Conforme han ido pasando las semanas de confinamiento los impulsos de consumo se han adaptado a las distintas circunstancias derivadas del encierro. Además de la demanda de papel higiénico, harina, levadura y esterillas de yoga, los españoles hemos aumentado la venta de cerveza, vino y destilados de forma progresiva.
112%. Este es el repunte más alto que ha experimentado la demanda de bebidas destiladas durante el confinamiento y corresponde a la semana 17 del año o, lo que es lo mismo, el periodo que va del 20 al 27 de abril. El incremento de las ventas de licores comenzó en la semana previa al estado de alarma, cuando el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación señaló un repunte del 21,2% respecto a la misma semana de marzo del 2019.
Conforme fueron pasando las semanas, esta demanda continuó creciendo: la primera semana del estado de alarma se situó en un 57% respecto a 2019, la del 6 de abril 93,4%, la del 13 de abril un 75% y la del 27 de abril un 83,4%.
Otras bebidas. Si el aumento de la demanda de espirituosos fue notable, la de cerveza y vino tampoco se quedó atrás. Según los mismos datos de consumo compartidos por Ejecutivo, tres semanas después del inicio del encierro, las ventas de cerveza subieron un 86% respecto a la misma semana de 2019 y, la última semana de abril, bajaron hasta ubicarse en un 60% por encima de la antigua normalidad. En las mismas fechas, el vino creció un 73% la semana del 6 de abril y la demanda bajó hasta el 37% registrado la del 27 del mismo mes.
¿Consumo segmentado? Un estudio elaborado por la Universidad de Portsmouth y el centro Alcohol Change UK ha ilustrado que el aumento de las ventas de alcohol en Reino Unido (en torno al 42% en marzo), no es fiel al consumo de la mayoría de los ciudadanos. Esta encuesta evidenció que el 47% de los participantes había reducido la toma de bebidas alcohólicas durante el confinamiento, mientras que un 27% reconoce beber de dos a seis veces a la semana y un 17% diariamente.
Dopamina y sesgo de confirmación. Beber reduce los niveles de estrés de forma momentánea al reducir la actividad neuronal y libera dopamina en el cerebro. Este neurotransmisor está relacionado con el centro de recompensa del cerebro y es lo que nos hace sentir "placer" cuando consumimos algo. Si a esta sensación de bienestar le añadimos el sesgo de confirmación presente en redes sociales, donde la gente ha estado mostrando en stories sus telecañas o televermús, el incremento de la demanda se entiende más fácilmente.
¿Cuánto puedo tomar? Después de años de debate la ciencia ha llegado a la conclusión de que no existe una cantidad mínima de alcohol recomendada y por ello recomiendan la ausencia del mismo en la dieta. De hecho, la Sociedad Americana de Oncología afirmó hace unos meses que "una de cada 20 muertes por cáncer es atribuible a la bebida". Por su parte, para evaluar el grado de dependencia que existe respecto a él, la OMS incluye en su página web un cuestionario de diez preguntas que, valora en función de las respuestas si estamos ante un consumo perjudicial, de riesgo o si somos dependientes.
Imagen: Romet Taboget/Unsplash
Ver todos los comentarios en https://www.xataka.com
VER 0 Comentario