Estados Unidos está cambiando. Lo lleva haciendo mucho años, pero la tendencia se ha recrudecido durante la última década. Aún es un país dominado de forma predominante por hombres blancos, anglosajones y protestantes, pero eso está a punto de cambiar. Ya nacen más niños hijos de grupos étnicos minoritarios que niños hijos de blancos. Y eso, naturalmente, dibuja un interesante panorama futuro: ¿el largo dominio del hombre blanco está llegando a su fin?
Hay motivos para responder afirmativamente a esa pregunta, y para asumir, sin demasiadas dudas, que la sociedad norteamericana va a ser cada vez más diversa. Si las implicaciones demográficas de esto son elevadas, también lo son las sociales, las económicas y, por supuesto, las políticas. A distintos grupos sociales marcando la agenda pública, por cuestión numérica, distintas preferencias políticas. Sin embargo, tendremos que esperar algunos años para comprobarlo. Veamos por qué.
En California ya hay más hispanos que blancos
La primavera pasada el Gobierno Federal de Estados Unidos publicó algunas predicciones, estimadas hasta 2060, sobre cómo evolucionaría la composición étnica del país en el futuro. Por lo pronto, y en el breve plazo de cincuenta años, se esperaba que hubiera 100 millones de norteamericanos más viviendo en Estados Unidos: de los 319 millones actuales se pasaba a los 417 millones cinco décadas más tarde. Una evolución notoria, habida cuenta del progresivo descenso de la natalidad.
Este es un punto importante. Al igual que en otros países europeos, las tasas de natalidad entre los grupos étnicos mayoritarios han descendido. En el caso de Estados Unidos, los blancos protestantes o católicos son cada vez más viejos y tienen cada vez menos hijos. Enfrente se encuentra el largo elenco de minorías étnicas que durante las últimas décadas ha rediseñado el mapa racial de Estados Unidos: son más jóvenes, más pobres y tienen muchos, muchos más hijos.
No hace falta ser un genio de las matemáticas para comprender las consecuencias de esto. Al contrario que en los países europeos, donde sucede lo mismo pero la presencia de inmigrantes es menor, en Estados Unidos los grupos minoritarios son lo suficientemente numerosos como para poner en peligro el dominio demográfico de los descendencientes de europeos. En USA Today han creado un mapa interactivo donde se puede ver década a década la evolución por condado de la composición demográfica. El cambio a largo plazo es impresionante.
Resultado: para 2044, según las estimaciones del gobierno, está previsto que más de la mitad de los americanos pertenezcan a alguna clase de minoría racial (según el censo de Estados Unidos, cualquier otra que no esté incluida dentro de no-hispanos blancos, ahora veremos qué significa esto), y para 2060 un quinto de la población total del país habrá nacido fuera de las fronteras del mismo.
Traducido a datos: para 2060 se estima que sólo el 43% de la población sea blanca, frente al 62% actual. La población hispana pasará del 17% al 28%, y la afroamericana se mantendrá
Traducido a datos: para 2060, se estima que sólo el 43,6% de la población sea blanca no-hispana, frente al 62,2% actual. Por contra, la población definida como hispana pasa del 17,4% actual al 28,6% futuro. Esto por sí mismo no explica la brusca caída de la población blanca: ¿cuál es la otra población que crecerá notoriamente en el futuro? La asiática, que pasará del 5,2% actual al 9,1% en 2060. Y sin embargo, la población afroamericana se mantendrá estable, en un 13% casi idéntico al de hoy.
Las previsiones aún más futuras no hacen sino acentuar una tendencia clara e irreversible. En 2060, la población blanca por debajo de los 18 años será tan sólo del 35,6%, prácticamente igual al total de la población hispana menor de edad, el 33,5% (hoy es un 52% contra un 24,4%). En el futuro habrá menos adultos blancos que de otras razas, pero seguirán siendo mayoritarios. No se puede decir lo mismo de los jóvenes blancos norteamericanos.
En algunos rincones de EEUU no hace falta irse tan lejos en el tiempo. Tomemos el ejemplo concreto de California, donde Pew Research ya ha avanzado que es posible que la población latina (hispánica) sea la mayoritaria, dato no baladí si tenemos en cuenta que California es el estado más rico y poblado de Estados Unidos. Lo es por poco: el 39% de los habitantes californianos tienen un origen hispano, frente al 38,8% de origen blanco no-hispano, un 5,8% de origen afroamericano y un 12% de origen asiático. Las cifras contrastan hoy con el resto del país, pero sólo hoy.
Un dato interesante extraído del estudio del Gobierno Federal: a día de hoy, sólo un 2% de la población estadounidense se cataloga dentro de "dos o más razas" (un 4,1% para menores de 18 años). En 2060 la cifra se habrá doblado: un 4,9% para los adultos y un 8,9% para los jóvenes. Casi una décima parte de la población es incapaz de definirse dentro de un sólo grupo étnico. Eso habla de la complejidad del fenómeno racial dentro de un país construido a base de inmigrantes.
La raza es bastante relativa, y lo va a ser más
Si los norteamericanos de origen hispano o latino van a ser predominantes, junto a los afroamericanos, en el futuro de Estados Unidos, sería lógico plantearse qué es exactamente un hispano. La respuesta es bastante complicada. En EEUU, el censo permite a cada ciudadano definirse como quiera en relación a su raza, pero dentro del elenco de posibilidades no existe la opción de marcar la casilla "hispano" a secas, sino que es complementaria a otra raza.
El origen de tan confuso proceso reside en la amplia diversidad de hispanos viviendo en Estados Unidos. Pese a que por motivos obvios la mayor parte de ellos provienen de México, no todos comparten un mismo origen. La diversidad de América Latina es bastante amplia, por no hablar de la posible descendencia de colonos españoles en estados como California o Florida, dominados durante muchas décadas por el Imperio Español. Una categoría "hispano" a secas sería reduccionista.
Para solucionar esto, el censo de Estados Unidos ofrece varias opciones, resultantes de dos preguntas distintas: primero, ¿eres hispano? Y segundo, ¿cuál es tu raza? Como resultado, tenemos a los hispanos blancos, por otro a los hispanos negros, por otro a los hispanos asiáticos. Mientras que el resto de minorías y mayorías étnicas del país sí tienen a su disposición casillas concretas donde marcar su raza (nativos americanos, afroamericanos, asiáticos, blanco americano, europeo o asiático, etcétera), el caso de los hispanos es particular, y denota la complejidad de la cuestión racial en Estados Unidos.
La pregunta del censo para con los latinos es tan contradictoria, o al menos sorprendente, que ha llevado a muchos a opinar que debería ser eliminada, al ser una categorización absurda. Es lo que opinan en Vox: la raza es una construcción social que varía con el paso de las décadas y que es poco útil para describir la realidad social de Estados Unidos. Un ejemplo: en los años '30, los mexicanos eran considerados "blancos", sin distinción de ningún tipo. ¿Qué ha cambiado?
Para empezar, su número. Este gif de Citylab muestra su evolución:
Esta idea no sólo afecta a los hispanos o a los afroamericanos o a los mestizos, sino a los distintos grupos étnicos blancos. No forman una masa homogénea de orígenes comunes. La inmigración europea forjó la base demográfica del país, pero ésta no sólo estuvo compuesta por colonos ingleses, sino que se vio ampliamente fortalecida por irlandeses, suecos, italianos (uno de los grupos étnicos más célebres de la primera mitad del siglo XX en Estados Unidos), noruegos o alemanes.
De hecho, como bien recordaba The Economist en febrero, la auténtica minoría mayoritaria de Estados Unidos no son los hispanos ni los afroamericanos, sino los blancos de origen alemán. Casi 50 millones de ciudadanos norteamericanos encuentran su ascendencia en Alemania, aunque su proceso de adaptación haya sido tan profundo que su huella germana haya quedado totalmente borrada del imaginario cultural estadounidense. Hoy son americanos, sin especificad alguna.
Aunque no "de origen americano". Para terminar de complicar el asunto, el censo del Gobierno de Estados Unidos incluyó décadas atrás la opción de marcar origen "americano", frente al habitual abanico de opciones. Pero realmente, ¿qué es ser un "americano"? Es diferente a ser un "nativo americano", indio, y cada vez más personas se consideran como tal. Sus ancestros son puramente "americanos", no británicos o alemanes, sólo "americanos", sin orígenes colonos.
¿Cómo? Es pura imaginación. De eso se trata, precisamente. Pero aunque se trate de una construcción a la que cada individuo, por condicionantes sociales, se adhiera de forma libre (e incluso cambiante), la raza está marcando y va a marcar aún más la realidad política norteamericana.
Imagen | Ray_from_LA
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