A China le van los grandes proyectos. No importa si se trata de construir presas, bibliotecas, puentes imposibles, canalizaciones de agua o incluso derribar edificios, cuando de meterse en faena se trata al Gigante Asiático le gusta la hipérbole. El parque forestal de Saihanba es un buen ejemplo.
Hace apenas 60 años era casi un desierto, un páramo sin apenas vida. Hoy, Saihanba luce un paisaje forestal de alrededor de 76.700 hectáreas y se presenta a menudo como el mayor bosque artificial impulsado por el hombre. Su desarrollo ha sido tan espectacular que el Gobierno chino habla directamente de modelo histórico, la prensa oficialista del país ve un “milagro” e incluso se ha acuñado la expresión “espíritu Saihanba” para referirse al trabajo duro que da sus frutos.
Méritos no le faltan, desde luego.
Un paraíso borrado por la deforestación
Si echamos la vista atrás, muy atrás, a hace alrededor de 400 años, Saihanba era un lugar frondoso, con una vegetación exuberante, rico en recursos forestales y biodiversidad.
Que era un paraje único, pese a los rigores de su clima, lo demuestra que acabó convertido en lugar de retiro para la aristocracia y coto de caza real de la dinastía Qing (1644-1911). Su propio nombre sale de una combinación de chino y mongol que significa “hermosas tierras altas”.
A mediados del siglo XX, sin embargo, el panorama era otro bien distinto. La deforestación y las guerras cambiaron su paisaje hasta convertirlo prácticamente en un páramo. La pérdida de sus frondosa cubierta de árboles no solo supuso un mazazo para la biodiversidad china; también tuvo nefastas consecuencias prácticas para grandes ciudades del país, como Pekín o Tianjin.
Al desaparecer la barrera forestal que brindaba Saihnba, las tormentas de arena que azotaban las metrópolis pasaron a hacerse más virulentas y se convirtieron en un problema. Para solucionarlo, la Administración Forestal china tomó una decisión: en 1962 estableció la Granja Forestal Mecánica Saihanba y encomendó a 369 silvicultores, la mayoría jóvenes que no llegaban a los 30 años, que plantasen árboles para recuperar el otrora vergel en el que cazaba la crème china.
La tarea no resultó sencilla.
Ya de entrada, las cuadrillas tuvieron que vérselas con los elementos: a la escasez de recursos se sumaba el clima, con temperaturas gélidas en invierno y sequías que complicaban que los árboles salieran adelante. Tres generaciones después y haciendo gala de ese “espíritu Saihanba” del que presume ahora el Gobierno, China ha logrado generar un enorme bosque artificial digno de los mejores años de la región, todo un pulmón verde del que ya se beneficia el país.
Hoy en día se calcula que su cobertura forestal ronda el 80%, porcentaje más que respetable si se tiene en cuenta que se partía de un escuálido 11,4%. En cuestión de unos años, para 2030, las autoridades confían en rozar ya el 90%, con una densa masa arbolada por todo el parque.
Gracias a esa enorme pantalla verde, puede purificar cada año 137 millones de metros cúbicos de agua que surten a grandes ciudades y la Academia China de Silvicultura estima que es capaz de absorber 860.300 toneladas de CO2 y liberar 598.400 toneladas de oxígeno.
“Ha estimulado el crecimiento económico con sectores verdes, generando 15,1 millones de dólares solo en 2016”, destaca la ONU, organismo que incluso premió la iniciativa china.
Al recuperar sus árboles, el parque forestal de Saihanba ha fortalecido también su ecosistema y bidoversidad. Los expertos calculan que acoge cerca de 300 especies de vertebrados terrestres salvajes y peces, además de centenares y centenares de especies de insectos, hongos y plantas. Entre su rico tesoro de fauna y flora se incluyen también algunas especies protegidas.
En cuanto a superficie, la ONU precisa que Saihanba cubre una extensión de 92.000 hectáreas, si bien el diario China Daily, ligado al Partido Comunista, precisaba hace un año que el paisaje forestal ronda las 76.700. El parque forestal se situada en la parte más septentrional de la provincia de Hebei, al norte del país. La región limita con el borde sur del área autónoma de Mongolia Interior.
Con semejantes datos, a menudo se presenta como el mayor bosque artificial del planeta. La mejor demostración del potencial destructor de la humanidad. Y de su capacidad para rectificar.
Imágenes | Saihanba Mechanized Forest Farm of Hebei
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