La comunidad LGTB se ha cansado de perder dinero por culpa de YouTube. Así que ha ido a la justicia

YouTube siempre ha presumido de ser una plataforma libre y donde cualquier tipo de discurso respetuoso tiene cabida. Sin embargo a juzgar por las pruebas y testimonios aportados por los youtubers LGTBI, por alguna razón externa a sus políticas de uso, a YouTube no le interesa este tipo de contenido. Por ello, un grupo de ocho creadores ha decidido denunciar el trato discriminatorio que alegan sufrir especialmente desde 2016 en adelante.

La denuncia. Youtubers como Chase Ross, Amp Somers, Lindsay Amer, Chris Knight, Celso Dulay, Cameron Stiehl y Chrissy Chambers son la punta de lanza de un movimiento que lleva fraguándose varios años. Lejos de surgir a raíz de un detonante concreto, la denuncia llega básicamente porque se les ha llenado el vaso. Según explicaba Chase Ross a The Verge "están cansados de no poder articular un discurso libre en un lugar que cada día es más hostil para ellos".  La demanda presentada ante los juzgados de California alega que YouTube está incumpliendo la ley a nivel estatal al discriminar su voz por el mero hecho de hablar de temática LGTBI.

¿Por qué han llegado a esto? En 2016 YouTube hizo cambios en su algoritmo con el objetivo de atajar los vídeos de incitación al odio y establecer más filtros para que la mayor parte del contenido fuese para todos los públicos. ¿Resultado? No solo no han logrado controlar del todo el discurso del odio o el contenido violento, sino que en este intento por ampliar el aura de lo "family friendly" la plataforma ha silenciado vídeos por el mero hecho de incluir contenido LGTBI. 

Los creadores se sienten discriminados en gran medida porque durante los últimos años han observado cómo el algoritmo penaliza su trabajo, mientras que a su vez la plataforma permite monetizar la emisión de contenido violento como los combates en streaming de Logan Paul y KSI.

Vídeos ocultos y sin retorno económico. Hace tan solo un año, el mismo Chase Ross denunciaba en su canal que YouTube había retirado la monetización de todos aquellos vídeos donde aparecía la palabra "trasgénero" en el titular. El youtuber había detectado que el algoritmo estaba penalizando todo el contenido que contenía el prefijo "trans". Como resultado todos los vídeos que seguían este patrón no recibían retribución económica a pesar de tener decenas de miles de visitas.

En la misma línea, creadoras como BriaANDChrissy también alegan una restricción a gran parte de sus vídeos donde algunos de ellos son bloqueados a menores de edad. La razón por la que el algoritmo limita la emisión de su vídeo responde a que YouTube concibe como no family friendly un vídeo que hable sobre un cambio de sexo o la orientación sexual.

Menos ingresos publicitarios. Los vídeos de temática Queer cuyo objetivo es ampliar el debate sobre las identidades sexuales y/o de género son especialmente relegados a la hora de conseguir anunciantes. Los youtubers establecen en la demanda un trato discriminatorio en términos publicitarios y señalan que YouTube olvida su contenido a la hora de repartir la tarta publicitaria. Como resultado, los ingresos de este tipo de creadores son infinitamente menores en comparación con otros perfiles con el mismo número de suscriptores. Esto es algo que el activista y youtuber español Tigrillo ha denunciado también en varias ocasiones, pero en su caso señala a las marcas como parte responsable del mismo problema.

La postura de YouTube. Esta es quizás una de las partes más interesantes de toda la historia: YouTube niega todo lo anterior a pesar de que los propios creadores aporten evidencias en sus denuncias. A raíz de que el periodista de Vox, Carlos Maza, decidiese plantar cara al acoso homófobo que llevaba recibiendo por parte de Steven Crowde desde su canal de YouTube, la comunidad comenzó a preguntarse por qué Google no bloqueaba ese perfil si estaba incitando el discurso del odio contra una persona.

Lejos de eliminarlo, YouTube emitió un comunicado a través de Twitter donde explicaba que no eliminaría el canal porque "a pesar de incluir opiniones ofensivas y dolorosas, no violaba ninguna de sus políticas". Esta respuesta pasiva no hizo más que ampliar una bola de nieve que el propio CEO de Google,  Sundar Pichai, trató de deshacer pidiendo disculpas a la comunidad y mostrando su voluntad por ser más inclusivos en el trato con este tipo de creadores. Sin embargo, el hartazgo acumulado tras años de subir contenido y no saber si éste les dará un retorno económico o no, ha llevado igualmente a la comunidad LGTBI a buscar respuestas en la justicia californiana.

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