Cómo es posible que haya aparecido un resto humano del Yak-42 en Turquía quince años después

Cómo es posible que haya aparecido un resto humano del Yak-42 en Turquía quince años después
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La tragedia del Yak-42 jamás parecer cerrarse del todo. Años después del accidente, del escándalo político, de la sentencia de la Audiencia Nacional y del indulto que el gobierno del PP concedió a los condenados por las erróneas identificaciones de los cadáveres, Turquía ha anunciado una nueva vuelta de tuerca: las autoridades locales han hallado el resto humano de una víctima, una pierna, enterrada en un cementerio local. El ejemplo palmario de la desastrosa gestión del accidente.

¿Qué pasó? En 2003, en plenas guerras de Irak y de Afganistán, un contigente de militares españoles se desplazaba desde la base aérea de Manás, en Kirguizistán, hasta España. Lo hacía a bordo de un Yakolev-42, un avión de fabricación rusa subcontratado por el Ministerio de Defensa. El mal tiempo, la mala visibilidad y las largas horas de trayecto acumuladas por la tripulación provocaron un accidente fatal en Trebisonda, Turquía, a mitad de trayecto.

Murieron 62 soldados españoles.

¿Por qué es polémico? Más allá de la criticadísima política de subcontratación del gobierno, la polémica se originó por las prisas del ministerio a la hora de repatriar los cadáveres. El proceso forense se realizó en tiempo récord, y se hizo mal. Numerosas víctimas fueron identificadas erróneamente, y algunos restos se entremezclaron con otros. El ministro del ramo, Federico Trillo, buscaba aplacar la polémica con una repatriación rápida que acallara las posibles críticas.

Los familiares denunciaron el proceso desde el primer momento. Llevaron el caso a la Audiencia Nacional y ganaron, obteniendo la condena de los militares implicados en el proceso forense. También lograron exhumar y enterrar correctamente a sus seres queridos.

¿Y ahora qué? El caso no quedó allí. Ante la perspectiva de que algunos restos hubieran quedado en Turquía, algunas familias se pusieron en contacto con las autoridades turcas para que siguieran investigando. El resultado se conoció ayer: la pierna de un soldado español fue enterrada en un cementerio cercano pocos días después de la tragedia. Defensa alega desconocer este hecho, y ya ha abierto diligencias en la Audiencia Nacional para colaborar con Turquía en las pesquisas.

¿Qué revela? El gigantesco calado de la chapuza. Quince años después continúan floreciendo restos humanos de soldados españoles en Turquía. La noticia se ha descubierto gracias los familiares de Francisco Cardona Gil, que originalmente solicitaron a Turquía la repatriación de las muestras biológicas del accidente. La familia no cuenta con ningún resto de Cardona porque fue identificado y entregado erróneamente a los familiares de otro militar, y sus restos incinerados.

¿Y las responsabilidades? El proceso judicial se saldó con una condena de la Audiencia Nacional que los familiares, ya en su día, juzgaron insatisfactoria. No se depuraron responsabilidades políticas y Trillo terminó en la embajada de Londres años más tarde. El perdón del gobierno a las familias, de nuevo en manos del PP, llegó más de una década después. Antes de eso, en 2012, el ejecutivo de Mariano Rajoy decidió indultar a todos los sentenciados por la AN, en otra decisión muy criticada.

Los familiares de las víctimas han pedido que el Congreso abra una comisión de investigación para esclarecer lo sucedido. De nuevo. Quince años después, la herida del Yak-42 sigue sin cerrar.

Imagen | Burhan Ozbilizi/AP

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