En una invasión, la playa y los puertos son clave. China no lo tendría nada fácil
China y Taiwán es una historia de desencuentros que se han ido intensificando más y más en los últimos tiempos. China sabe que, por ejemplo, Estados Unidos compra el 92% de sus semiconductores de vanguardia a Taiwán, y que el enclave produce el 90% de los de alta integración. Hay más, por supuesto, como el hecho de que China considere Taiwán una provincia rebelde que debe ser reunificada, o el apoyo público de Estados Unidos a la isla. Por eso, y porque cada vez son más los ejercicios militares frente al “vecino”, los tambores de guerra siempre están ahí.
Si China invade… Si todo se torciera y nos pusiéramos en el peor de los escenarios con China entrando o tratando de hacerlo en la isla, la nación se encontraría con un problema. Una invasión anfibia de Taiwán por parte de China enfrentaría dos requisitos fundamentales para tener éxito: el desembarco en las playas y la captura de los puertos.
El problema de los puertos. Si bien las playas representan el punto inicial de entrada, los puertos son esenciales para asegurar la continuidad logística, ya que proporcionan la infraestructura necesaria, como grúas y muelles, para descargar tropas, vehículos blindados y suministros en grandes cantidades.
Sin estas instalaciones, China se vería obligada a depender de métodos más lentos y vulnerables, como helicópteros o transportes sobre playas abiertas, lo que pondría a sus fuerzas en una carrera contra el tiempo antes de enfrentar contraataques taiwaneses.
La importancia estratégica de los puertos. Bajo este escenario, China es plenamente consciente de que los puertos taiwaneses representan puntos de defensa clave. Según análisis de expertos militares de la nación recopilados por Ian Easton, los puertos son determinantes para el éxito o el fracaso de una invasión, ya que las playas y aeropuertos costeros de Taiwán carecen de infraestructura adecuada y están expuestos a contraataques.
Además, Taiwán podría convertir sus puertos en auténticas fortalezas mediante tácticas como sembrar minas, bloquear canales con barcos hundidos o incluso incendiar las aguas para evitar el acceso enemigo.
La “opciones” chinas. Bajo este supuesto escenario, los analistas cuentan que el Ejército Popular de Liberación (EPL) ha identificado seis opciones para abordar este desafío, aunque todas presentan desventajas importantes:
- Asalto directo: Riesgo alto debido a las fuertes defensas portuarias.
- Ataques "en pinza" desde los flancos del puerto: Un proceso lento y complejo.
- Ataques sorpresa con aerodeslizadores y helicópteros de baja altitud: Limitados por la capacidad de transporte y vulnerables a las defensas aéreas taiwanesas.
- Operaciones especiales: Tropas ligeras con insuficiente poder de fuego para sostener el control.
- Desembarcos en playas: Alta probabilidad de ser contenidos por las fuerzas defensivas taiwanesas.
- Combinación de bombardeos y asaltos anfibios: Requiere una coordinación extremadamente precisa.
Plus: los escritos militares chinos sugieren que un ataque combinaría bombardeos iniciales con misiles y artillería naval, seguidos por comandos para neutralizar defensas costeras y un desembarco masivo con apoyo aéreo y anfibio. El objetivo sería rodear las zonas portuarias, aislar a los defensores y preparar los puertos para operaciones logísticas.
Puertos en la mira. Siempre bajo el supuesto, los puertos más probables de ser atacados incluyen Taichung, Kaohsiung, Mailiao, Anping y Taipei, debido a su capacidad para manejar vehículos blindados y por su proximidad a playas y deltas de ríos que facilitan el acceso. Taichung, en particular, destaca como el principal candidato por su ubicación estratégica y su infraestructura comercial desarrollada.
Lecciones históricas. La historia militar subraya las dificultades de capturar puertos fortificados. Por ejemplo, el fallido asalto aliado al puerto de Dieppe en 1942 dejó 5.000 bajas entre 10.000 atacantes, demostrando los peligros de enfrentarse directamente a defensas costeras.
De hecho, incluso si China lograra capturar un puerto, la posibilidad de sabotajes y destrucción por parte de las fuerzas taiwanesas podría inutilizarlo durante meses, como ocurrió con los puertos de Brest y Cherburgo en 1944 tras su captura por los Aliados.
Taiwán se defendería. Qué duda cabe, es la última pata a tener en cuenta. Sin incluir en la ecuación posible ayuda externa, que también, la isla podría reforzar sus puertos mediante la instalación de minas marinas y barreras físicas, misiles antibuque y artillería costera, además de contar con unidades entrenadas en combate urbano y/o eliminar la infraestructura portuaria vinculada al ejército chino para reducir la influencia del Partido Comunista Chino en sus operaciones comerciales.
En definitiva, si China decide invadir Taiwán, el control de los puertos será el factor determinante. Sin acceso a estas instalaciones, las líneas logísticas del EPL colapsarían de forma rápida, poniendo en jaque toda la operación. Todo un desafío logístico y estratégico que convierte a los puertos en el epicentro de cualquier enfrentamiento futuro entre China, Taiwán y el resto de "actores" que se puedan sumar al combate.
Imagen | Aaron TW
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