El debate de cómo medir el tiempo lleva muchos años sobre la mesa. Hasta ahora, los sistemas de fecha y hora están basados en el calendario gregoriano, el más comúnmente aceptado en el mundo. Se trata de un calendario solar que se basa en que un año tiene 365 días y que hace una distinción entre Antes de Cristo y Después de Cristo. Es el que dicta que ahora estamos en el año 2022 (siendo el 0 el año de nacimiento de Jesús).
A China no le convence este sistema, y por eso han propuesto un estándar universal para medir el tiempo en todo el sistema solar. Uno que no sea religioso ni tierracentrista.
El problema. Si bien medir el tiempo en la Tierra es sencillo, hacerlo en el espacio exterior es todo un desafío. Básicamente porque es imposible determinar la hora exacta en Marte sincronizándola con la hora en la Tierra ya que una señal de radio tarda de 3 a 22 minutos en viajar de la Tierra a Marte, según comentan nuestros compañeros de Xataka en este artículo. Y no sólo eso: la posición relativa y la velocidad de los dos planetas cambian constantemente. Además, aún se vuelve más complicado cuando necesitamos conocer los segundos con mucha precisión.
Por eso, en la actualidad los científicos usan relojes atómicos, que utilizan órbitas de electrones. Tienen tanta precisión que se espera que el Reloj Atómico del Deep Space de la NASA se desvíe un solo segundo una vez cada 10 millones de años.
La solución china. Sin embargo, un grupo de científicos chinos apuesta por crear un nuevo estándar de medición del tiempo, un nuevo calendario alejado de las creencias populares. Es lo que se desprende de un estudio publicado en el Journal of Electronic Measurement and Instrumentation en el que han trabajado investigadores de alto nivel de la Corporación de Ciencia y Tecnología Aeroespacial de China, la Academia de Tecnología Espacial de China y los Observatorios Astronómicos Nacionales en Pekín.
¿Cómo? Proponiendo, en lugar de la Tierra, el centro del sistema solar, o su "baricentro", como origen de coordenadas para determinar ubicaciones en el espacio. De esta manera, el origen de los tiempos se situaría en el momento en que una señal elegida de un púlsar de milisegundos, una estrella de neutrones altamente magnética que pulsa cientos de veces por segundo, alcanzó el baricentro.
El problema ahora es que se necesita seleccionar el púlsar y la señal específicos para marcar la hora de inicio en este nuevo calendario, explican los investigadores en este artículo de South China Morning Post.
La diferencia. Reside en que es totalmente contrario a cómo calculamos el tiempo, con nuestro planeta natal en el centro del sistema de coordenadas y el meridiano de Greenwich como punto de referencia. Y mucho menos con el año 0 determinado por el supuesto nacimiento de Jesucristo. "El punto de partida del tiempo utilizado por el calendario gregoriano que generalmente se usa ahora está relacionado con la religión. Se necesita un nuevo tipo de regla de tiempo más allá de la Tierra”, explicaban los investigadores.
Es un debate pasado. No es la primera vez en la que científicos reflexionan sobre la idea de alejarse de la medición estándar centrada en la Tierra. El astrofísico Jonathan McDowell, del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian, explicaba que, de hecho, "los astrónomos ya usan un sistema de este tipo cuando estudian señales desde fuera del sistema solar con alta precisión de tiempo, o cuando calculan las posiciones de los planetas".
Recordemos que el Parkes Pulsar Timing Array (PPTA) se formó en 2004 con el propósito de combinar datos de 19 púlsares para crear una escala de tiempo extremadamente precisa que podría usarse para detectar ondas gravitacionales. Además, en el pasado ya se han sugerido nuevos puntos de inicio para el calendario. El científico e historiador ítalo-estadounidense Cesare Emiliani defendió en la década de 1990 la idea de que el calendario debería comenzar al inicio de la época del Holoceno, es decir, la era geológica actual en la que nos encontramos.
Imagen: Unsplash
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