Según el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), el PSOE de Pedro Sánchez ganaría las elecciones de celebrarse ahora mismo. Lo haría con un holgado margen, relativamente consistente con el resto de encuestas y series históricas del CIS, y con el 30% de los votos. Cifras a las que no se asomaba desde hacía más de un lustro. Los sorprendentes datos y diversos factores añadidos han provocado que se cierna la sombra de la duda: ¿hay intencionalidad política en el CIS?
El origen. Tradicionalmente, las encuestas del CIS siempre han tenido un carácter polémico. Al ser producidas por un instituto de carácter público, los partidos menos beneficiados por sus sondeos han querido entrever manipulaciones interesadas por parte del gobierno de turno. Sin embargo, en el caso actual las sospechas van más allá: su actual director, José Félix Tezanos, es un histórico cuadro medio del PSOE estrechamente ligado a la Ejecutiva de Pedro Sánchez. Su designación al frente del CIS, prerrogativa de gobierno, ya fue criticada con dureza por la oposición.
Los datos. De forma típica, el CIS entrevista a un número determinado de españoles y les lanza diversas preguntas. Los datos en bruto sobre a quién votarían se conocen como la "intención directa de voto", y son un buen indicador sobre el pulso político del país, pero insuficiente. La gente tiende a mentir o a maquillar su opinión: hay entra en juego el rol de los sociólogos, que se valen de series históricas y datos paralelos para estimar cuál sería el resultado electoral a partir de la IDV.
Esto se conoce como "cocina", y siempre ha sido motivo de controversia. Sin embargo, es la norma entre los encuestadores, que jamás se fían de los resultados brutos de la intención directa de voto. ¿Qué ha sucedido esta vez? Que el CIS ha dejado de "cocinar" los datos: como ilustra Kiko Llaneras, los resultados de la estimación electoral no son más que una proyección (basada en una simple regla de tres) de la intención directa de voto. Es una metodología extraña.
¿Por qué? Es el gran misterio. Como explica Narciso Michavila, presidente de GAD3, la encuesta del CIS ha "cambiado muestra, cuestionario, periodicidad" y ha roto una "serie de 22 años". ¿Es la metodología empleada por Tezanos más efectiva? Si lo es, también es contraintuitiva: el PSOE baja en IDV respecto al último barómetro (pero sube en estimación), gana indecisos y pierde fieles. Y como indica Llaneras, se desvía extraordinariamente del promedio de sondeos recientes (10 puntos de ventaja sobre el PP frente a los 4 que las encuestas le venían dando).
¿Qué dice Tazanos? El director del CIS se defendió ayer de las acusaciones en Hora 25: "El CIS no tiene cocina, esta vez no tiene cocina. Si alguna vez hacemos proyección, lo explicaré. Daré una fórmula para que todo el mundo lo pueda hacer (...) No se me va la mano al PSOE, no sé si a Michavila se le va al PP. Yo tengo una ideología y lo digo. Soy socialista. ¿Y qué? ¿Es malo? Yo siempre he sido objetivo y jamás he manipulado una encuesta".
¿Qué implica? Hay numerosos motivos para la suspicacia: la simple regla de tres que proyecta la intención directa de voto; la nuevametodología (aún oculta, dado que el CIS nunca permite acceso a los microdatos de los sondeos); la ausencia de "cocina"; el desvío respecto al promedio de encuestas; o los datos que apuntaban a cierta ralentización del crecimiento socialista. Las implicaciones son grandes: o bien el CIS se ha visto contaminado por los intereses del gobierno o bien ha impuesto un cambio de metodología sin mayores explicaciones.
La encuesta entrega a Sánchez el 30% de los votos; al PP el 20%; a Ciudadanos el 19%; y a Unidos Podemos el 16%. Se realizó antes de la dimisión de Montón, el escándalo de Delgado y el chalé de Duque.
Imagen: Víctor J Blanco/GTRES
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