Corea del Sur acaba de recibir una lluvia de globos cargados de basura y excrementos. El sospechoso: Corea del Norte

Hace unos días Corea del Norte se quejó del envío de propaganda al sur y ya advirtió que tomaría medidas

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Ni pájaros, ni aviones, ni drones. Lo que se han encontrado los habitantes de buena parte de Corea del Sur al mirar al cielo, más concretamente en la dirección de las rachas de viento procedentes del norte, son globos de helio. Cientos y cientos de globos con bolsas plásticas atadas con cuerdas y que —según la información que manejan en Seúl— proceden del país de Kim Jong-un. Por si la escena no fuera lo suficientemente llamativa de por sí, la auténtica sorpresa llegó cuando en Corea del Sur abrieron las bolsas. Dentro se encontraron basura. Y alguna que otra hez.

La imagen es delirante, pero tiene muy poco de cómica: los globos con heces acaban de provocar el enésimo encontronazo entre Seúl y Pyongyang.

¿Un pájaro, un avión…? No, lo que acaba de sobrevolar Corea del Sur son globos con bolsas. Cientos de ellos. The Guardian habla de alrededor de 150, pero la agencia Reuters asegura que han llegado a contarse más de 260. Y buena parte de ellos han acabado en el suelo tras flotar sobre las cabezas de los cariacontecidos surcoreanos. Se calcula que los globos han aparecido en casi todas las provincias de la nación. Algunos incluso alcanzaron Gyeongsang, en la región suroriental de la península. En Seúl parecen tener claro cuál es su origen: Corea del Norte.

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¿Y qué contienen las bolsas? No es frecuente encontrarse con un desfile de 260 globos sobrevolando un país; pero en este caso eso no es lo más curioso. La gran, la auténtica sorpresa, llegó cuando los artefactos empezaron a aterrizar en los campos y calles de Corea del Sur y sus habitantes echaron un vistazo a las bolsas. Dentro se encontraron con basura, como botellas de plástico usadas, pilas viejas, restos de zapatos… pero también estiércol y, en algunos casos, heces de animales.

Así lo han denunciado el Estado Mayor Conjunto de Corea del Sur (JCS) y la agencia de noticias Yonhap. No hace falta imaginárselo. Autoridades y particulares han difundido varias fotografías de los globos y su contenido derramado sobre el asfalto. En una de las bolsas incluso podría leerse la palabra "excremento".

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¿Una broma de mal gusto? A las autoridades de Corea del Sur no se lo pareció así. Como relata Reuters, los misteriosos globos con bolsas acabaron movilizando a la unidad de explosivos del ejército y un equipo de respuesta a amenazas químicas y biológicos. Todo para inspeccionar y recoger las bolsas. Para evitar riesgos, las autoridades decidieron además alertar a la población y pedirle dos cosas: la primera, que informaran de cualquier avistamiento; la segunda, que no se acercaran ni por supuesto tocaran ninguno de aquellos globos blancos.

La BBC explica que el martes a última hora los habitantes del norte de Seúl y la región fronteriza recibieron mensajes en los que las autoridades provinciales les rogaban que intentasen no realizar actividades al aire libre. Las fotos divulgadas por el ejército de Corea del Sur y que han circulado durante las últimas horas por las redes muestran lo que parecen ser bolsas llenas de basura, con tierra y papel.

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¿Pero quién los ha enviado? En Seúl hay pocas dudas. Miran al norte, a Pyongyang, al que ya han culpado del envío de los globos. Un funcionario de la oficina presidencial no dudaba en hablar con Reuters de "guerra psicológica" y Yonhap se hacía eco también en las últimas horas de declaraciones del JCS que advierten de la gravedad del incidente y apuntan a Corea del Norte.

"Estos actos de Corea del Norte violan claramente el derecho internacional y amenazaban gravemente la seguridad de nuestro pueblo". De ahí que la autoridad surcoreana haya advertido ya al gobierno del norte liderado por Kim Jong-un que "detenga de inmediato" lo que considera "actos inhumanos y vulgares".

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¿Cuál es el contexto? Lo que acaba de ocurrir en Corea del Sur se entiende mejor con contexto. Primero, porque el uso de globos no es nuevo. Ambos países, tanto la República de Corea como la República Popular Democrática han echado manos de ellos para sus campañas de propaganda desde mediados del siglo XX. Segundo, porque el episodio de las últimas horas llega solo días después de que Pyongyang se quejara de que los activistas del sur distribuyen con "frecuencia" "folletos y otra basura" en la frontera, en alusión a panfletos anti-norcoreanos.

El domingo el viceministro de Defensa de Corea del Norte, Kim Kang Il, lanzó incluso una advertencia que ahora, tras el despliegue de globos sobre Corea del Sur, suena casi a declaración de intenciones: "Montones de papel usado y basura pronto se esparcirán por las zonas fronterizas y el interior de la República de Corea; experimentará cuánto esfuerzo se requiere para eliminarlos".

¿Es la primera vez? No. Y no hay que remontarse muy atrás para encontrar otros casos. En 2018, sin ir más lejos, las dos Coreas estaban enzarzadas en una peculiar "guerra de globos", con artefactos de helio que viajaban de un lado a otro de la frontera con octavillas propagandísticas. Además de enviar panfletos críticos con el régimen de Kim Jong-un, los activistas del Corea del Sur han llegado a enviar también memorias USB con documentos prohibidos en el norte.

Durante la pandemia incluso enviaron mascarillas quirúrgicas, analgésicos y vitaminas. Hay incluso quien opta por arrojar botellas plásticas al mar Amarillo con la esperanza de que acaban en la costa al otro lado de la frontera. En 2020 las autoridades surcoreanas llegaron a aprobar una ley que penalizaba la difusión de panfletos contra el régimen de Kim Jong-un, si bien la norma acabó anulada.

Imagen | Ryan Chan (Flickr)

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