El fondo soberano Norges Bank Investment Management (NBIM), que sostiene las pensiones noruegas, acaba de superar los 10.11 billones de coronas noruegas de patrimonio (el equivalente a un billón de euros al cambio actual). Por primera vez en su historia el país puede reconocer que su fondo no depende del petróleo: ya son ricos por el mero rédito económico de ejercitar el capitalismo de Estado. Para hacernos una idea, cinco millones de ciudadanos tienen en cartera casi el equivalente a una España, y serían capaces de pagar de golpe ocho veces el actual coste anual del sistema de pensiones español si quisieran.
¿Cómo? Sí, como bien sabemos mucha de la riqueza nórdica y una de las principales razones por las que el país no quiso entrar a la Comunidad Económica Europea fue el descubrimiento en los años 60 de sus extensísimas reservas de petróleo (es el séptimo a nivel mundial) y de gas natural (el tercero).
Años más tarde, con la crisis del petróleo del 73, los ‘vikingos’ decidieron que era muy arriesgado depender de materias primas. Crearían, pues, un fondo que ayudase a diversificar sus riesgos. Así lo hicieron en 1996 apostando a la inversión de bonos, pero tras la crisis de Lehman Brothers decidieron que la dependencia de estos activos era demasiado grande, por lo que se acercaron a la renta variable y al más próspero crecimiento de las acciones empresariales. 23 años después, invirtiendo ya en más de 9.000 compañías y con una rentabilidad aproximada del 8%, se han convertido en el mayor fondo soberano del mundo.
Privilegio e inteligencia. No todos los países han podido optar a este juego. De hecho, los diez fondos soberanos más importantes del mundo pertenecen a Noruega, China, Abu Dhabi, Kuwait, Arabia Saudita y Qatar. Es decir, al oro negro. No sólo eso, sino que, además, esos diez fondos acumulan el 75% de todos los activos de todos los fondos soberanos del mundo. Pero a eso hay que añadir que, aunque son todos los que están, no están todos los que son, y si países como Venezuela, Canadá o Irán no están en esta lista es porque la gestión de esos recursos no es tan sencilla. El trabajo en las inversiones de los noruegos ha sido encomiable.
Inversiones éticas: como cuentan en este nutrido reportaje de Cinco Días, dado que es el Gobierno el que viene fijando las políticas de inversión canalizadas a través de su Banco Central, las decisiones las toman los políticos, y éstos han marcado líneas rojas hacia qué se debe invertir. Además, la composición de activos del fondo es pública y se actualiza una vez al año. Han vetado apoyar a jugosas empresas como las armamentísticas, tabacaleras y productoras de carbón. Aunque invierten en una importante variedad de empresas, apoyan especialmente a las de energías verdes, sector inmobiliario y startups.
Y mientras tanto… Como hemos visto, los noruegos son ricos, y a cada ciudadano le corresponden 187.000 euros de su fondo de pensiones. En cambio, la llamada hucha de las pensiones española se ha quedado en 1.500 millones de euros, unos 32 euros por ciudadano. Aunque tampoco es que pudiésemos compararnos con la capacidad noruega antes: en su momento álgido tuvimos en la hucha 65.800 millones, 1.400 euros para cada español. Aun así es innegable que esa partida está sufriendo una mala gestión, y cada vez más voces reclaman que España se una a la tendencia de países como Japón, Holanda, Corea o Francia de dejar de apostar tanto por la deuda pública española y europea, un enfoque cortoplacista, y pasarse a otros activos.
Ver todos los comentarios en https://www.xataka.com
VER 0 Comentario