¿Cuántas personas viven en China? Una rápida búsqueda en Google ofrece la respuesta: 1.400 millones de personas. Pero toda cifra torna en abstracta a partir de un determinado umbral. Nuestra pequeñez en el gran teatro global de las cosas nos incapacita para entender, por ejemplo, la auténtica magnitud de la fortuna del hombre más rico del mundo. Y de igual modo debilita nuestro entendimiento de magnitudes tan descomunales como las que maneja China. 1.400 millones de personas son tantas que nuestro cerebro no puede siquiera imaginarlas.
Pero de igual modo que nos resulta sencillo comprender la riqueza de Jeff Bezos en granos de arroz (nosotros somos un diminuto grano; él son varios sacos de decenas de kilos cada uno), hay formas visuales que nos facilitan explicar y entender la importancia de China a nivel demográfico. En VisualCapitalist han hallado una forma muy imaginativa de hacerlo: tratar de condensar dentro de las fronteras del gigante asiático tantos países como sean necesarios para completar 1.400 millones. El resultado es indudablemente ilustrativo. China está a otro nivel.
En su interior, por ejemplo, cabe la totalidad de Europa (más de 700 millones de habitantes), la de Sudamérica (más de 400 millones de personas), la de Canadá y Estados Unidos (360 millones) y la de Australia y Nueva Zelanda (un añadido quizá cosmético: apenas 30 millones entre las dos). Al igual que aquel mapa que encorsetaba media superficie terrestre dentro de África para mostrar su verdadero tamaño, muy disminuido siempre por la cartografía, la obra que hoy nos ocupa mete a las regiones antes mencionadas dentro de las fronteras de China (escaladas por población).
Es más, por si no hubiéramos tenido suficiente, dentro de China también cabrían todos los indios del mundo (más de 1.300 millones) y todos los africanos (de nuevo, más de 1.300 millones). El resultado es un país que aglutina al 20% de la población mundial (rozando ya los 8.000 millones) y cuya fuerza laboral es inmensa, sin parangón en la historia del ser humano. El 71% de sus habitantes tiene entre 15 y 65 años, lo que le asegura muchas décadas siendo la gran fábrica del planeta. Eso sí, no por demasiado tiempo.
La tendencia demográfica de China es recesiva. Si en 1955 contaba apenas 600 millones de habitantes, su tasa de crecimiento interanual se ubicaba en el 2%. Esto se debía a una población extraordinariamente joven, rural y empobrecida (22 años de media) que seguía anclada en un régimen demográfico sin transicionar (una tasa de fertilidad de 6 hijos por mujer, cifras que hoy sólo se dan en los puntos menos desarrollados de África pero que ya están pasando a mejor vida). La China de hoy en día es bastante menos fértil (1,69, no muy alejada del estancamiento de Europa, Japón o Corea) y ya tiene una edad media de 38 años.
Lo hemos visto en alguna ocasión: la política de hijo único condujo a China a una parálisis en su crecimiento demográfico. A medio plazo el país seguirá sumando unidades, pero antes de que acabe el siglo entrará en una irremediable decadencia. Las razones son tan complejas y variadas como las que han llevado a los países desarrollados a crisis semejantes, pero especialmente llamativas por el tradicional impulso fértil de China. Su siguiente crisis es demográfica. Y por experiencia sabemos que la consecuencia inmediatamente posterior es una crisis económica, de hegemonía, en especial cuando otros países (India o Nigeria) seguirán creciendo.
En cualquier caso, sus cifras son impresionantes. China es muy, muy grande.
Imagen: Visual Capitalist
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