¿Centrales nucleares activas con 50 años? El debate al que España se acerca poco a poco

Un elefante se cuela en la habitación, sin que nadie le preste demasiada atención, cada vez que España se dispone a debatir sobre su futuro energético. Las centrales nucleares. En 2019 produjeron el 21% de la electricidad de España, un punto por encima del año anterior. El país sigue dependiendo en gran medida de la energía nuclear. Pero las centrales cumplen años. Y tarde o temprano España deberá tomar decisiones.

Prolongación. Eso será en el futuro a medio plazo, eso sí. De momento la actitud de las autoridades se puede resumir en un término rugbístico: patada a seguir. Ayer el Consejo de Seguridad Nuclear prolongó el periodo de actividad de Vandellós II. Seguirá produciendo electricidad hasta 2030, como mínimo. La prolongación de su vida útil sigue a la firmada semanas atrás para Almaraz I y II (hasta 2027 y 2028).

Qué implica. Que nuestras centrales nucleares se están haciendo viejas. Por encima ya de lo deseado originalmente por los sucesivos gobiernos. En teoría, el parque nuclear nacional se diseñó para una vida útil de 40 años. Vandellós II, conectada a la red en 1988, superará el umbral en 2028, aunque ya tiene licencia para operar hasta 2030. Almaraz se irá a los 44 años. Otras seguirán su camino. Muchas rondarán los 50 años.

Fechas. Es algo aceptado ya por todas las partes implicadas. El año pasado, gobierno y energéticas acordaron extender el funcionamiento del parque nuclear hasta los 46 y 47 años. Ascó I y Cofrentes seguirán activas hasta 2030 (47 y 46 años respectivamente); Ascó II, hasta 2032 (46 año); y Trillo se irá hasta 2035 (47 años), horizonte máximo a día de hoy para que la energía nuclear continúe activa en España.

Quieren más. Sucede que tal fecha podría quedarse corta. Endesa ha sido muy explícita al respecto, manteniendo una amortización estimada de 50 años para las plantas que controla mayoritariamente. Es el caso de Ascó I, Ascó II y Vandellós II: donde el gobierno prevé cierres en 2030, 2032 y 2035, la empresa retrasa la clausura hasta 2033, 2035 y 2037. Alcanzando así una vida útil de 50 años, cinco* décadas de funcionamiento.

Lo explicaba así un portavoz de la compañía a principios de año:

La hipótesis básica con la que trabajamos es que las centrales nucleares cierren cuando establece el protocolo pactado. El plan establece que la última central cerrará en 2035. En quince años puede pasar muchas cosas. Endesa deja la puerta abierta a todo.

Dependencia. Es decir, cuentan con futuras extensiones. Su cálculo es doble: por un lado el económico (más años en funcionamiento es más años de rentabilidad) y por otro el energético. España tiene una relación de elevada dependencia (un quinto de su electricidad, nada menos) con la nuclear. El gobierno desea cerrar a un tiempo las térmicas y las nucleares, algo que, como hemos comentado en otra ocasión, es inviable.

La mezcla de nuclear, ciclo combinado, carbón, fuel y gas produjo en 2019 el 50% de la energía de los españoles. Las renovables, el 36%. Si España cerrara todas sus plantas contaminantes en 2028, por ejemplo, la renovable no tendría la capacidad para absorber toda la demanda. Y sin nuevas nucleares a la vista (tras la moratoria y hasta nueve reactores paralizados), el país afronta un debate cada año más urgente.

¿Cuánto puede dar de sí una central nuclear y con qué las vamos a sustituir?

Imagen: José Ibáñez/Commons

*Una versión anterior de este artículo hablaba erróneamente de "cincuenta" y no "cinco" décadas de funcionamiento.

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