Pese a su aspecto trivial y desenfadado, los emojis son extremadamente importantes. No sólo por su capacidad para modelar el nuevo lenguaje que emplearemos en el futuro (imaginemos: conversaciones sostenidas únicamente con emojis, el paráiso terrenal), sino también porque Unicode, el consorcio internacional sin ánimo de lucro encargado de regularlos, ha decidido convertirlos en un ecosistema estático y privativo.
¿Cómo? Adueñándose de todos los emojis del mundo. Recordemos: Unicode es quien se encarga de armonizar todos los lenguajes digitales del mundo, de tal modo que lo que tú escribas en tu teléfono se vea en el de otra persona a miles de kilómetros de distancia. Hasta ahí, todo ok. Pero Unicode también tiene el control absoluto sobre el reino emoji: ¿quieres que una pata de jamón aparezca entre tus alimentos-emoji favoritos? Tenemos malas noticias, todo dependerá de que la tiranía de Unicode decida incluirlo.
Así que, ¿cómo puedo lograr que Unicode atienda a mi lógica y absolutamente necesaria proposición de incluir un emoji de Rocío Jurado?
El Sindicato del Emoji: la unión hace la fuerza
Tienes varias opciones, pero todas son difíciles. Al fin y al cabo, no eres más que un simple mortal frente a un consorcio internacional caprichoso que tardó demasiado tiempo en incluir el queso, el taco o el bacon dentro de su catálogo de emojis. Dadas las circunstancias, Emoji Request puede ser tu respuesta: el Sindicato del Emoji. O lo que es lo mismo, una simple web donde una serie de emojis se votan colectivamente para mostrar su apoyo popular. Ahora mismo va ganando un amigable emoji de "silencio, putopesado por favor".
La esencia tras Emoji Request es simple: ponerse en contacto con Unicode por uno mismo es relativamente complejo, y que te tomen en serio (a ti y a tus excéntricas pero totalmente asumibles propuestas) más aún. De modo que si es posible demostrar a Unicode que un emoji, además de diseñado y de tener buen sentido comunicativo, tiene el apoyo (votos) de miles de personas, las posibilidades de ser atendido aumentan exponencialmente.
Nada de esto significa que Unicode acepte de antemano el emoji que quieras proponer, por supuesto. De hecho, Emoji Request tan sólo tiene un coto cerrado de nuevas propuestas (entre las que se incluyen las banderas de Inglaterra, Escocia o Gales, por ejemplo) que, imaginamos, irán aumentando con el tiempo. Unicode es un amor esquivo.
Pero el Sindicato del Emoji, la unión de todos los usuarios de WhatsApp contra la fuerza de la patronal de Unicode, contribuye a algo esencial para que un emoji cualquiera entre en consideración para el consorcio: lo que ellos mismos definen como "evidence of frequency", la prueba de que tu caprichoso diseño va a ser utilizado. Emoji Request puede funcionar a modo de prueba del algodón de su futuro uso, al menos para aquellos emojis más votados que, suponemos, son los que más probabilidades tienen de aparecer en tus conversaciones de grupo.
Hay otros fatores, y Unicode es muy explícita a la hora de explicar cómo proponer un nuevo emoji. Lo puedes leer todo aquí.
Enviar emojis: burocracia estilo Politburó soviético
El proceso es largo. Para enviarlo, debes hacerlo con varios días de antelación al inicio de las reuniones que el Politburó de Unicode tiene anualmente antes de actualizar su versión y su catálogo de emojis. Como explican en Mashable, es en octubre de cada año, así que aún estás a tiempo (pero irás algo justo). Aquí puedes leer un documento increíblemente detallado sobre los requisitos de tu emoji: tamaño, la URL específica, el PDF que debe llegarles, el peso de tu diseño, etcétera. Pasa por un subcomité y luego llega al sector técnico (UTC).
Si suena como una pesadilla burocrática digna del Congreso de los Sóviets es porque lo es.
Y esas normas sólo hablan de cómo enviarlo. No de cómo debe ser tu emoji para que los sabios intérpretes de las runas arcanas de Unicode lo acepten en su catálogo. En este aspecto, lo relevante son los "selection factors". Asuntos clave: compatibilidad del emoji (es decir, que pegue con otros emojis utilizados en Snapchat, Instagram o Whatsapp), múltiples usos (que se asocie a un valor comunicativo concreto: por ejemplo, la cara de gato es buen rollo, la de la araña es miedito) y que no se solape con otros emojis (que no sea demasiado específico).
Además, los emojis tienen que ser fácilmente distinguibles los unos de los otros (si tratas de diseñar algo demasiado detallado es probable que, al ser tan pequeño, sea una figura ignota, o que se parezca mucho a otra y por tanto sea rechazado), tienen que ocupar un hueco que otro emoji no complete ahora mismo (el emoji de "silencio" propuesto en el Sindicato del Emoji es un buen ejemplo: las banderas nacionales o los símbolos religiosos, otro) y, claro, tienes que demostrar que se va a utilizar (Emoji Request para esto).
Recapitulando: para lograr que nuestra pata de jamón llegue a WhatsApp y complete esa esencial carencia en nuestro vocabulario emoji necesitamos dibujarla bien, adecuarla a los estándares estéticos de Unicode, ajustarla a sus criterios de propiedad intelectual, enviarla antes del 1 de octubre, superar más comités que una orden ministerial soviética y, con suerte, llegar al comité de druidas de UTC. Un año después, quizá tengas tu emoji.
¡Suerte! Y hasta entonces, #DemocraciaEmojiRealYa, #WeAreThe99%, #StopCastaUnicode.
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