Las ciudades del futuro serán para los perros: ya tenemos más mascotas que niños

Hace más de 14.000 años, los humanos del Creciente Fértil encontraron en el perro una innovación tecnológica crucial para asentarse en el terreno y abandonar el nomadismo. Aquel animal, tan capaz de apresar pequeñas piezas de caza como de proteger frente a amenazas externas, inició así un largo proceso de domesticación que le llevaría a acompañar a todas las civilizaciones y culturas. Hoy el perro es la mascota predilecta, y su población se ha disparado por encima de los 900 millones. Es tan popular que algunas sociedades ya cuentan más perros que niños.

Sorpasso. Está sucediendo en Occidente fruto de varios factores. Por un lado, el desplome de la natalidad. Países como España o Japón suman más fallecimientos que nacimientos al año, y las nuevas generaciones afrontan la paternidad con menos entusiasmo que las previas, ya sea por motivos económicos o culturales. Al mismo tiempo, el número de mascotas se ha disparado. Sólo en Estados Unidos hay más de 77 millones de perros y 54 millones de gatos. Los millennial son particularmente felices con ellos: al menos el 70% tiene uno o desea tenerlo.

Y en el cruce de las dos tendencias, como explica City Journal, el sorpasso.

Ejemplos. San Francisco ya suma más perros (150.000, aproximadamente) que menores de dieciocho años (118.000). Es un ejemplo extremo, fruto de las exigencias consustanciales a una ciudad donde el alquiler medio supera los $3.000 mensuales, pero otras siguen su camino. Nueva York tiene 1,7 millones de menores frente a 1,1 millones de gatos y perros; en Seattle el volumen de felinos domésticos ya ha superado al de niños; y en general, en todo el país, ya hay más apartamentos en los que vive un adulto y un perro que un progenitor y un hijo. Los urbanitas aman sus mascotas muy por encima de lo que desean ser padres.

España. ¿Otra estadística extrema fruto de las anomalías propias de Estados Unidos? En absoluto. Según la Red Española de Identificación de Animales de Compañía (REIAC), España ya suma más mascotas que menores de 15 años. La cifra es brutal. En función del estudio, el número de animales cuidados por los españoles oscila entre los 13 millones y los 22 millones (los perros son los más populares, superando los 6 millones). ¿Cuántos niños de entre 0 y 14 años registraba el INE en el censo del año pasado? 6.900.000. Si extendemos el rango hasta los 19 años, el número supera los 9.100.000. En cualquiera de los dos casos, es factible decirlo: tenemos más mascotas que menores de edad.

Problema. Los niños están desapareciendo de las calles. Es el resultado extremo de una transición demográfica gestada a lo largo de un siglo: conforme los países se hacen más ricos, la natalidad cae, fruto no sólo de un nuevo régimen económico, sino también de la incorporación de la mujer al trabajo. Es un fenómeno que afecta especialmente a las ciudades. Algunas, como Chicago, han perdido más de 150.000 menores de edad en diez años; otras simplemente han reforzado una tendencia que depara pirámides poblacionales espantosas. En España hay 8 millones de pensionistas. Más que niños. Somos países viejos.

De ahí que los estados occidentales afronten problemas gravísimos en materia de pensiones, y que sus ideas, desde los 30.000€ de Hungría hasta la bolsa pensionista de Reino Unido, sean cada vez más imaginativas.

Apogeo animal. Y en el camino, el auge de las mascotas. En España el 50% ya cuenta con una, un porcentaje igualado en Europa. Las nuevas generaciones parecen particularmente obsesionadas con ellas. La industria ha explotado durante los últimos años, moviendo más de $225.000 millones anuales y comercializando productos tan extravagantes como ropa de diseño para canes. Hay teorías de todo tipo sobre la prioridad perros > niños: desde la imposibilidad económica de ser padres hasta la dejación de responsabilidades adultas, pasando por el rito de paso o el incremento de la soledad, agravada entre los millennial.

Obedezca a los motivos que obedezca, parece claro: estamos priorizando a nuestras mascotas frente a las personas. En el futuro, las calles serán suyas.

Imagen: Kalisa Veer/Unsplash