Italia es un destino turístico único que desde siempre ha atraído a todo tipo de viajeros por su historia, su arquitectura y, cómo no, su gastronomía: una parte intrínseca de su cultura por las numerosas variedades de pasta, queso y vino que ofrece. Sin embargo, las experiencias recientes compartidas por diferentes viajeros han despertado muchas dudas ya que el país está siendo juzgado cada vez más por su poca hospitalidad.
La principal queja es la picaresca de los establecimientos hosteleros, donde las desorbitadas facturas se ceban con la cartera de los visitantes. Las razones son diversas, pero la mayoría atienden a una disputa en el país sobre las tarifas adicionales ocultas.
Hace una semana, un turista relató en Tripadvisor, el portal de viajes, una historia que ha despertado la indignación de miles de usuarios. Según cuenta, en un café de Italia le cobraron 2 € extra por el privilegio de que le corten el bocadillo por la mitad. El cliente solo quería compartir el bocadillo con su novia, pero cuando llegó la factura figuraba el misterioso servicio "divido a metà" al precio de 2€.
El cliente se quejó, aunque no en ese momento, de que se suponía que el sándwich en cuestión vendría cortado por la mitad, como algo normal. Lo hizo más tarde en la plataforma de viajes publicando una fotografía del ticket, que más tarde se volvió viral y los periódicos italianos se hicieron eco, cuestionaran al dueño del café, Bar Pace en el lago de Como, quien defendió el recargo.
La dueña del restaurante "Bar Pace" defendió la tarifa destacando el trabajo extra necesario para atender la solicitud. "Cortarlo a la mitad nos tomó algo de tiempo y el trabajo debe ser pagado", dijo. Señaló que la necesidad de dos platos, el tiempo de lavado más largo y los manteles individuales adicionales justificaban el cargo. Mencionó también que el sándwich era más complejo que uno normal debido a la inclusión de pattas fritas, lo que requería más tiempo de preparación.
El restaurante está ubicado en Gera Lario, una ciudad en el extremo norte del lago de Como, un destino turístico de lujo. Allí, los comensales ocasionalmente se encuentran tarifas por nimiedades como compartir, destinados a compensar un ticket más bajo por mesa. Resulta curioso que en algunas ciudades como Nueva York incluso está totalmente prohibido compartir platos.
No es el único caso similar en Italia. Hace unos meses, otro restaurante en la Riviera italiana cobró a una madre una tarifa también de 2 euros por "compartir", ya que pidió un plato extra para poder darle a su hija de 3 años algo de la pasta al pesto que había pedido. Un incidente que incluso el gobernador regional, Giovanni Toti, calificó de "incorrecto".
No es más que otra triquiñuela para engrosar las cuentas y otro método para aprovecharse del turista desprevenido. Los casos de cuentas sangrantes en el país italiano se amontonan. No podemos olvidarnos del sonado caso en el que a cuatro estudiantes japoneses les cobraron en un restaurante cercano a la Plaza San Marcos en Venecia 1.143 euros por cuatro chuletones, agua mineral y el servicio de cubiertos. La ciudad tuvo que pedir disculpas a través de su alcalde, Luigi Brugnaro.
Otro caso más reciente: 429,80 euros por dos platos de espaguetis con marisco y dos botellas de agua, más 80 euros que les incluyeron en la factura como propina en el restaurante Antico Caffè di Marte, en Roma.
Si bien ya habíamos oído hablar de las "tarifas de concesión" típicas en países como Estados Unidos, enterradas en la parte inferior de las facturas de los restaurantes con la esperanza de que los clientes piensen que se trata de algún tipo de impuesto local, el fenómeno parece estar llegando a Europa. Desde que los viajes volvieron a la normalidad tras la pandemia, varios turistas descontentos han recurrido a Internet para expresar su indignación.
Aunque claro, algunas prácticas son más difíciles de defender que otras, como es el caso de un restaurante de Reino Unido que estaba cobrando a los comensales por tener "música en vivo". En junio, un turista acudió a Reddit para expresar su sorpresa después de recibir una cuenta de 360,80€ para un almuerzo ligero en la isla griega de Mykonos, en un restaurante junto a la playa llamado Eclipse. Sólo por el pan le cobraron 28€.
Después de varios sucesos similares, la CNN hizo pública hace unos años una lista de lugares a evitar donde Venecia es la número 1. Le siguen Dubrovnik, Santorini y Barcelona. De hecho, en España, donde los hosteleros están obligados a mostrar los precios en la carta es muy común intentar engañar a los turistas confiados convenciéndoles de que pidan las "especialidades del día", que suelen estar escritas en una pizarra o en una carta en la que no se incluyen los precios.
Lo nuevo en Barcelona es "prohibir cenar solo" o cobrarles más en tal caso. Muchos restaurantes de la capital catalana ya rechazan a los clientes que acuden solos por usar una mesa, el mismo espacio que podría servir a dos e incluso tres comensales.
Imagen: Tripadvisor / Unsplash
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