El coronavirus ha desplomado a la extrema derecha en Europa. Su agenda ahora mismo no interesa

En los últimos años, los partidos políticos de extrema derecha a lo largo de Europa han aprovechado las crisis para ganar adeptos y son varios los partidos que han llegado al poder gracias a estas estrategias. La crisis financiera de 2008, la crisis de los refugiados que comenzó en 2014 y el debate actual sobre el cambio climático han supuesto grandes oportunidades para aprovecharse con fines políticos de una creciente incertidumbre y del resentimiento.

Sin embargo, los primeros indicios sugieren que estos grupos no han tenido tanto éxito con la crisis del coronavirus. Al menos de momento parece que los gobiernos europeos en funciones tienen el control.

En Internet, los grupos de extrema derecha han desempeñado un papel importante en la propagación de teorías conspiranoicas sobre los orígenes del coronavirus durante la pandemia. Han ayudado a difundir la idea de que el virus ha sido creado en un laboratorio (e incluso que fue propagado intencionalmente entre la población) a pesar de la abrumadora cantidad de pruebas que demuestran lo contrario. Han culpado a las minorías la propagación de la enfermedad y han adoptado una retórica racista culpando a China de la pandemia.

A su vez, muchos partidos políticos de extrema derecha han hecho uso de estos debates y los han introducido en los temas de conversación general de la población.

Teniendo en cuenta la gran cantidad de teorías conspiranoicas que han circulado por Internet durante los últimos meses, en Europa cada vez hay más gente preocupada ante una posible nueva oleada de políticas xenófobas populistas y que la extrema derecha aproveche para ganar votos. Sin embargo, hasta ahora parece que esta crisis no ha sido particularmente "rentable" para estos grupos y parece que incluso se están viniendo a menos.

A la baja

En Alemania, el partido de extrema derecha AfD aceptaba abiertamente algunas teorías conspiratorias y algunos de sus miembros consideraban que las medidas de confinamiento de Merkel eran innecesarias.

Al principio ganaron adeptos entre una población que intentaba adaptarse a una nueva y extraña forma de vida. Sin embargo, rápidamente estuvo claro que al AfD le había salido el tiro por la culata cuando el confinamiento en Alemania empezó a dar resultados y se redujo el número de infecciones.

El AfD ha perdido una cantidad significativa de apoyos durante la pandemia, pasando de cerca de un 15% de aceptación en las encuestas previas al coronavirus a poco más del 9% en la actualidad. Todo un golpe para los ultranacionalistas alemanes.

Mientras tanto en Italia, a Matteo Salvini, líder del partido la Liga, le ha resultado bastante complicado captar la atención de los medios de comunicación nacionales; algo que para él es toda una nueva experiencia. Los mensajes de su partido político han sido contradictorios. A finales de febrero, el partido pedía que se reabriera la región de Lombardía, parcialmente cerrada, para posteriormente pedir su cierre total. Según un análisis de la página web de noticias Politico sobre las encuestas de opinión en Italia la popularidad de la Liga ha bajado un 11% con respecto al año pasado.

El partido francés Frente Nacional tampoco está en su mejor momento. Marine Le Pen, cabeza del partido, afirmó que tiene sentido preguntarse si el coronavirus fue creado en un laboratorio. Según una encuesta reciente, el 40% de los votantes del Frente Nacional cree que el virus fue creado de forma intencional en un laboratorio y parece ser que el apoyo al partido se ha estancado durante la pandemia.

En Grecia, el líder de un nuevo grupo de extrema derecha llamado Solución Griega se encuentra siendo investigado por el tribunal supremo del país por producir anuncios para la televisión donde se anunciaban bálsamos como "protección oficial contra el coronavirus". En España, Vox tampoco ha subido en las encuestas y los partidos mayoritarios han remontado durante la crisis.

Los gobiernos se mantienen en el poder

A pesar de los continuos intentos por parte de la extrema derecha de provocar más inestabilidad durante la pandemia, la mayoría de los países europeos han mantenido el apoyo a sus gobiernos. Ni siquiera los principales partidos de la oposición han conseguido manchar su imagen.

Los alemanes han apoyado el enfoque de Angela Merkel basado en pruebas y tanto el francés Emmanuel Macron como el italiano Giuseppe Conte han subido en las encuestas.

El éxito de Grecia a la hora de controlar el virus hasta la fecha tampoco ha pasado de largo. Es difícil ganar adeptos para los partidos de la oposición cuando el gobierno ha conseguido mantener el número total de infecciones en menos de 4.000 con medidas rápidas para limitar el movimiento de la población.

La situación de los partidos de extrema derecha y los partidos nacionalistas de Europa representa una ruptura muy interesante con el pasado. Durante la última década, la mayoría de las crisis del continente se saldaron con una fractura en las negociaciones entre los diferentes países europeos, como en el caso de la gestión de la crisis financiera y la crisis de los refugiados, dando pie a que aumentara el apoyo a la extrema derecha.

Recurriendo a viejas nociones de identidad y movidos por las teorías conspiranoicas en Internet, las caras de la extrema derecha han vuelto a manifestar abiertamente sus recelos sobre la política europea, intentando sacar provecho de la crisis. Pero en comparación con los enfoques más científicos y realistas de la mayoría de los gobiernos europeos, su oferta parece ser insuficiente.

La extrema derecha ha sido la gran perdedora de esta pandemia. No solamente ha perdido credibilidad, sino que su agenda nacionalista parece ser muy poco relevante en tiempos del coronavirus. Entre confinamientos y cierre de fronteras, el tema de la inmigración ha perdido relevancia en 2020 y el hecho de que no se hayan encontrado soluciones viables para el problema que tenemos en estos momentos ha perjudicado la popularidad de las caras de la extrema derecha.

Sin embargo, ahora que lo importante es la necesidad de volver a la "normalidad", las cosas podrían volver a cambiar. La impaciencia está creciendo entre una población que lleva viviendo con restricciones durante meses.

Se avecina una recesión y parece que va a ser mucho peor que la crisis de hace una década. Se trata de una oportunidad tanto para los gobiernos como para los grupos marginales, algo que la extrema derecha analizará al detalle para intentar debilitar más aún las democracias liberales.

Autor: Georgios Samaras, doctorando del Departamento de Estudios Europeos e Internacionales del King's College London.

Este artículo ha sido publicado originalmente en The Conversation. Puedes leer el artículo original aquí.

Traducido por Silvestre Urbón.

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