China creía haber encontrado a su propio monstruo del Lago Ness. Tan sólo era basura

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Desde que un monje irlandés escuchara leyendas de todo tipo durante la evangelización de los pictos, en el siglo VI, el monstruo del lago Ness se ha convertido en un elemento central de la mitología escocesa. Supuestamente avistado en innumerables ocasiones, la criatura ha contribuido a forjar la imagen salvaje y mística del norte de Escocia, atrayendo a miles de visitantes al año. Desde entonces, han sido muchas las regiones que han tratado de replicar el éxito de Ness, forjando sus propios monstruos en lo más recóndito de su geografía, siempre con la esperanza de espolear su industria turística. El último ejemplo, China.

El vídeo. Resulta que millones de internautas chinos han pasado los últimos días debatiendo, medio en broma medio en serio, un inquietante avistamiento en el corazón del Yangtzé. El vídeo, reproducido más de 32 millones de veces desde su publicación en Weibo, una suerte de Twitter nacional, muestra a una serpenteante figura vadear las turbias aguas del río, muy cerca de la presa de las Tres Gargantas. Estática primero, en movimiento después, la figura remonta la corriente y se aleja del autor del vídeo ondulando su cuerpo. ¿Se trata de la parte superior de una criatura descomunal, escondida bajo las aguas?

El fenómeno. La historia ganó tracción en las redes y se desplazó a los medios. Tanto el órgano oficial del Partido Comunista Chino como la televisión estatal, CCTV, se hicieron eco de la creciente conversación en torno al fantasmagórico "Monstruo de las Tres Gargantas". Los expertos biomarinos consultados por la prensa descartaron la posibilidad de que se tratara de una nueva especie, y apuntaron a una posible anguila particularmente grande. La ausencia de explicaciones, el punto cómico y el misterio insondable lo convirtieron en un fenómeno viral.

Hasta hace dos días.

Era basura. Como explica The Guardian aquí, el misterio llegó a su fin cuando un grupo de trabajadores se topó con el monstruo, lo pescó y lo llevó a la orilla. Se trataba de un enorme tubo de plástico hinchable, probablemente perdido por alguno de los centenares de barcos que cruzan el Yangtzé a diario. En una hermosa metáfora sobre el modelo industrial chino, el misterio que había alimentado la imaginación de millones de personas durante días tan sólo era un trozo de basura. Un residuo, uno de los muchos que contribuyen a contaminar el principal río del país junto a una de sus infraestructuras más polémicas.

Contaminación. Se puede leer en clave moral: el monstruo es en realidad la basura, y los vertidos tóxicos que han convertido al Yangtzé en uno de los ríos más contaminados del planeta. Se sabe que al menos un tercio de sus especies nativas corren el riesgo de desaparecer gracias a la infinidad de vertidos industriales y agrícolas que dificultan la conservación de sus ecosistemas. Se cree que el 55% de los residuos plásticos que contaminan los ríos del planeta se concentran en el Yangtzé, y los análisis químicos de sus aguas han dibujado lienzos estremecedores, repletos de agentes que horadan la salud de sus ecosistemas.

La cercanía de la presa de las Tres Gargantas no parece casual. Su construcción ha supuesto una calamidad medioambiental para diversas especies. La más simbólica es el delfín baiji del Yangtzé, un mamífero fluvial único erradicado durante las últimas décadas. De ahí que el "Monstruo de las Tres Gargantas" tenga un tinte cómico, pero otro esencialmente macabro. Es basura. El animal más común de los ríos chinos.

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