La condena de llamarse Alexa: cómo Amazon ha arruinado el nombre de miles y miles de niñas

Los nombres, fruto de una decisión parental cuando nacemos, tienen un poder asombroso. Diversos estudios han investigado el impacto que pueden tener en la vida y cómo son capaces de transformar una personalidad. A medida que los altavoces inteligentes se vuelven más comunes en todo el mundo, nos acordamos de todas aquellas personas que comparten su nombre con una entidad digital diseñada para servir a sus amos humanos. Imagínate haber llamado a tu hija Alexa poco antes de que Amazon presentara su asistente virtual en 2014. Ahora tendría que vivir con el hecho de que el nombre de su hija siempre estará asociado con el servidor.

Lo cierto es que padres de niñas llamadas Alexa ya están denunciando que sus hijas están siendo intimidadas por llamarse igual que el asistente virtual de Amazon. Están pidiendo a la compañía que cambie la palabra de activación predeterminada para sus dispositivos.

La protesta. La madre de una Alexa del mundo lanzó la bomba en "The Jeremy Vine Show", comentando cómo las chicas llamadas así soportan un mayor acoso a medida que el dispositivo se vuelve omnipresente en todo el mundo. Explicaba que está causando problemas relacionados con el bullying a las personas llamadas Alexa, que con frecuencia reciben bromas donde las personas gritan su nombre para ordenarles cosas.

Alexa, tráeme un café. Alexa, hazme los deberes.

Esta madre contaba cómo su hija recibió abusos de otros niños, e incluso de maestros, por su nombre, tan pronto como comenzó la escuela secundaria, teniendo un gran impacto en la salud mental de su hija. Al final, decidieron cambiar legalmente el nombre de Alexa. No es la única madre que lo ha hecho. Hay más de 4.000 personas menores de 25 años llamadas Alexa sólo en Reino Unido, y algunos de sus padres ya están contando historias similares. Amazon sólo ha dicho hasta el momento que está "entristecido" por todo esto y que hay disponibles palabras de activación alternativas.

Alexa es humana. El problema, que ha atraído quejas desde el lanzamiento de Alexa en 2014, no se limita solo al país británico. Lauren Johnson, de Massachusetts, EEUU, ha lanzado una campaña llamada Alexa is a Human. Los motivos son siempre los mismos. Su hija de nueve años había sufrido abusos y burlas. Se enfrentaban a una realidad en la que la palabra Alexa se ha convertido en sinónimo de sirvienta o esclava. Es decir, le da a las personas una licencia para tratar a las personas con ese nombre de una manera servil.

Algunos de los chistes incluso pueden ser de naturaleza sexual. Y no sólo es un problema de jóvenes, también afecta a los adultos. Una Alexa de Hamburgo, Alemania, sufre bromas tanto en su vida privada como profesional. "Si hago una presentación en el trabajo, tan pronto como digo mi nombre, alguien siempre hace un comentario", explicaba en un reportaje de la BBC. "Creo que es éticamente inaceptable que una marca pueda secuestrar un nombre humano y cambiar totalmente su significado. Mi nombre es mi identidad”.

En la página Alexa is a Human se encuentran todo tipo de testimonios similares.

"La gota que colmó el vaso fue en medio del encierro cuando nos dijo que quería suicidarse". (Alexa, 13 años)

"Mi hija de 5 años me dijo (el otro día) que no quería salir más y que deseaba poder quedarse dormida para que nadie se burlara de su nombre". (Alexa, 5 años)

Un nombre arruinado. Ya se pueden contemplar los primeros indicios de que todo esto ha arruinado ese nombre y lo seguirá haciendo en los próximos años. Según la Administración de la Segudidad Social de EEUU, la cantidad de bebés llamados Alexa en los Estados Unidos ha disminuido de 6.052 en 2015 (que es cuando el primer altavoz inteligente Echo de Amazon estuvo ampliamente disponible) a 1995 en 2019. Las niñas nacidas en 2015, el rango de Alexa cayó al puesto 139 en 2019, el más bajo desde 1992. Desde que se introdujeron los dispositivos Alexa de Amazon en el Reino Unido en 2016, la popularidad del nombre ha caído drásticamente.

Y Siri. Alexa no es el único asistente de voz que tiene un nombre también utilizado por personas reales. Siri, el nombre del asistente de voz de Apple, es la abreviatura de Sigrid y se usa en Noruega, Suecia y las Islas Feroe. Sin embargo, su pronunciación en noruego está más cerca de "see-ree", combinada con una "r" rodante que puede mitigar el riesgo de confusión. Una adulta llamada Siri, de Reino Unido, explicaba en aquel reportaje que también recibió bastantes bromas de personas sobre su nombre, incluida una de un empleado del servicio de asistencia técnica de Apple.

¿Una idea sexista? Alexa se vende con una voz que suena femenina por defecto y tiene un nombre que suena femenino. Es servil y está ansiosa por complacer. Si acosas o abusas verbalmente de Alexa, Alexa fingirá ignorancia o se desviará recatadamente. Amazon y sus competidores en el mercado de asistentes digitales pueden negarlo, pero el diseño y el marketing han llevado a una IA que parece innegablemente “femenina” desde el punto de vista patriarcal de hace siglos.

El libro La esposa inteligente: por qué Siri, Alexa y otros dispositivos domésticos inteligentes necesitan un reinicio feminista examina tecnologías que desempeñan roles tradicionalmente feminizados, incluidos robots de limpieza como Roomba. Debido a que Alexa y asistentes similares como Siri de Apple o Cortana de Microsoft son percibidos como mujeres, los usuarios les dan órdenes sin sentirse culpables ni disculparse, y pueden lanzar abusos y comentarios sexualizados a su manera. Y cuando los usuarios se sienten frustrados con los errores de los dispositivos, interpretan los fallos como una capacidad inferior o "aturdimiento" femenino.

El poder de un nombre. El anclaje más importante de nuestra propia identidad a lo largo de la vida sigue siendo nuestro propio nombre. Cuando escuchamos un nombre sin saber de quién se trata, comenzamos a hacer suposiciones sobre esa persona, aunque no la conozcamos. Desde cuál es su origen étnico, edad, ocupación, personalidad hasta su moral. Los nombres pueden ser comunes o raros, pueden tener ciertas connotaciones positivas o negativas, y pueden verse como atractivos o pasados ​​de moda y desagradables. En este reportaje de Magnet explicábamos por qué no es lo mismo llamarse Alex o Hugo, a llamarse Rodolfo o Bartola.

Estas características de nuestros nombres afectan inevitablemente cómo nos tratan los demás y cómo nos sentimos con nosotros mismos. Factores que se pueden trasladar a otros aspectos de la vida. Un estudio alemán publicado en 2011 concluía que las personas con nombres considerados pasados ​​de moda en ese momento (como Kevin) tenían más probabilidades de ser rechazados en apps de citas, en comparación con las personas con nombres más modernos (como Alexander). Lo mismo sucedía a la hora de encontrar empleo o de enfrentarse a la justicia. Los nombres sí importan.

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