China declaró una "guerra" contra la contaminación en 2014. Ya ha reducido un 40% de las emisiones

Desde que Beijing fue sede de los Juegos Olímpicos en 2008, China ha tomado medidas para mejorar la calidad del aire en sus ciudades, a pesar de seguir siendo el mayor emisor de gases de efecto invernadero del mundo. Es significativo también que China, que sigue siendo el mayor contaminador, esté en la mejor posición para convertirse en una superpotencia de energía renovable: aunque el país "solo" alberga el 18% de la población mundial, quema el 28% de todo el combustible del planeta.

Su compromiso de alcanzar el 35% de sus necesidades energéticas por medio de renovables ha provocado que en los últimos años se haya convertido no solo en uno de los grandes productores, sino también en un importante mercado para la energía solar fotovoltaica.

El cambio. Si bien el país tiene un largo camino por recorrer y continúa construyendo centrales eléctricas de carbón que contribuyen a la contaminaciónque es la principal causa del calentamiento global, ha logrado una mejora cuantificable en la última década. Desde 2014, cuando el primer ministro Li Keqiang declaró una "guerra" contra la contaminación, ha habido una reducción del 40% en las emisiones del país, según datos satelitales analizados por el Instituto de Política Energética de la Universidad de Chicago.

Evolución. Esto equivale a más de las tres cuartas partes de la disminución global total durante ese período en la contaminación del aire, conocida como materia particulada o suciedad y hollín suspendidos que pueden pasar a través de los pulmones al torrente sanguíneo. Aunque se realizaron mejoras en la calidad del aire en preparación para los Juegos de Verano de 2008, ya que las centrales eléctricas y las fábricas se cerraron temporalmente, estas medidas radicales duraron poco.

La contaminación volvió a los niveles anteriores después de los Juegos y alcanzó su punto máximo en 2013. Sin embargo , la ciudad coanfitriona de los Juegos Olímpicos de Invierno de 2022, Shijiazhuang, la capital de la provincia de Hebei, registró una disminución del 49% desde el pico de 2013, según los datos proporcionados por la Red Nacional de Monitoreo de la Calidad del Aire de China.

¿Cómo? Según Michael Greenstone, coautor de un informe sobre los esfuerzos de China, y creador del Índice de vida y calidad del aire, la llegada de un sistema nacional de monitoreo de la calidad del aire ha sido crucial para garantizar un mejor informe de las emisiones. "Los gobiernos locales a menudo tuvieron oportunidades de influir en la concentración de contaminación informada; cuando el gobierno central eliminó muchas de esas oportunidades, se elevó el nivel de calidad de las lecturas y redujo las oportunidades de informar concentraciones más bajas de lo que eran. Un beneficio para los contaminadores es la llamada 'zona de confusión'".

Una parte muy exitosa de la guerra de China contra la contaminación ha sido tratar de eliminar esa "zona de confusión" y reemplazarla con información confiable para que quede claro a qué lugares apuntar y a qué contaminadores apuntar.

Limpiando las ciudades. Después de que el "aeropocalipsis" de Beijing provocara una ola masiva de ira y frustración entre los ciudadanos, China se dispuso a limpiar la calidad del aire de sus ciudades. El gobierno prohibió nuevas centrales eléctricas de carbón y cerró varias centrales antiguas en las regiones más contaminadas, incluidos los grupos de ciudades de Beijing-Tianjin-Hebei y los deltas Pearl y Yangtze. Grandes ciudades como Shanghái, Shenzhen y Guangzhou restringieron la cantidad de coches e introdujeron  flotas de autobuses eléctricos. El país redujo su capacidad de producción de hierro y acero y cerró las minas de carbón.

El gobierno también introdujo programas agresivos de forestación y reforestación como la Gran Muralla Verde y plantó más de 35.000 millones de árboles en 12 provincias. Con inversiones de más de 100.000 millones de euros, el gasto forestal por hectárea de China superó al de EEUU y Europa y se convirtió en tres veces más alto que el promedio mundial.

Un camino más bien largo. Si bien China ha cumplido con su estándar nacional de calidad del aire, sus niveles de contaminación aún superan las pautas de la OMS, señala el Índice de calidad de vida del aire. En comparación con Los Ángeles, la ciudad más contaminada de EEUU, Beijing sigue estando tres veces más contaminada. Si China cumpliera con la directriz de la OMS, el ciudadano chino promedio podría esperar ganar 2 años adicionales de esperanza de vida, además de los avances recientes.

Otras ciudades también han visto cambios: Baoding, en la provincia central de Hebei, ha experimentado una disminución del 54% en partículas finas mortales, o contaminación del aire PM 2.5, desde 2013. Pero China enfrenta una batalla cuesta arriba para alcanzar su objetivo de convertirse en carbono neutral para 2060.

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