Quedan unos meses para que Juego de Tronos regrese con una nueva temporada por lo que hasta entonces, los fans de la saga de George R.R. Martin tendréis que invertir vuestro tiempo en algo de provecho. Algunos os recomendarán que sigáis otra serie o que intentéis potenciar vuestra vida social (si sois demasiado freaks), pero yo, como ávido lector que soy, vengo a recomendaros otras series de literatura fantástica que lo petaron mucho antes que Juego de Tronos. Y no pretendo decir que sean mejores. Simplemente son otras y llegaron antes.
Elric de Melniboné de Michael Moorcock
Surgido de entre las páginas de Science Fantasy, una revista Pulp en el año 1961, se convirtió en el primer gran personaje de la literatura fantástica moderna, la cual viene a ser la versión actual de las novelas de caballería que hicieron perder la cabeza a un famoso hidalgo. Debido a la fama que el caballero albino acabaría adquiriendo daría el salto al terreno de la novela larga en el año 1973.
Ocho libros acabaría lanzando Michael Moorcock, su creador, con Elric como protagonista, adquiriendo una fama inesperada debido a su carácter de antihéroe, hallando su fuerza en pociones mágicas o en Stormbringer, una espada que parece emular las hazañas de Durandarte, la espada que en manos de Rolando fue capaz de romper una montaña. Sin embargo su espada no solo le dotaba de una fuerza extraordinaria, sino que Stormbringer se alimentaba de las almas de los enemigos abatidos por ella, almas que Elric podía utilizar para fortalecerse.
Sin embargo, la afilada hoja no actuaría solamente como arma a utilizar, sino que en ocasiones jugaría el papel de némesis de su propio poseedor al ser una espada con conciencia y maldad, llegando a tomar sus propias decisiones solamente con el interés de seguir alimentándose y fortaleciendo a ‘huesped’, sin importar las víctimas de sus dentelladas.
Como os contaba antes, tal fue la fama adquirida por Elric y su espada que acabaría dando el salto a un ámbito tan cómodo para la literatura fantástica como es el cómic o al mundo de los juegos de rol (con posterioridad). Aparte de esto, la envergadura del personaje permitió a su creador llegar a rivalizar nada más y nada menos que con J. R. Tolkien, cuando el sudafricano aún vivía, quedando patente sus enfrentamientos en ocasiones tan hilarantes como el texto ‘Epic Poo‘.
Crónicas de la Dragonlance de Margaret Weis y Tracy Hickman
Y si Elric de Melniboné acabó dando el salto al mundo de los juegos de rol, en este caso fue el juego de rol el que acabaría dando el salto al mundo de las novelas de fantasía épica. Aprovechando las largas jornadas de trabajo en su empresa para jugar de forma compulsiva a Dungeons & Dragons, Margaret Weis y Tracy Hickman dieron el paso con el que siempre ha soñado todo máster en un juego de rol: lograr que su aventura se acabe convirtiendo en un libro.
Sin embargo, en el caso de esta pareja de autores estadounidenses lo que en principio parecía una mera trilogía a la usanza del 'Señor de los Anillos' o similares se acabó convirtiendo en una serie compuesta por más de 100 volúmenes en el cual desarrollarían uno de los mundos más apasionantes de toda la literatura fantástica, Dragonlance, el cual sería fundamental para el desarrollo de la segunda edad de oro del Dugeons & Dragons, siendo la primera trilogía, 'Crónicas de la Dragonlance', la puerta de entrada que muchos de mi generación usamos hacia este tipo de literatura.
Una prosa ágil y fácil de comprender para lectores jóvenes, una historia con un gran potencial capaz de atrapar al lector desde el primer instante gracias a una mitología creada a tal efecto y un aspecto coral (como plasmación de una partida de rol con muchos jugadores) en el que los personajes se desarrollarían de una forma coherente y rica permitiendo a cada tipo de lector sentirse identificado con cualquiera de ellos son solo tres de los múltiples aciertos que recoge esta serie.
El divertido aunque hirritante Taslehoff Burrfoot, el bonachón Caramón Majere, el existencial y heróico Tanis el semielfo o el inquietante y enigmático mago Raistlin son solo cuatro de los muchos personajes que protagonizan una serie sobre la que se ha especulado su traslación al celuloide en multitud de ocasiones solamente fructificando en forma de película de animación de bajo presupuesto solamente apta para los más fans.
Geralt de Rivia de Andrzej Sapkowski
Con la serie del polaco Sapkowski di mi primer paso en la fantasía épica adulta, al contener la misma un tono en cuanto a diálogos y contenidos similar al mostrado por 'Canción de Hielo y Fuego'. A pesar de que en inicio el planteamiento de Geralt de Rivia pueda parecer un tanto ‘manido’, es el estilo, es el cómo en vez de el qué, lo que realmente hace digna de mención a esta colección junto a la inexistencia de héroes dispuestos a salvar el mundo.
Utilizando como referencias la mitología de Europa del Este y la vikinga y celta (como tantos otros), Sapkowski construye un coherente entorno desde el cual desarrolla una historia en el que la violencia y el sexo adquieren una importancia crucial tal y como sucede en la obra de George R. R. Martin, aunque el tratamiento de ambas sea un tanto distinto. Mientras que en la descripción de acciones violentas no existe el recreo y el acercamiento que sí hay en 'Canción de Hielo y Fuego', el sexo sí tiene tanta presencia aunque su tratamiento es un tanto ingenuo en comparación salvo en lo que respecta a las relaciones lésbicas por parte de uno de los personajes principales.
Sin embargo, la crudeza sí hace acto de presencia a la hora de relatar las consecuencias de una guerra que divide al mundo, mostrándose los dilemas morales a los que se enfrentan los personajes implicados aunque sin los giros y las intrigas políticas de la serie que todos ya conocemos.
Como os decía Geralt de Rivia no es el colmo de la originalidad, sin embargo posee un punto a su favor de cara al lector no iniciado, ya que el estilo, la prosa desarrollada por el autor se aleja de la sencillez y esquematismo de obras más cercanas al género juvenil como 'Crónicas de la Dragonlance' o 'El Elfo Oscuro'.
El Elfo Oscuro de R. A. Salvatore
Regresando de nuevo a Dungeons & Dragons nos encontramos con un protagonista atípico dentro de un género como la fantasía épica. Perteneciente al universo 'Reinos Olvidados', nacido tras la eclosión que supuso el universo Dragonlance, R. A. Salvatore diseñó un personaje que muy pronto lograría conectar con el público debido a su atrayente origen y características.
Perteneciente a una raza esencialmente maligna como son los Elfos Oscuros, Drizzt Do’Urden viviría de por libre ajeno a las costumbres de su raza combatiendo contra el mal presente en el mundo superficial huyendo del mundo subterráneo del que era originario. Sin embargo, tras su ‘domesticación’, su origen drow no estaría presente solamente en su aspecto, sino que en el momento de combatir ‘el cazador’ (su escondida parte malvada) le posee dándole la fortaleza física y habilidades que en apariencia perdió al abandonar su hogar.
Con una escala de valores acorde a lo encontrado en el mundo de la superficie, Drizzt rehuye el combate físico hasta que no queda otro remedio, ejerciendo en multitud de ocasiones como pacificador y mediador, hecho el cual le dotaría de un carácter heróico que permitiría que su fama se extendiese por la zona norte de la Costa de la Espada.
La serie ‘El Elfo Oscuro’ alcanzaría tal fama que acabaron dando un nombre a su autor R. A. Salvatore, quien posteriormente se haría conocido por otras series como la continuación 'El Valle del Viento Helado' o la posterior 'Sombra Carmesí'. Por su parte, Drizzt Do’Urden daría el salto al mundo del videojuego con dos apariciones estelares en las dos partes del famoso Baldur’s Gate. Sin embargo, no aparecería en la adaptación interactiva de Icewind Dale, sirviendo el universo de su segunda serie simplemente como entorno para el desarrollo de la acción.
Añoranzas y Pesares de Tad Williams
Y dejo para el final la que puede ser mi serie favorita del género, estando desde mi punto de vista por encima de las archifamosas obras de Tolkien y R. R. Martin. Teniendo un punto de partida, un desarrollo que puede llegar a recordarnos a 'Canción de Hielo y Fuego' (el frío y unos seres sobrenaturales que provienen de él son claves), sin olvidar apareció 8 años antes, la magia y seres mitológicos adquieren una gran relevancia desde el primero de los 3 tomos que componen la obra, siendo estos dos factores fundamentales en el desarrollo de una historia de la cual es protagonista un personaje aparentemente insignificante en un principio.
Porque a pesar de todo se percibe una fuerte influencia de 'El Señor de los Anillos' en esta extensa epopeya, siendo fundamental el crecimiento en lo físico y en lo emocional de un protagonista conocido al principio como Simón Cabeza Hueca pero que posteriormente acabaría siendo el líder de un ejército que lucha por liberar a la humanidad del yugo al que la somete el Rey de la Tormenta. Madurando paso a paso, página a página, Simón se instituye en una especie de Frodo Bolsón, un héroe inesperado.
A diferencia de lo sucedido con las novelas basadas en el universo Dugeons & Dragons, el autor Tadd Williams plantea 'Añoranzas y pesares' como una serie adulta por el estilo desarrollado demostrando una pericia novelística que solo había sido vista hasta el momento por Tolkien y Moorcock, y abriendo paso a la literatura épica adulta junto al autor de Geralt de Rivia y, por supuesto, George R. R. Martin.
También se percibe influencia del ciclo artúrico percibiéndose claras referencias a la leyenda de Excalibur, la importancia de la espada y del crecimiento de un joven insignificante que se acaba convirtiendo en héroe, o al Mago Merlín, jugando uno de los personajes un papel de mentor que recuerda claramente al del conocido mago.
Puede que la cargada prosa y las minuciosas descripciones y disquisiciones emocionales de Tadd Williams ahuyenten al lector acostumbrado a un planteamiento más fresco y ágil, pero todo amante de la literatura, sin importar el género concreto, debería disfrutar de una serie que se toma el tiempo oportuno para arrancar pero que cuando lo hace, te atrapa y no te suelta.