoria electoral en toda España y el posible adelanto en Cataluña, exigido ya abiertamente por ERC. La situación se encamina de nuevo hacia el bloqueo, al menos hasta el 10 de noviembre. Todo ello mientras los disturbios de Barcelona no han remitido durante el fin de semana, y tras otra movilización multitudinaria y masiva del independentismo. Un contexto de tanta volatilidad política y social que, en un paradójico giro de los acontecimientos, nos ha conducido a escenas televisivas dignas de The Office.
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