Pocos capítulos de la existencia resultan tan frustrantes como los atascos. Privados de las riendas de su destino, incapaces de poner remedio a tanto infortunio, los conductores pasan minutos y minutos embragando y desembragando, imaginando soluciones alternativas al amasijo de hierros que bloquea la carretera. Sus coches, tan voluminosos, no se pueden beneficiar de los huecos que sí encuentran las motos. Caminar tampoco es una opción, so pena de perder el vehículo para siempre. Sólo queda esperar. Una espera tediosa y de tintes existenciales.
¿Pero y si hubiera alternativa? El atasco es eventual por naturaleza. Se da durante las horas punta, cuando miles de personas se amontonan sobre la cabeza huyendo o dirigiéndose hacia el trabajo. El tráfico opera así como un acordeón: se amontona y aglutina durante determinados puntos del día mientras que se estira y fluye con naturalidad durante los restantes. Hay ciudades de naturaleza atascada, proclives a mantener un tráfico bastante espeso ya sea por sus condiciones urbanísticas o geográficas; mientras que otras sufren enormes variaciones diarias.
Estos gráficos de FleetLogging ordenan de mayor a menor las ciudades con las peores hora punta del mundo, o lo que es lo mismo, aquellas donde el tráfico más empeora durante los picos de circulación diarios. La lista es sustancialmente distinta a las ciudades que más horas del año pasan atascadas (la respuesta invariable a esta cuestión siempre es Los Ángeles), y apuntan hacia urbes donde es posible maximizar el tiempo al volante saliendo una hora antes o una hora después de casa (aunque no todo el mundo puede fruto del trabajo o de la familia).
Como quiera que la métrica es llamativa, la ciudad que copa el listado también lo es. Marsella es la capital donde más diversidad de tráfico podemos encontrar. Durante su hora punta la ciudad se encuentra tan atascada que apenas es posible recorrer 45 kilómetros ininterrumpidamente. Cuando el frenesí matutino o vespertino se agota, sus calles se limpian hasta tal punto que podemos cubrir hasta 80 kilómetros. Una diferencia de 35 kilómetros, con su correspondiente traslación a la velocidad media y, lo que es más importante, al tiempo potencial que pasamos al volante. Todo ello escogiendo bien la hora.
Francia es un país proclive a estos acordeones en el tráfico, acreedor de horas punta relativas muy intensas: Lyon, París y Mónaco siguen a Marsella de cerca, con horas punta muy intensas y un tráfico mucho más liviano durante el resto de día. En Estados Unidos la ciudad más variable es Boise, seguida de Philadelphia, Albuquerque u Oklahoma; mientras que en Europa completan el ránking Hamburgo, Lisboa, Budapest o Praga. La ciudad donde menos podrás avanzar si sales con el coche en hora punta es Londres, con apenas 20 kilómetros. Su problema es que tampoco llegarás muy lejos en hora valle (37 kilómetros). No es la mejor ciudad para ir al volante.
¿Dónde deberías ahorrarte la hora punta a toda costa, es decir, cuáles acreditan la peor hora punta absoluta? Hay un gráfico dedicado específicamente para ellas, la pesadilla de todo conductor con prisa hacia su oficina: a Londres, la más lenta en hora punta, le siguen Singapur, Riga, París, Mónaco, Toronto, Edimburgo, Ottawa o Wellington.
FleetLogging también ha elaborado una pequeña herramienta donde puedes comprar ciudad a ciudad el espacio urbano que puedes recorrer en hora punta y en hora valle. Es un ejercicio interesante, en especial si vives o vas a vivir en alguna de estas ciudades y vas a tener que utilizar el coche para moverte por ellas. Las dos grandes españolas, Barcelona y Madrid, por cierto, no destacan por horas puntas mucho más intensas que el resto de la jornada. La diferencia (en distancia) en Madrid es de 14 kilómetros (24ª en Europa), mientras que en Barcelona es de 11 kilómetros (31ª). Una buena noticia (no te tienes que preocupar de la hora punta) que acompaña a una mala (siempre están bastante atascadas).