El giro desesperado de China para reactivar su natalidad: de la política del hijo único a prometer partos sin dolor

  • La provincia de Hainan se ha comprometido a incluir el coste del tratamiento en la cobertura estatal

  • El país se ha marcado el objetivo de convertirse en una sociedad "amigable con la natalidad"

  • Su tasa de nacimientos ha descendido en los últimos años y el país afronta un reto clave: el envejecimiento

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Ante problemas complejos, soluciones desesperadas… o como mínimo imaginativas. En su empeño por reanimar la menguante tasa de natalidad del país, las autoridades chinas se han lanzado a diseñar medidas que animen a las familias a tener hijos. Sobre la mesa han puesto subsidios que ayuden a sobrellevar la crianza, bajas por maternidad más prolongadas o ventajas fiscales. En Hainan, una provincia insular del sur del país, han ido sin embargo un paso más allá con una apuesta peculiar: costear los tratamientos para el parto sin dolor, ahora poco socorridos, entre otras cuestiones porque suelen correr a cargo de la paciente.

La medida forma parte de un paquete más amplio y ambicioso que busca hacer de China una "sociedad amigable con la natalidad".

Los partos, mejor sin dolor. La noticia la avanzaba hace unos días el diario hongkonés South China Morning Post (SCMP): como parte de su estrategia para revertir la alarmante caída de la natalidad, las autoridades de la provincia china de Hainan, en el extremo sur del país, se han comprometido a asumir el coste de los tratamientos contra el dolor de las mujeres durante el parto.

Para ser precisos, su factura se incluirá en los planes de seguro médico estatales. El objetivo es doble. Se busca reducir la carga económica que supone la maternidad y, al mismo tiempo —precisa el diario hongkonés—, "aliviar la ansiedad" de las mujeres que quieran ser madres pero les preocupe su paso por el paritorio.

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¿Qué dicen las cifras? Que ahora mismo ese tipo de tratamientos analgésicos no está muy extendido por el país. Ya bien sea por temor a sus posibles efectos secundarios o porque, en caso de utilizarse, son las propios pacientes las que deben asumir su coste, lo cierto es que su uso es minoritario en China. Según los datos desgranados en 2022 por el anestesista Mi Weidong, al frente de un equipo de la Comisión Nacional de Salud que abordó precisamente el tema, ese año menos de un tercio de las chinas que dieron a luz lo hicieron con tratamientos contra el dolor.

Más allá de Hainan. La directriz podría no limitarse exclusivamente a Hainan, donde residen algo más de diez millones de personas. Aunque SCMP aseguraque allí la provincia se ha comprometido a incluir los tratamientos analgésicos durante el parto en los planes estatales de asistencia sanitaria, lo cierto es que a finales de octubre tanto el Gobierno de China como el Comité Central del Partido Comunista publicaron comunicados en los que deslizaban esa misma idea como parte de los esfuerzos del país por "construir una sociedad amigable" con la natalidad.

"Se establecerá un sistema de subsidios al parto, y el Gobierno se ha comprometido a aumentar las desgravaciones del impuesto sobre la renta de las personas físicas. También se añadirán a la lista de servicios reembolsables por el seguro médico el alivio adecuado del dolor del parto y los servicios de tecnología de reproducción asistida", precisa el comunicado, divulgado por la agencia estatal Xinhua, el mayor altavoz del Gobierno chino.

"Querer, poder, atreverse". La frase es de Yuan Xin, profesor de la Universidad de Nankai y vicepresidente de la Asociación de Población de China, quien resumía así las últimas medidas desgranadas por el Ejecutivo en materia de natalidad: "El objetivo final es hacer que los jóvenes 'quieran, se atrevan y puedan' tener hijos". Tanto en Hainan como en el resto de China, la estrategia no se centra únicamente en que la perspectiva del parto resulte menos angustiosa para las futuras madres. El catálogo de medidas puesto sobre la mesa es mucho más amplio y ambicioso.

Un informe reciente recogido por People´s Daily, el diario oficial del Partido Comunista Chino, abogaba de hecho por ir más allá y "reducir los costes del parto, el cuidado de los niños y la educación". Todo para que "más personas se atrevan y estén dispuestas a tener hijos". "Mantener un nivel razonable de fertilidad y una estructura demográfica es de gran importancia para el desarrollo económico y la estabilidad a largo plazo".

"Atmósfera favorable a la natalidad". Las autoridades de la provincia de Hainan plantean también cubrir tratamientos de reproducción asistida, aligerar el coste de los controles médicos durante el embarazo o priorizar a las familias con varios hijos en materia de vivienda. En una línea similar desde el Ejecutivo de Xin Jinping se aboga por adoptar "un enfoque múltiple" a la hora de diseñar "política de estímulo" de la natalidad, lo que pasa por crea "una atmósfera social favorable al nacimiento y fortalecer el apoyo, la educación, la vivienda y el empleo".

La apuesta no es casual. El Gobierno reconoce tener encuestas recientes, como una realizada por la Comisión Nacional de Salud en 2021, que demuestran que la falta de tiempo para la crianza de los niños o las dificultades a la hora de compaginar la maternidad y el desarrollo de una carrera profesional son factores que disuaden a las mujeres chinas a la hora de tener hijos. El Gobierno asegura que sus nuevas medidas tendrán en cuenta también a quienes tienen "formas flexibles" de empleo o ejercen "nuevos tipos" de trabajos, también a los inmigrantes llegados de zonas rurales.

Importante sí, nuevo no. Las medidas de fomento de la natalidad no son nuevas en China. Con una pirámide poblacional cada vez más complicada (y desafiante), el país lleva tiempo adoptando medidas para revertir la situación. La principal y más relevante, abandonar su histórica política del "hijo único". A lo largo de los últimos años también ha restringido las adopciones de sus huérfanos a nivel internacional e impulsado diferentes políticas encaminadas a reactivar su otrora potente motor demográfico.

Mirando la pirámide poblacional. Los datos son desde luego elocuentes. El año pasado el país vio cómo su tasa de natalidad caía a 6,39 nacimientos por cada mil habitantes, una mala noticia por partida doble. Primero, porque agrava el pinchazo demográfico, alejándose de los 6,77 de 2022. Segundo, porque supone la tasa de natalidad más baja desde la Revolución comunista china, en 1949.

A lo largo de 2023 nacieron en el país algo más de nueve millones de bebés, cuando solo un año antes el dato superaba ligeramente los nueve millones y medio. El problema no es solo que nazcan menos niños. El otro gran desafío, reconocido por el propio Partido Comunista, es el "envejecimiento acelerado" de la sociedad, lo que supone un desafío para las arcas del Estado.

Imágenes | 东旭 王 (Unsplash)

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