Cómo criar al próximo Albert Einstein

¿Quién no querría ser un genio? ¿No es cierto? Los científicos coinciden en que, en el largo plazo, ser un genio, ser un 'superdotado' o estar entre los más listos del mundo significa, a largo plazo, una vida mejor con mejores empleos, un estatus socioeconómico más alto y una mayor calidad de vida.

Pero lo cierto es que ser un 'superdotado' ha sido, es y probablemente será una birria. Afortunadamente, casi medio siglo de investigaciones, empiezan a surgir algunas ideas interesantes sobre cómo criar a un genio. Ideas que, ya de paso, pueden hacernos cambiar para mejor la educación de todos.

De lo bueno lo mejor, de lo mejor lo superior

En muchos países está prohibido seleccionar a "los mejores". Y con buenos motivos. Es decir, las escuelas no pueden tener una política activa para seleccionar a los estudiantes según sus capacidades. Reino Unido es uno de ellos. O era. Hace unos días, Theresa May, la nueva primer ministra, y su ministra de educación, Justine Greening, anunciaron que iban a levantar esas prohibiciones y volver, en cierta manera, al antiguo sistema de 'grammar schools' inglesas.

Las políticas aparentemente meritocráticas son un arma de doble filo que pueden acabar socavando lo que quieren conseguir

El movimiento que quiere convertir al Reino Unido en "la mayor meritocracia del mundo" ha sido muy contestado tanto por políticos (propios y ajenos) como por académicos. Y es que, en realidad, este tipo de medidas pueden ser un arma de doble filo.

Según muchos estudios, ir a colegios selectivos puede producir consecuencias indeseadas; esto es, un efecto negativo sobre el autoconcepto personal y académico de los alumnos que asisten a ellos. Los estudiantes suelen resentirse al pasar de ser los mejores de una escuela estándar a ser uno más en un colegio muy selectivo. El resultado es que muchos niños "mejores de la media" acaban arrastrando problemas personales que lastran su desarrollo académico y profesional.

Es decir, aunque la prohibición parece tener sentido en la población general, no parece ser así con los superdotados.

La inteligencia como recurso estratégico nacional

Puede sonar radical, pero no lo es. Casi todos los rasgos humanos siguen una distribución normal; esto es, la mayoría de las personas nos encontramos en niveles medios en casi todas las características, pero existen otras personas que tienen niveles muy altos (o muy bajos) de esas características. Hay gente muy simpática y gente muy arisca, pero la mayoría somos (estadísticamente) normales. Con la inteligencia pasa igual.

Y de la misma forma que muchos países tienen programas específicos para deportistas de élite o la policía selecciona a personas con habilidades memorísticas concretas, unos cuantos países tienen programas que tratan de identificar, formar y llevar a su máximo nivel a niños con altas capacidades cognitivas.

Hace unos días, Nature publicaba un reportaje genial de Tom Clynes en el que hablaba de los programas norteamericanos: 45 años de investigaciones, pruebas y errores sobre cómo identificar, cómo apoyar y como impulsar a las personas más inteligentes del país.

"Los adolescentes que se encuentran en el 1% de habilidades cognitivas mantienen altas posiciones laborales, sociales y económicas muchas décadas después", dice Robertson

No es un esfuerzo gratuito. En 2010, la profesora Robertson y su equipo de la Universidad Vanderbilt en Nasville demostraron que la afirmación de que las diferencias individuales no eran importantes a largo plazo es falsa. "Los adolescentes que se encuentran en el 1% de habilidades cognitivas mantienen altas posiciones laborales, sociales y económicas muchas décadas después", dice Robertson. Y especialistas como Jonathan Wai, psicólogo del Programa de Identificación de Talento de la Universidad de Duke, van más allá, "nos guste o no, ese 1% realmente controla nuestra sociedad".

Cada vez gana más prestigio la idea de que los recursos cognitivos son uno de los recursos naturales más estratégicos de cada país y hay que aprender a sacarle todo el partido posible. En este sentido, Clynes recoge las ideas de Camilla Benbow, especialista también de la Universidad Vanderbilt, sobre cómo criar a una persona con talento.

Las ocho reglas de oro para criar a un genio

  1. Exponer a los niños a diversas experiencias. No es bueno que los niños crezcan en entornos muy estrechos y limitados. Esa es una de las caras de la famosa sobreprotección, que empobrece el medio hasta impedir que los niños puedan desarrollarse de forma sana.
  2. Dar oportunidades para desarrollar talentos e intereses. En cierta forma, es la contrapartida del primer punto: si damos libertad y diversidad para experimentar, debemos apoyar a los niños cuando demuestran interés (o talentos) por ciertas cosas. Sin esas oportunidades de desarrollo, el talento se queda en nada.
  3. Apoyar tanto a las necesidades intelectuales y emocionales. No debemos olvidar nada: necesidades intelectuales, emocionales, sociales, físicas, etc. Hay veces que nos concentramos tanto en el objetivo que perdemos de vista las cosas importantes.
  4. Centrarnos más en el esfuerzo que en la capacidad. Aunque sepamos que en cualquier persona con altas capacidades el factor innato es clave, debemos centrarnos siempre en aspecto que mantengan la motivación y refuercen el trabajo de los niños.
  5. Animar a los niños a tomar riesgos intelectuales y a estar abierto a los fallos. Ésta es la mejor forma de apuntalar el aprendizaje y no es obvia. De hecho, el tránsito de proveer un entorno rico y estimulante a conseguir que ellos sean los que empiecen a crearlo y mantenerlo es uno de los momentos más difíciles del proceso.
  6. Evitar las etiquetas. Ser identificados como 'superdotados' puede tener una carga emocional difícil de soportar. Los estereotipos, las etiquetas y las ideas de prêt-à-porter son elementos útiles que pueden pasar a ser fatales en un corto espacio de tiempo.
  7. Trabajar con los maestros para satisfacer las necesidades de los niños. Los estudiantes más inteligentes a menudo necesitan materiales más desafiantes, apoyo adicional y libertad para aprender a su propio ritmo.
  8. Poner a prueba las capacidades, evaluarlas. Uno de los elementos claves es evaluar correctamente las capacidades y los problemas a los que nos enfrentamos. Sin esa evaluación, estamos ciegos.

El nacimiento de una nueva educación

Una nueva educación que no es más que la educación de siempre. Mejorada. En los últimos años hemos escuchado hablar de cosas como la 'medicina de precisión' o la 'agricultura de precisión'. Ahora también hablamos de 'educación de precisión', es decir de buscar los mejores métodos y modos docentes, centrarlos en el alumno y evaluar los resultados con todas las herramientas que nos provee la ciencia actual.

Si lo pensamos detenidamente, las ocho recomendaciones clave de los programas de identificación de talento son aplicables a cualquier niño, sean cuales sean sus talentos y problemas. Y, a su vez, nos da las líneas maestras para comprender que la educación es algo mucho más complejo que una idea ingenua de 'igualdad de oportunidades' que se quede en la superficie. Si queremos que esa igualdad llegue a ser real, necesitamos que nuestros sistemas educativos y de protección social vayan, de una vez por todas, a corazón del problema.

Imágenes | Harald Groven, Ferriman Robertson et al.

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