China adora a los "mukbangers", streamers que se pegan atracones. Ahora su gobierno los ha prohibido

Al igual que en el resto del mundo, los chinos adoran a los glotones. “Reyes del estómago”, los apodan, también se les conoce como “mukbangers”. En las redes sociales Douyin, Kuaishou, ByteDance y Weibo proliferan desde hace años maestros de la deglución: se sientan ante un festín ultracalórico y comen y comen, en muchos casos hasta vomitar, en riguroso directo. La audiencia es gigantesca, las posibilidades de monetización vía restaurantes y marcas abundantes y la competitividad creciente, lo que lleva a algunos a doblar la apuesta, como comiendo lujosos productos exclusivos o animales vivos.

Política del plato vacío. El pasado 11 de agosto  Xi Jinping implantó una serie de medidas en pos de la restricción y seguridad alimentaria. Para la cultura china estos shows ya implicaban una condena moral: se los veía como obscenos, un derroche innecesario, pero tal vez por eso espectáculos morbosos en los que uno se deleita con la autodestrucción de otro. Ahora el Partido Comunista Chino los acaba de prohibir en cualquiera de sus plataformas por fomentar un despilfarro alimenticio que no pueden tolerar. Todos estos streamers se han quedado automáticamente en paro.

Menos un plato: tras el anuncio de Xi gobiernos locales y organizaciones no gubernamentales, como las asociaciones de restaurantes, respondieron con iniciativas propias para cumplir la directiva, que ya incluye una orden de rebajar el tamaño de las porciones y obligar a los locales a disponer las sobras del cliente en un envase para que se lo pueda comer en su casa.

Por ejemplo, una asociación de restaurantes en Wuhan propuso la “N-1”: a partir de ese momento los clientes de los restaurantes tendrán que pedir un plato menos que el número de comensales de sus reuniones (se entiende que para grupos amplios, no para grupos de dos o tres personas). Se trata de una alusión directa a la tradición alimentaria de los convites caseros, donde siempre se había practicado un N+1, todos los que somos y un plato más. Otra asociación hostelera de la provincia de Liaoning ha respondido con la “N-2”, de planteamiento obvio.

¿Qué está pasando en el mercado alimenticio chino? La temporada de inundaciones ha sido este año especialmente dañina en el país, lo que ha provocado una merma en la producción de cereales de una nación que ya depende en un 30% de las exportaciones para hacer frente a su demanda interna. A eso se añade un temor del Gobierno a la cercana recesión económica que sufrirá su población por la epidemia mundial. No es momento de dejar un solo grano sin comer en el plato de la misma forma que tampoco lo es de desperdiciar ni un solo yuan. La soberanía alimentaria va a ser, prevén, una importante baza en los próximos tiempos.

Mukbangers hacia la extinción: se les cierran los canales, se les difumina el vídeo por completo, se les yuxtapone en letras gigantescas carteles que no dejan ver nada más y dicen “valora la comida, no la desperdicies, come adecuadamente y mantén una vida saludable”. Lo que es más, los propios espectadores están dejando, según denuncian algunos de estos influencers, cada vez más comentarios condenatorios, honrando la petición de Xi. El bloqueo está siendo tan masivo que incluso otros streamers de comida no dedicados a las comilonas, como pueden ser vídeos de recetas, también están siendo cerrados de forma preventiva.

Un imprevisto grupo perjudicado: según las mismas declaraciones de otros usuarios en Weibo, el baneo va a hacer daño a las personas con trastornos alimenticios que calmaban su ansiedad por pegarse atracones viendo dárselos a otros. Estos sujetos hacían una suerte de proyección y, viendo cómo otros devoraban gigantescos platos de fideos o hamburguesas, es como si lo hubiesen hecho ellos, saciando sus instintos. También afirman los streamers que dentro de las estadísticas de sus visionados hay un amplio grupo de espectadores solitarios que se sienten menos desolados si ven a otro comer junto a ellos al otro lado de la pantalla. En todo caso, comer será mañana en China un acto menos divertido.

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