El gobierno de Giuseppe Conte anunció ayer una medida sin precedentes en la historia de Europa: la cuarentena de un país entero. 60 millones de italianos tienen restringida su libertad de movimiento y sólo podrán salir de casa en situaciones de emergencia. Es una decisión drástica, idéntica a la adoptada por China hace dos meses, que busca cortar de raíz la epidemia del coronavirus, 9.000 infectados y 463 muertos después.
Una cuarentena de elevada complejidad logística. Así aspira Italia a cumplirla.
Dónde y cuándo. En todo el país y hasta el 3 de abril. Todo italiano que desee salir de su hogar deberá ofrecer "razones de trabajo probadas" o "serias necesidades familiares o de salud". El Ministerio del Interior ha habilitado en su web una "autocertificazione", un permiso de viaje a rellenar por aquellas personas que necesiten desplazarse dentro del país y a presentar frente a las autoridades pertinentes.
Conte ha bautizado el decreto como "Yo me quedo en casa".
Qué sigue abierto. Un estrecho abanico de comercios y locales indispensables para continuar con cierta normalidad en el día a día. Pese a que el decreto cierra la mayoría de puntos de reunión y ocio, los italianos aún podrán acudir a:
- Los mercados. Las familias podrán acudir a las tiendas para aprovisionarse. El abastecimiento está asegurado, por lo que el gobierno recomienda no aglomerarse, como sucedió anoche, en busca de un paquete de arroz.
- Los bares y restaurantes. El gobierno mantiene algunos espacios de socialización, en especial aquellos que rotan en torno a la comida. Todos ellos tendrán que asegurar una distancia de un metro entre comensales y cerrar a las 18:00.
- Algunas tiendas. Similar lógica a la anterior: siempre y cuando se respete la distancia mínima, los pequeños y grandes comercios podrán abrir (excepto fines de semana). El gobierno, eso sí, recomienda "restringir" la afluencia de consumidores.
- Transporte público. Conte fue específico: "Una limitación del transporte no está en la agenda". El objetivo es asegurar que la gente pueda acudir al trabajo y limitar el impacto económico.
Qué cierra. Todo aquello que no sea indispensable para el día a día, al menos hasta principios de abril. Los espectáculos de cualquier tipo y las aglomeraciones públicas, incluidas las festividades o las reuniones informales, han quedado taxativamente vedadas.
- Los hospitales. Seguirán operativos, pero su acceso quedará limitado "a los casos indicados por el director del centro". Se priorizará la atención a la población de riesgo, ancianos ante todo.
- Los colegios. No habrá horas lectivas hasta el 3 de abril. Las universidades también bajarán la persiana. Los museos y los centros culturales, públicos y privados, tendrán que hacer lo propio.
- Los espectáculos. Se suspenden todas las actividades deportivas, Serie A incluida, así como las funciones teatrales, los conciertos, las discotecas, los bares nocturnos, las casas de apuestas y las salas de bingo. El ocio se confina al hogar.
- Las ceremonias. Adiós a las celebraciones públicas. No habrá misas, funerales o manifestaciones, pero tampoco bodas, bautizos y comuniones. Las iglesias cerrarán.
- El deporte. Sólo parcialmente. Los italianos podrán seguir corriendo al aire libre respetando la distancia de un metro. Pero los gimnasios, las piscinas, las pistas de esquí o los spas tendrán que cerrar.
Economía. El ejecutivo está preparando un paquete de medidas destinadas a amortiguar las consecuencias económicas del parón. Entre otras, según detalla La Repubblica, bajas laborales y permisos parentales subvencionados por el gobierno (hasta €2.500 millones) y exenciones fiscales para empresas y autónomos (de hasta el 25%). De forma excepcional, se congelará el pago de la hipotecas hasta el fin de la cuarentena.
Es un hecho en muchos sentidos inaudito, que ilustra hasta qué punto la situación se ha convertido en una emergencia nacional.
Y paralización. Ryanair ha suspendido todos sus vuelos a Malpensa, Bérgamo, Parma y Treviso, cuatro de sus principales bases en la península, siguiendo la decisión adoptada por otras aerolíneas. El impacto está siendo transversal, y numerosas empresas de servicios ya está incluyendo "cláusulas coronavirus" en previsión de que la epidemia y las medidas a futuro del gobierno puedan interrumpir la relación.
Imagen: Vantage/GTRES